Sergi N. Castellanos, Valencia (1990) se graduó en la Hochschule für Musik und Theater de Múnich. Es bailarín profesional en el Ballet Nacional de Praga. Ha trabajado en el Ballet Nacional de Finlandia y en el Ballet Estatal de Baviera (Alemania). Amante del mar y los viajes, apasionado lector, pianista y compositor de música, dedica el tiempo libre a escribir poemas y relatos. El Barco de Marfil (Opera prima, 2015) es su primera novela.
En El barco de Marfil las historias se van sucediendo capítulo tras capítulo por voz de un narrador que a su vez las oye de otros, como las leyendas, ¿fue difícil llegar a este narrador, en qué momento decidió que era la mejor forma de narrar esta novela así?
Cada inicio de capítulo tiene un componente único que sólo pueden entender los bailarines: Las Audiciones. Cada bailarín sabe muy bien lo que supone ir durante mucho tiempo buscando trabajos a muchos sitios del mundo. Los viajes que narro han sido experiencias reales, tintadas del matiz de la historia irreal. Era una forma fácil de hacer mías las aventuras descritas. Este recurso era muy común en los libros de caballería. Nótese que El Quijote ha sido la obra-referencia en esta novela, con la diferencia de su tema.
De entre todos los personajes, además de los hermanos Erik y Halliah, me quedo con el capitán Adrian van Clemens, quizá por esa particularidad que le hace singular a ojos del lector, ¿de dónde tomó la inspiración a la hora de crearlos?
Erik y Halliah surgieron de mi primera impresión de Escandinavia, como parece que queda claro en el primer capítulo. En diferente situación tuve la idea de Adrian van Clemens. Es quizás el personaje que más cambia a lo largo de la historia, y el que más profundidad muestra. Al fin y al cabo no queda claro dónde acaba el hombre-sin-destino y empieza el héroe que el lector espera. Es una mezcla de las caras de la fortuna, inestable, inexplicable. Un holandés errante que va en busca de su vida.
El que los personajes sean tan multiculturales a bordo de un barco, un espacio reducido, ¿encierra en sí una metáfora sobre la comunicación y el entendimiento entre las personas?
Como bailarín debo admitir que es muy común relacionarme con gente de muchos lugares, por lo que el detalle de los viajes y la internacionalidad lo veo común y habitual. El Barco de Marfil actúa como un micromundo en el que la tripulación debe convivir sin remedio a escapar. Esta situación parece evidenciar la imposibilidad de la paz entre los humanos.
Una de las aventuras de los personajes tiene que ver con la Batalla de Rande, en octubre de 1702, ¿por qué eligió este episodio histórico concreto?
Bueno, supongo que de alguna forma debo ser crítico con el país en el que nací pero tuve que irme cuando cumplí dieciocho años por cuestiones laborales. España parece olvidar (o simplemente desconocer) cuánto se hizo en el pasado y de qué forma han ido evolucionando las cosas. La batalla de Rande me pareció entretenida y versátil para ser contada. Aunque debo admitir que utilicé la imaginación, y no las fuentes históricas con las que me informé, para escribirla. Es una pequeña licencia estilística que me he tomado, a dolor de los historiadores.
Sí que hay cierta relación entre esta batalla y Veinte mil leguas de viaje submarino de Jules Verne, uno de mis autores de aventuras favoritos. ¿También era uno de sus autores de infancia, qué otros le han inspirado a la hora de escribir?
Esta es una pregunta que esperaba recibir. Sabía que el capitán Nemo había recogido algunos tesoros que se me escaparon entre las aguas. Y en realidad este hecho hace quizás más curiosa la batalla. Sin embargo, Jules Verne no ha sido una inspiración para esta novela. Encontré suficientes recursos en la obra de obras; ya me he referido al Quijote y no es para menos. El narrador Cide Hamete Benengeli es la raíz de Madame Charlotte Mince (Berenjenas y Carlotas). Una gran cantidad de alusiones ocultas tienen relación con la obra maestra de Cervantes. Otras referencias menores pero bien entendibles son el Kalevala (la epopeya nacional finlandesa), algunos detalles descriptivos de ‘Las Aventuras de Sir Arthur Gordon Pym’ de E. A. Poe y, aunque parezca mentira, algunos videojuegos de estrategia marítima, económica y militar a los que soy bastante afín.
Escribió esta novela en la primavera de 2014, inevitable el preguntarle cómo surgió la idea de escribirla y además enclavarla en el mar, en la Europa de principios del s. XVIII.
Empecé esta novela cuando estudiaba ballet en Múnich, tenía 18 años. Tuve una especie de revelación cuando visité el Deutsches Museum y vi un barco pequeño de marfil. Mi mente simplemente lo escaló a tamaño real. Al pensar en periodos históricos importantes me vino a la mente la guerra de sucesión y empecé a estudiar las posibilidades que tenía de inventar unos personajes en ese contexto.
Además, debo añadir que el segundo, el tercer y el cuarto capítulo fueron escritos en Helsinki. Pero fue en Praga cuando al fin pude ponerme manos a la obra y acabar toda la historia. Un total de 5 años de viajes y experiencias.
En una de las frases de la novela, pronunciada por Pere Albert, éste personaje afirma: “la moraleja es que el dinero siempre llega a las manos de aquellos que ya lo tienen anteriormente”. Habrá quienes pensaban así entonces y quienes lo piensen tres siglos después. ¿Está de acuerdo con ella?
He de admitir que sí, creo que así es. Parece ser una cruel realidad. Pero no hay que sacar las cosas de contexto, ya que el dinero no da la felicidad. He querido ser crítico con algunos aspectos socioeconómicos que aunque parezca mentira han ocurrido desde que existe el ser humano, pero que no se repara en ellos por pensar que lo de hoy en día es único. Nada más lejos de la realidad, basta con darse cuenta de la gran cantidad de crisis económicas y catástrofes naturales que han asolado la existencia humana desde siempre. Entonces, ¿qué sacamos de limpio en esto?, se puede uno preguntar; lo cierto es que Pere Albert parece querer hacer pensar a los marineros sobre lo que desean hacer en su vida, porque dinero no hallarán de aquella manera. Pero sí una vida llena de aventuras, algunas buenas y otras no tanto.
Siento la curiosidad de preguntarle por la relación entre su profesión como bailarín profesional de ballet y la literatura.
Esta es quizás la pregunta que más me ha gustado. Eso sí, la menos fácil de contestar. El ballet es quizás el arte de artes. Me explico, se puede considerar que la danza es el arte más genuino del ser humano, por hacerse con lo que uno es, el propio cuerpo. Pero el ballet clásico incluye a la danza música, escenografía, vestuario, iluminación, etc. Es por eso por lo que realmente siento pasión y me considero un privilegiado.
Por otro lado tengo muchas otras pasiones. La literatura y la música (soy pianista y compositor) son quizás los campos que he arado más. He escrito relatos y poemas desde mi adolescencia, pero no han sido nunca publicados. Espero con el tiempo hacer las suficientes recopilaciones de ellos. Siempre he sido un amante de la lectura, por lo que las ideas siempre han fluido por mi mente constantemente.
¿Le leeremos pronto con alguna novela en tierra firme, quizá con un personaje más afín a las artes escénicas?
Con respecto a futuras obras basadas en las artes escénicas… debo decir que aún no. Que es muy pronto para ello. Sin embargo, ofrezco la primicia de una nueva novela que sigue los pasos a esta primera, aumentando con creces el nivel estilístico y profundidad en los personajes. Mientras ‘El Barco de Marfil’ pudiera tener un tinte juvenil, ésta segunda será una odisea que no dejará indiferentes a los lectores.
GINÉS VERA