Los pensamientos suicidas le pueden llegar a cualquiera

MARÍA DE QUESADA

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Del suicidio no se habla. Es un tema tabú enterrado con frecuencia bajo un manto de culpa y de vergüenza que hace la vida más difícil de lo que ya es. Y una lacra de magnitudes muy serias si abrimos el foco, es la primera causa de muerte no natural en España en la franja de edad entre los 15 y los 29 years (sobre todo en hombres), desde que en 2008 superara a los accidentes de tráfico, que ahora han quedado muy atrás. La periodista María de Quesada intentó suicidarse con quince años y ha tenido que superar los cuarenta para empezar a hablar de su experiencia y transformarla en algo positivo y útil para la sociedad, una asociación dedicada a la prevención del suicidio llamada La niña amarilla que un día soñó. Literal. En septiembre, mes dedicado a la prevención del suicidio, publicó un libro con el mismo nombre que recoge su propio relato suicida y el de muchas otras niñas (y niños) amarillas que, valientes, han decidido dar un paso al frente y contar qué les llevó a una situación límite, cómo se sintieron y cómo la superaron. Hemos hablado con ella sobre la salud mental, el suicidio y cómo prevenirlo.

¿Por qué es importante hablar del suicidio? ¿Por qué sigue siendo un estigma tan grande en nuestra sociedad?
Es importante hablar del suicidio porque los números de muertes no bajan y nunca lo han hecho. In 2019, 3.671 personas se quitaron la vida en España y no estamos haciendo nada para evitarlo. Deberíamos estar hablando del suicidio todos los días (and in prime time) para encontrar soluciones y poder prevenirlo. Why, y he aquí la buena noticia: el suicidio se puede prevenir.

Es un tabú porque socialmente, y desde hace demasiado, se ha considerado como un problema individual (como la violencia de género en su día, For example) y no se ha tratado como el problema de salud pública que es. Since the year 2000 la Organización Mundial de la Salud ya recomienda a todos los países del mundo que implementen medidas para prevenir el suicidio y empezar a crear planes integrales en la administración pública que ayuden a bajar las cifras. Australia, Canada, Japan, Suecia o Gran Bretaña han dado grandes pasos. En España tenemos un espectáculo de clase política. Recordemos que cada número puede ser tu madre, mi hijo tu amiga o yo misma. Besides, históricamente el suicidio ha estado muy estigmatizado por ser considerado casi como un crimen; in fact, en España, hasta el año 1983 no se enterraba en los cementerios a las personas que se suicidaban y era considerado un acto pecaminoso. Con este panorama a ver quién le comenta a alguien que tiene pensamientos suicidas. Y, however, es lo que te puede salvar la vida.

Es un tema espinoso porque, además de ser tabú, tratarlo públicamente sin la sensibilidad y los conocimientos adecuados puede favorecer un efecto contagio. ¿Cómo se evita este efecto? ¿Qué hacemos mal los medios de comunicación?
Los medios de comunicación hemos de aprender a comunicar el suicidio para prevenirlo (efecto Papageno) y no para causar más muertes (efecto Werther), y este paradigma lo tenemos que cambiar usando las recomendaciones que da la OMS desde el año 2000, y con el informe Prevención del suicidio: un imperativo global (2014). Ya en pandemia el Ministerio de Sanidad publicó un manual con estas recomendaciones, y la agencia EFE e incluso la Generalitat Valenciana, que fue pionera con el plan de prevención del suicidio en el año 2016. Pero estas recomendaciones a los medios no se pueden quedar colgaditas en la web para decorar, están para utilizarlas y es nuestra responsabilidad como altavoces y agentes de cambio social convertirnos también en agentes de prevención del suicidio. Desde la asociación La Niña Amarilla que hemos creado ya hemos empezado a dar charlas en la universidad para estudiantes de Periodismo y Comunicación porque sabemos que es fundamental la formación, y también queremos ir a institutos y coles para abrir este espacio necesario.

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La niña amarilla recoge relatos suicidas con detonantes y contextos muy diferentes, tú misma abres la lata contando tu propia experiencia, cuando con quince años quisiste desaparecer. ¿Cómo de sanador ha sido compartir tu historia?
Ha sido una decisión muy consciente y, aunque no ha sido fácil ni lo es a días, mi propósito está por encima de mi historia, que es solo una más. Quiero empezar por mí misma para poder participar de este cambio de paradigma social, porque el silencio no ha servido de nada hasta hoy. So, hablemos. Aunque otras personas no estén preparadas para hablar de su conducta suicida, las que sí lo estamos podemos hacerlo y acogerlas, y aún más, podemos ayudar a reducir el tabú, a visibilizar el problema y a educar a la población haciéndola más consciente para que todo el mundo sea parte de la solución.

En la charla online que hiciste con la alpinista Edurne Pasabán el septiembre pasado ella comentó que las personas que intentan suicidarse no se quieren morir, lo que quieren es quitarse el dolor. Explícanos esta idea y, by the way, cuéntanos cómo conseguiste que Edurne se enrolara en el proyecto y firmara el prólogo del libro.
Entiendo perfectamente y comparto lo que quería decir Edurne. Cuando estás en el punto de pensar en desaparecer del mundo lo único que quieres es no vivir con ese sufrimiento; no quieres acostarte cada noche con la idea de no levantarte ni abrir los ojos, con la idea de que la vida te pesa hasta ese punto. Quizá sea difícil ponerse en nuestra piel, y quizá si hablamos más y compartimos cómo nos sentimos, menos personas llegarían al punto de pensar en suicidarse. Es importante crear espacios seguros de comunicación en los que cualquiera pueda expresar lo que siente sin juicios, solo con amor.

Sigo la carrera de Edurne desde Al filo de lo imposible y siempre la he admirado como deportista y como mujer; además hoy en día, a través de sus conferencias, ofrece herramientas útiles que ella ha aprendido en su vida en la montaña y que son aplicables a la vida de cualquiera, a pie de calle. Casualmente escuché una charla suya en Youtube cuando estaba acabando el libro y después la busqué en redes. Le escribí, me contestó a los pocos días, intercambiamos algunos correos en los que se mostró muy amable y generosamente acepto escribir el prólogo del libro contando su historia de conducta suicida y cómo superó esas duras etapas. Ella es el ejemplo que demuestra que los pensamientos suicidas le pueden llegar a cualquiera, independientemente de quien sea, de su éxito, de su carrera, o de su posición. Por eso hemos de aprender y ser más conscientes del problema que es el suicidio porque mañana también puede ser nuestro familiar. O tú.

A pesar del tema que trata, no es un libro especialmente duro de leer, quizá porque el final de cada capítulo nunca es dramático. Los protagonistas son los que cuentan su propia historia y eso quiere decir que siguen vivos, y con la fuerza y la confianza suficientes para contarlo. ¿Desde qué perspectiva has tratado tú el tema? ¿Cuál era tú intención?
Mi aportación es escribir esas historias desde el amor, porque creo que es el único lugar desde el que podemos tratar el suicidio. Son historias muy duras en las que siempre hay una luz para la persona que la vive. Quizá sea un profesor, un familiar, una amiga, una hija o una pasión, como la música. Pero en todos los relatos hay algo por lo que vivir. Lo que yo pretendo es que las personas que estén en una situación delicada y lo lean sepan que es posible salir, porque nosotras lo hemos conseguido y ellas también pueden si piden ayuda a tiempo.

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Preséntanos a algunas de tus niñas amarillas ¿Qué circunstancias les llevaron a querer desaparecer y cómo lo superaron?
Me emociona especialmente la historia de Alma y el desgaste de los suspiros. Alma es una adolescente de quince años cuando su padre muere por suicidio, y antes de eso ella ya ha vivido abusos, abandono y maltrato. A pesar de todas las piedras que tiene en su camino, y a su corta edad, es capaz de querer agarrarse a la vida y lo hace desde su propia luz interior, que le lleva a saber que quiere vivir la vida con alma, sintiendo todas sus emociones, incluso las más difíciles. Otra historia que me llega al corazón es la de Epi, creo que el libro destapa otros tabús enormes de nuestra sociedad como son el maltrato físico y psicológico en la infancia, los abusos sexuales, la violencia de género, el acoso escolar o los trastornos alimentarios. Como sociedad hemos de avanzar para evitar que en nuestra infancia vivamos experiencias así de duras y que nos pueden afectar el resto de nuestras vidas siendo un enorme factor de riesgo para el suicidio. Todas las historias son valientes y admirables, además te permiten conectar con las emociones que atravesamos las personas cuando hemos estado en el punto de querer suicidarnos.

Según los datos oficiales de 2019, se suicida una persona al día en la Comunitat Valenciana. Aún no conocemos las estadísticas de 2020 y 2021, los años de la pandemia, pero podemos imaginar que esta curva también habrá subido. Luckily, la salud mental ha sido foco de debate en los últimos meses en diferentes frentes, desde el deportivo hasta el político. Tu libro no podría haber llegado en mejor momento…
Si lo hubiera hecho adrede no habría pasado. Siento que algo que no controlo lo hace fluir todo de una manera muy fácil desde el momento en el que decido contar mi historia hasta que se publica el libro hace unas semanas. Como si el camino estuviera trazado ya; y me siento enormemente agradecida por todas las personas que me acompañan y a las que estoy conociendo en el proceso. Es un aprendizaje continuo porque sé que La niña amarilla va a formar parte de mi vida siempre. Y si con este proyecto conseguimos salvar una vida pues ya habrá tenido todo el sentido.

La Conselleria de Educación acaba de poner en marcha una nueva estrategia educativa para prevenir el suicidio en el ámbito escolar que incluye un protocolo de actuación y un programa de formación del profesorado. ¿Cómo valoras la medida? ¿Qué más pueden hacer los poderes públicos para ayudar a minimizar el problema? ¿Qué podemos hacer nosotros como individuos para detectar una conducta suicida, tratarla con sensibilidad y prevenirla?
Esta medida es absolutamente necesaria y me hace pensar que estamos en el camino, dando pasos para ayudar a más personas y prevenir desde la infancia. También espero que esta medida sea el principio de un plan integral y urgente que sería el Plan Nacional para la Prevención del Suicidio, porque necesitamos que todos los agentes de prevención estén coordinados y comunicados: el ámbito educativo, la sanidad, las fuerzas de seguridad, los medios de comunicación y la sociedad civil. Todas las personas podemos ser agentes de prevención del suicidio si somos conscientes; creando espacios para nuestro entorno, sin juicio, preocupándonos en nuestros pequeños círculos por las personas que dan señales como aislamiento, cambios de humor, adicciones, o si verbalizan que quieren desaparecer. No tengamos miedo, preguntémosles abiertamente si están pensando en el suicidio y ofrezcámosles nuestro acompañamiento. Hablar salva vidas, el silencio es lo que te puede llevar al agujero más profundo. So, hablemos de suicidio.

Líneas de ayuda:
Teléfono de la Esperanza: 717 003 717
Teléfono contra el suicidio: 911 385 385
Emergencias 112

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