CENTRE DEL CARME. Museu, 2
Lo bueno de las retrospectivas es que destapan la evolución de un artista con el paso de los años, en este caso, desde la mismísima escuela de Bellas Artes. Si empezáis por el final, Punto de fuga recoge estudios figurativos clásicos que Fuencisla Francés realizó cuando estudiaba la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, ubicada por aquel entonces (años 70) en la misma sala Ferreres que ahora recoge su retrospectiva. Al salir, en el pasillo central, cuelga la gran escultura a lo Alexander Calder que da nombre a la exposición, una lluvia de fragmentos de madera blanca que cae del cielo generando infinitos puntos de fuga. Esta exposición recoge los tres elementos que caracterizan la obra de Francés: el uso del papel, la fragmentación y el site especific. Los imponentes mil metros cuadrados de esta sala abrumadora son a la vez continente y contenido, porque la artista ha intervenido directamente sobre sus muros extendiendo la obra más allá del lienzo. El arranque del recorrido es una explosión de teselas que cubren las paredes del hall de arriba abajo, la artista deconstruye su obra para volver a construirla en miles de diminutos fragmentos que forman un collage pulcro y minucioso. Los materiales utilizados son frágiles, pero el conjunto es de una potencia arrolladora.
Punto de fuga se enmarca dentro de la convocatoria Trayectorias del Centre del Carme que tiene el objetivo de repasar el camino artístico de artistas valencianos o residentes en València. Y desde el principio lo ha hecho teniendo especial sensibilidad con las mujeres artistas (Teresa Cebrián, Ana Teresa Ortega…), dispuesto a paliar la deuda histórica que el mundo del arte tiene con ellas. Fuencisla Francés, sin ir más lejos, reconoció en la presentación de la muestra haberse sentido silenciada y olvidada. Aquí se reivindica con collage que evoca cristales que se rompen a cámara lenta, pilares que invitan al espectador a introducirse dentro de la pintura, e instalaciones donde lo sonoro potencia las formas y genera sensaciones. Resonancias (2004-07), probablemente la pieza de la que se siente más orgullosa, también la más contemporánea, es una habitación negra iluminada con luz fluorescente de la que cuelgan teselas reflejantes creando un ambiente sobrecogedor con el canto de Fátima Miranda. Justa revisión a una artista muy interesante. S.M.