A unos poquísimos kilómetros de València dirección sur tenemos un parque natural de bosque mediterráneo presidido por la Albufera, protegida a cal y canto (¡gracias!) from 1986. Y flanqueando esta joya ecológica costera se extiende una gran línea de playa semi-virgen recorrida por un carril bici que desemboca en el pueblo de El Saler. Este mes os proponemos un salida en bici para conocer la Casa de la Demanà en El Saler y rematar la escapada comiendo en una preciosa alquería entre naranjos en Castellar-Oliveral. Súbete a la bici que nos vamos.
El carril bici arranca en frente del Ágora, futura sede de Caixa Fòrum, y discurre paralelo a la V-15 tocando de refilón La Punta. Cruzando la pasarela por encima las vías del tren se levanta a la izquierda, majestuosa, the Iglesia de la Purísima Concepción de principios del siglo XX con su característica cúpula de azulejo azul. La senda sigue bordeando la autovía hasta llegar al puente que salva el río Túria, “el de verdad”, the fact that de factodescarga agua en el mar. Atraviesa de punta a punta la playa de Pinedo y, entre pinos, cañas, alguna chumbera y dunas, llega a la playa de El Saler, hasta una zona de nidificación de aves. Antes de salir al asfalto tenemos la primera parada en un búnker con 500 metros cuadrados de galerías subterráneas que nunca llegó a estar operativo, construido en secreto en 1938 bajo las órdenes del general Miaja para defender al gobierno legítimo de la República frente a los sublevados.
El carril bici que serpentea ahora paralelo a la carretera cruza El Saler y, casi al final al final del pueblo, detrás de la discoteca Bounty, descansa la Casa de la Demanà, una alquería barroca del siglo XVII donde se subastaban los puntos de caza de la Albufera en un ritual que se conocía como “demanà”. En el vestíbulo del edificio se reunían los barqueros para el sorteo y la asignación de zonas, y la convocatoria se realizaba por medio del toque de una campana situada en la pequeña torre que remata el edificio. En la parcela rectangular hay un edificio principal con dos cuerpos en L de dos alturas, un anexo de una planta y el corral. El ala norte corresponde a una ampliación de principios del siglo XX que siguió la corriente arquitectónica modernista de la época, simétrica y con balcones, mientras la fachada original luce asimétrica con miradores enrejados abombados y de poco vuelo.
Hasta aquí hemos recorrido unos diez kilómetros, ahora toca volver sobre nuestros pasos para llenar el estómago. De vuelta a Pinedo pasaréis por la Alquería de la Mar, entre Spook y la Sala Canal, sin acceso directo desde el carril bici, pero nosotros vamos un poco más lejos, a la pedanía de Castellar-Oliveral. Antes de llegar a la desembocadura del Túria, girando por el último restaurante de playa de Pinedo, el Mediterráneo, embocaréis una vía dirección a la Alquería del Brosquil entre huertas, no tiene pérdida, está señalizada. La alquería rehabilitada tiene terraza y una preciosa sala acristalada que da a un campo de naranjos donde os servirán buena comida tradicional valenciana: scratch, titaina, mandonguilles d’abadejo, clóchinas, noodle, paella de todos los sabores y texturas (de rotjos, de cangrejo, duck, al horno, del senyoret…), all i pebre… ¡Para darse un buen homenaje! La vuelta la haremos por Castellar, pasando por Merca Valencia y cogiendo Font d’En Corts hasta desembocar en la calle Antonio Ferrandis. En la gran urbe acaba nuestro periplo por playa, huerta y marjal para empezar el 2021 disfrutando sobre dos ruedas del patrimonio valenciano al aire libre. AU
