HASTA EL DOMINGO 14/4
IVAM. Guillem de Castro, 118
Pisa arenas movedizas la exposición popular del IVAM. El término “popular” es escurridizo, por eso, para navegar el barco, hacia falta un curador como Pedro G. Romero especialista en los imaginarios de las culturas populares que ha reflexionado sobre el uso y la administración ideológica de las imágenes. Su postura es que “lo popular” lo intenta vender el capitalismo envuelto en entretenimiento para dominar y adormecer a las masas (“la princesa del pueblo” y estas cosas), pero en realidad lo construyen aquellos a los que se les ha negado derechos y por tanto no son sujetos políticos, pero cuyos haceres desprenden una gran potencia simbólica. Se refiere a las mujeres, al colectivo lgtbiq+, a los niños, a los locos, a los migrantes o a los gitanos, eternos extranjeros en España que, sin embargo, representan el imaginario de “lo español”: Carmen, los toros y el flamenco, ese arte marginal que hoy entra en auditorios prestigiosos de todo el mundo, como los readymades de Marcel Duchamp se colaron en los museos a principios del siglo XX. El dadaísmo es uno de los baluartes de la colección del IVAM, rica en obra de los años 20-30 y 60-70 donde lo popular está muy presente. De la primera etapa custodian obras del constructivismo ruso, francés y alemán, arte de la república española y de la guerra civil, de cuando el proletariado estaba construyendo su imaginario simbólico. De la segunda, arte pop valenciano vinculado a la lucha antifranquista (Equipo Crónica, Estampa Popular…), también obra de Richard Hamilton, según G. Romero, uno de los artistas que mejor entendieron la cultura popular después de la Segunda Guerra Mundial. Esta muestra construida al 95% con fondos del IVAM pone en valor la impresionante colección del museo insignia de la capital alejándose de las lógicas binarias que separan lo popular de lo culto, lo normativo de lo marginal. Y lo hace prendiendo una traca de obras de arte que desbordan por todos lados, apostando por el exceso tan propio del lenguaje popular.
Lo valenciano queda recogido en tablillas de Ignacio Pinazo sobre las fiestas y el folclore de la tierra, en carteles de Josep Renau que acompañan a otros de Lissitzky y Heartfield, en fotografías urbanas de Joaquín Collado o Jose Aleixandre, en carteles de la discoteca ACTV firmadas por Quique Company, en los juguetes de madera pintada de José María Gorris satirizando personajes y costumbres de la sociedad española o en el proyecto Espejo del mundo donde María Jesús González y Patricia Gómez —que acaban de inaugurar exposición en el Centre del Carme— exploran la memoria del hospital psiquiátrico Padre Jofre de Bétera. Traspasando lo local está George Grosz con sus dibujos de buhoneros, traperos y delincuentes, Grete Stern criticando la reducción de la figura femenina al rol de la mujer-objeto, Cindy Sherman jugando con la realidad y la ficción para poner en solfa el poder de las imágenes, las Guerrilla Girls cuestionando qué se enseña en los museos, Cristina García Rodero documentando fiestas como el Burning Man Festival de Nevada y Alberto García-Alix fotografiando usos y costumbres del pueblo gitano. Pero hay muchísimo más, en popular encontraréis obra de algunos de los y las artistas más importantes a nivel mundial del siglo XX: Man Ray, Tristan Tzara, Calder, Miró, Picasso, Picabia, Dubuffet, Dorothe Lange, Walker Evans, Gordon Matta-Clark o Warhol, entre muchos otros. La exposición incluye un recorrido sonoro —que se puede seguir en la sala mediante códigos QR— de 45 piezas musicales relacionadas con las obras de arte, entre ellas, quince composiciones originales del cantaor ilicitano Niño de Elche. Hay flamenco y músicas de la diáspora latina, spoken word y música electrónica de baile, por ejemplo, en el tema que le dedica a Valie Export, performer cuyo tatuaje de una hebilla de liguero aparece en la portada del disco Motomami sobre el muslo de Rosalía. Lo popular muta, da bandazos y se retroalimenta. S.M.
