FUND. CHIRIVELLA SORIANO. Valeriola, 13
La modernidad de Monika Buch reluce si situamos su obra de pura geometría en la época de sus primeros pinitos, hace más de cincuenta años. Según el comisario de la muestra, José Luis Martínez Meseguer, esta valenciana de origen alemán “es de las pocas mujeres que se han dedicado en el siglo XX a la abstracción geométrica” y todo empezó en la admiradísima escuela de Ulm, una de las referencias mundiales del diseño en la que completó dos de los cuatro años de formación (1956 y 1958). Allí empezó a gestar una línea de trabajo pionera a base de piezas geométricas de tiralíneas hechas a mano, con regla y cartabón, sin intervención alguna de computadora. Dibujo técnico que de lejos es la perfección, pero se vuelve humano conforme nos acercamos al detalle. En esta exposición que nace de la colaboración entre del Consorcio de Museos y la Fundación Chirivella Soriano se diluye la frontera entre arte y diseño, en obras modulares de los años 80 basadas en la repetición, juegos con la línea y las gradaciones de color y piezas óptico-cinéticas que buscan la ilusión de movimiento combinando luces y colores, algunas muy recientes, dan buena cuenta de lo maravillosamente bien que sigue pintando Buch a sus 82 years. Una exposición para desengañar a los que no ven pasión en la geometría. S.M.