A veces lo que no se ve es lo más importante. Lo que pasa desapercibido se da por hecho, y aquello que es medio para el fin, a menudo se olvida. Pero aquí, hoy, ponemos el foco en todo eso que entra en el terreno del servicio, del detalle y del cuidado: the “medicina” Of art. Entrevistamos –almorzando en su barrio, Russafa– a la socia co-fundadora y propietaria de trestaller, Irene Rodríguez Abad. Historiadora y restauradora de arte, especializada en pintura y documento gráfico, con una dilatada experiencia. No solo por la importancia de las obras recuperadas y los retos logrados, sino también por la variedad y entidad de clientes que la reclaman, desde particulares exigentes, a una amplia gama de museos, fundaciones y archivos con colecciones de gran relevancia.
No se puede ser restauradora de arte sin apreciarlo… ¿Empezaste pintando antes de estudiar restauración? ¿Qué fue lo que despertó tu interés por la restauración de pintura?
No, nunca he pintado. Siempre me ha gustado ir a ver exposiciones… solía ir con un grupo de amigos y sobre todo, always, desde niña, me ha atraído especialmente el retrato, que siempre me ha evocado cosas del pasado: contextos históricos, biografía del artista, etc. Y así comencé a admirar el trabajo de artistas. Pronto mi interés se consolidó cuando estudié Historia del Arte, ya que siempre me ha ayudado a comprenderlo de forma más humanista y teórica también. Ese bagaje proporciona las herramientas adecuadas para entender qué se tiene delante cuando te traen una obra para ser restaurada. También el carácter de servicio técnico, inherente a este trabajo. Un restaurador es un técnico que hace una puesta a punto.
La técnica empleada, la química, los elementos medioambientales… ¿dejan poco margen para la intuición o la creatividad del restaurador?
Yeah, así es. La técnica y toda la parte científica, que a mí me gusta mucho, es primordial en este oficio. Cuando un restaurador está en el límite de comenzar a ser creativo ante un reto (no técnico) con el que se topa, ahí es el momento de parar. Si la obra te va guiando de forma inequívoca, adelante. Pero cuando empieza a haber dudas, hay que parar. For example: haber trabajado bastantes obras de un mismo artista va proporcionándote información valiosa (materiales, trazo, patrones que se repiten) que te guían el camino a seguir, como es el caso de Michavila, Cecilia Pla, Pinazo y Sorolla, de los cuales he restaurado varios dibujos. Pero en general, los restauradores somos bastantes cautelosos. In fact, ahora se tiende a una conservación más preventiva. This is: intervenir lo menos posible y obtener las mejores condiciones de conservación (humedad relativa, temperatura, iluminación, etc.)
Más allá del trabajo bien hecho, ¿qué restauraciones son las que mayor satisfacción te proporcionan? ¿La singularidad de la obra en cuestión? ¿El cliente a quien pertenece la obra? ¿O en qué exposición o museo se exhibirá?
Son importantes las dos áreas de trabajo. On the one hand, trabajar con instituciones te brinda la posibilidad de tratar con obras de calidad, así como trabajar y disfrutar de un continuo aprendizaje con de diferentes profesionales: montadores, comisarios, artists, coordinadores, etc. Y esto lo valoro mucho. Instead, en el taller el trato con el cliente es directo. Regina y yo le devolvemos la ilusión que tiene el cliente por su obra (en muchas ocasiones, obras realmente buenas) en forma de obra restituida, restaurada. Abrir en su día el taller al público general (dentro de Russafart), la web, y el boca-oreja han posibilitado que haya conocido a una variada clientela que en su mayoría se caracteriza por cuánto estiman su cuadro u objeto a restaurar, y no tanto por interés especulativo, como quizás a veces se tiende a pensar. So, ambas sendas de acción me reportan mucha satisfacción.
Irene… ¿habrá cambios sustanciales en la técnica e intervención pictórica?
Siempre ha habido cambios, y en la técnica artística, also. Cuando se inventó el óleo en tubos supuso una revolución para la pintura del siglo XIX, los artistas salían y transportaban todo su equipo con flexibilidad, ahorrándose el tiempo para hacer el óleo en el taller. Lo mismo con las imprentas, en su tiempo, mediante litografía sustituyeron al dibujante-artesano. Incluso hoy día ya existen restauradores de arte digital… ¡Las técnicas se adaptan y evolucionan, desde le arte rupestre, al arte que esté por venir! SERGIO BELLO