Quién hubiera dicho que la calle Cuba, una de las más apartadas de Russafa, iba a convertirse en la calle comercial más activa del barrio. Pese a su imparable movimiento, nada tiene que ver con la vía de hace cincuenta años, cuando en sus bajos moraban el marmolista, la fábrica de helados, el almacén de papelería de la familia Carbonell o esa trapería donde los críos llevaban los cartones y vidrios usados para conseguir unas pesetas. Más tarde llegaron los negocios árabes (aún permanecen abiertos algunos bazares) y, después, los almacenes y talleres chinos, que acabaron mudándose a Manises. Ahora el carril bici ha unido esta vía con el centro de la ciudad, y hordas de turistas vienen a devolver sus bicicletas en los más de cinco negocios de alquiler que han abierto en el último año. Por suerte, muchos bajos se han convertido en tiendas bonitas y curiosas, o en agradables bares y restaurantes, pero muchos otros siguen desocupados, esperando nuevas propuestas que hagan más agradable la vida de los habitantes del barrio.
FREEZIA
– Cuba, 3
Desde Gran vía Germanías entramos en la calle Cuba, y el primer local que nos encontramos tiene un encanto especial. ¿Qué será? Es difícil sintetizar porque Freezia es muchas cosas: estudio de diseño, espacio de creación, galería de arte. Sus paredes mudan la piel cada tres meses, con nuevas e interesantes exposiciones. Además, son especialistas en imagen corporativa, diseño web y marketing online. Pero, sin duda, lo que más nos llama la atención es que, al fondo, encontramos…¡una cocina! En sus fuegos se cocinan platos muy especiales, pues son a la vez comida y arte. Desde esta “cocina de diseño emocional” nos proponen varias experiencias: cenas con arte de acción (cena con un artista invitado), recorridos personalizados por la exposición acompañados de degustaciones o showcooking. Muy apetecible.
PLAY CLUB
– Cuba, 8
Cuando los bares cierran sus puertas, Play Club las abre para los que quieren continuar la noche. A primera hora podemos encontrar karaoke con banda en directo. Más tarde tenemos dos ambientes para elegir: arriba, urban sounds& hits; abajo, indietrónica,electropop& hitsdivertidos. Si estamos animados y no nos vence el sueño, la diversión está asegurada. Y esporádicamente… ¡churros con chocolate!
BISSAP
– Cuba, 22
Esta no es una sastrería cualquiera. Sí, se hacen composturas y confecciones a medida, pero con un material muy especial. Y es que las telas que utilizan en Bissap traen los intensos colores de África, pues han viajado desde Senegal o Costa de marfil para colarse en nuestros armarios. El funcionamiento es el mismo que el de un taller africano, donde los clientes eligen el modelo de traje que les gusta, también la tela, y es trabajo del sastre que ocurra la magia. Vamos, como se ha hecho toda la vida antes de que el nacimiento de Inditex acabara con la individualidad. Al contrario de lo que podamos pensar, más europeos que africanos ya se han dejado seducir por esta moda tan peculiar, llena de color y alegría.
VIRTUALIUM
– Cuba, 25
Al ponernos las gafas de realidad virtual aparecemos en un templo japonés y comienza a caer ¡fruta del cielo! Hemos de cortarla con nuestras espadas lo más rápido posible. Uy, un plátano, ¡lo tengo! El compañero que tenemos al lado se está defendiendo, parece que ha de sobrevivir a algún tipo de ataque y está disparando sin descanso. En este centro de ocio virtual llamado Virtualium hay un juego para cada uno, pero lo más divertido es jugar en grupo. Hasta cuatro personas pueden jugar al mismo tiempo, así que parece una buena opción para un cumpleaños especial o una tarde divertida con amigos.
YUKANATURA
– Cuba, 25
La primera tienda con la que nos topamos tiene muy buena pinta. Parece que hace solo un año que Yukanatura abrió sus puertas ofreciendo ropa y complementos. No hace falta rebuscar mucho para encontrar algo que nos guste, pues son piezas sencillas pero diferentes, a precios muy asequibles. Pocas prendas, bien elegidas, de marcas italianas, belgas u holandesas y todas con un toque personal. Ideal para regalos o autorregalos.
CHEVINS
– Cuba, 30
Hagamos un alto en el camino para tomar una copa. Chevins ofrece, en su mayoría, vinos españoles y valencianos, aunque podemos encontrar joyitas de todo el globo, de bodegas pequeñas o poco conocidas, botellas difíciles de encontrar en otros sitios. Podemos disfrutar de una copa aquí mismo en cualquier momento, siempre acompañada de una tapita, o reservar nuestra plaza para una de sus catas (cada 15 días). Catas privadas para despedidas, cumpleaños, o regalos especiales, en las que Sebastián, su amabilísimo dueño, nos enseña a saborear, encontrando defectos y puntos fuertes del vino que probamos y, sobre todo, pasándolo estupendamente.
GNOMO
– Cuba, 32
Es un hecho que las tiendas más molonas se están mudando a la calle Cuba. El mejor ejemplo es Gnomo, que ha dejado su inmenso bajo en la calle Denia por uno más pequeño en esta vía, pero con más luz y el mismo buen rollo. La oferta no ha cambiado: podemos encontrar aquí toda clase de, como ellos dicen,“objetos absolutamente imprescindibles para la supervivencia contemporánea”, es decir, cosas chulísimas que no valen para mucho, pero que enamoran a cualquiera. Cámaras Polaroid, teléfonos fijos que imitan los antiguos, ilustraciones de artistas como Paula Bonet o Tutticonfetti, postales con dibujos de casas del cabanyal, o camisetas y bolsas que rezan “A fer la ma” son algunas de las mejores opciones de compra para los visitantes que quieren llevarles un souvenircon gusto a sus familiares y amigos o valencianos con gustos curiosos.
STUDIO 35
– Cuba, 35
Minimalista en su máxima expresión, así describiríamos la tienda-taller Studio 35 de Sonia y Toyo. Delicadas piezas de joyería descansan en los estantes de madera que flotan en el aire, pendiendo de hilos transparentes. La sobriedad y elegancia del espacio es tal que los ojos se nos van directos a los anillos, pulseras y pendientes, que atraen por su compleja sencillez: muchos son transformables, los podemos mover, obteniendo varios diseños en una misma pieza. Además de estas joyas con alma, aquí se llevan a cabo proyectos de interiorismo, paisajismo, diseño de producto o cualquier otra propuesta interesante para el que quiera ponerlos a prueba.
BIPLAZA
– Cuba, 40
Si hay un local divertido en el barrio, ese es Biplaza. Su música es siempre bailable y muy variada, pues escucharemos indie, pop, rock o electro, con temas que van desde los años 50 hasta la actualidad. Sus paellas de los sábados ya son míticas, y más aún su tardeo, del que son pioneros en Russafa. Exposiciones mensuales y copas variadas completan la buena oferta de un local donde las noches y las tardes son memorables. Nos confesamos fans.
DISEÑO 43
– Cuba, 43
Quiero una acuarela de temática animal y colores vivos. Claro, te la pintamos. ¿Y una lámpara hecha con un sombrero de copa? Claro, te la fabricamos. En Diseño 43 podemos pedir casi cualquier cosa, y ellos ya se apañan para crearla. Todo artilugio imaginable se esconde en este lugar, donde conviven lámparas, robots, muebles restaurados, esculturas, óleos y acuarelas, antigüedades, juguetes y de más tesoros que cobran vida en el taller de la trastienda.
BIOSOFÍA
– Cuba, 45
Especias, cereales, pastas artesanas, legumbres, arroces de la albufera y del delta del Ebro, mermeladas y mieles artesanas, panes, galletas, frutas y verduras, todo al desnudo, de manera que lo podemos ver, oler y sentir. Biosofía no es una tienda de productos ecológicos, sino una verdadera tienda ecológica: todo se vende a granel (libre de plástico), priman los productos de cercanía y el Km0, así como todo lo artesano. Para Davide, encantador y siempre sonriente, es primordial el trato cercano con los clientes, con los que comparte recetas y consejos de consumo saludable.
MOON DE VAL
– Cuba, 46
Mónica Curvetto tenía claro que coser era lo suyo cuando decidió quedarse con este local y convertirlo en Moon de Val, una tienda-taller con mucha personalidad. En este laboratorio de experimentación textil encontramos ropa urbana, colorida y de calidad, confeccionada a mano. Lejos de las grandes producciones de carácter industrial, aquí solo se fabrican pequeñas colecciones de tirada limitada, cuyo resultado son originales prendas que mezclan el patchwork, la serigrafía y el bordado.
LIBRERÍA BERNAT DE FENOLLAR
– Cuba, 50
Por fin, libros. La Librería Bernat de Fenollar cambió de emplazamiento hace tan solo tres años para venir a parar aquí, a la colorida Calle Cuba. Entre tantos bares se agradece este remanso de paz que ofrece libros con temática especializada en agricultura y jardinería, ciencias y naturaleza, para mayores y pequeñajos.
TOLULA HANDMADE
– Cuba, 51
No mentimos cuando decimos que en russafa cabe todo. He aquí una tienda de tocados: Tolula Handmade. Bueno, no solo tocados, cualquier tipo de adorno para nuestras cabezas se crea aquí, personalizado y a medida. La variedad es realmente increíble para los que nos confesamos totales desconocedores del sector: pamelas, sombreros, diademas o coronas, con materiales como tela, cerámica, flor preservada o flor natural. Pero en Totula no venden solo el producto, sino un asesoramiento completo: lo mejor es traer tu vestido y pedir un diseño especialmente creado para ti. Todo un lujo.
CELIAC RUZ
– Cuba, 54
Sí, sí, en Ruzafa cabe todo. Celíacos y no celíacos de toda la ciudad acuden a Celiac Ruz, establecimiento pionero en España por elaborar todos los productos sin gluten: tartas, cocas, bollería, pizzas o pan son algunas de sus delicias, todas artesanas, elaboradas en su propio obrador. Son famosos sus Bruch de los domingos, que cada semana cambian el tipo de comida (italiana, americana, vegana, española). Ofrecen, además, productos sin lactosa, sin proteína de la leche, sin huevo y, por encargo, pueden elaborar lo que queramos teniendo en cuenta nuestras alergias. Todo esto a unos precios similares a los de cualquier otra cafetería de la zona, pues aquí sin gluten no es sinónimo de caro, sino de delicioso.
DULCE DE LECHE
– Pintor Gisbert, 2
Llegamos a mitad de la calle y nos sorprende ver tanta gente esperando en la puerta de un establecimiento. Regalarán algo. Vaya, no. Se trata de Dulce de leche, esa pastelería-cafetería que ya se ha convertido en toda una institución para el bruch o la merienda. No, no regalan los pasteles, además no son baratos, pero es que nadie puede resistirse a esos escaparates repletos de tartas de todos los colores habidos y por haber, pastelitos de todas las formas imaginables, croissants, donuts, quiches y de más maravillas que ciegan el entendimiento. Y decimos “ciegan” porque la acogida es realmente exagerada, y a veces es misión imposible encontrar una mesa sin tener que esperar en esa cola en la que ya se hablan todos los idiomas. ¿El secreto del éxito? Comida rica, presentación delicada y local decorado con un gusto digno de la guía AD.
LA BOBA Y EL GATO RANCIO
– Cuba, 59
Con la bandera arcoíris ondeando en la fachada, La boba y el gato rancio se alza como bar gay de referencia en el barrio, hasta el punto de que muchos piensan que Valencia cojeaba en locales de este tipo hasta su llegada. Su ambiente sofisticado, los atentos camareros y la amplia oferta de bebidas lo convierten en el lugar perfecto para pasar la tarde o empezar la noche. Muy recomendables los margaritas, les salen de miedo.
MANO A MANO
– Cuba, 59
Sillas verdes de colegio, plantas que cuelgan del techo, mecedoras y suelos de mosaico hacen de este local una encantadora propuesta para desayunos, almuerzos o cenas tranquilas. Cada detalle en Mano a mano cuenta, como anuncia su decoración romántica y delicada o la cuidada presentación de los platos, sencillos pero muy ricos y con un toque moderno: los consabidos nachos y tostas se combinan con propuestas más exóticas como la causa limeña o el cuscús.
LOS PICOS CAFÉ
– Pl. Manuel Granero, 20
Bueno, bonito y no muy caro, este pequeño café saluda a la calle Cuba desde su terraza en el parque de Manuel Granero. Con la seguridad del que sabe que es muy bueno en lo que hace, los dueños de Los Picos Café cuentan encantados a los clientes cuál es el proceso de elaboración de cada café (pesado y molido al momento, y preparado con su propia receta), su procedencia (latinos y africanos en su mayoría, los preferidos son de Etiopía o Kenia) y sus características particulares (puede ser ácido o dulce, pero nunca amargo). Presentación y trato impecables, rica oferta de picoteo para acompañar y opciones artesanas para los no cafeteros (cerveza, limonada o kombucha).
LA CASITA DE KIKO
– Cuba, 62
El amor a los animales es la esencia de esta casa, que durante el día se llena de perros y gatos que necesitan un corte de pelo, un baño o un hogar hasta que vuelvan sus amos. Por 10€ nuestras mascotas pueden pasar un día completo en una divertida guardería donde, además, venden complementos, juegos y alimentos para ellos, ofrecen adiestramiento y les regalan todo el cariño del mundo.
CAIRO BAZAR
– Cuba, 67
Desde los estrechos pasillos de este abigarrado local descubrimos todo tipo de curiosidades: cachimbas, vestidos de danza, papiros, muebles antiguos o figuras árabes hechas a mano con nácar o marfil. Tan variopintos como sus objetos son sus precios, que oscilan entre uno y dos mil euros, siendo las piezas más caras valiosas antigüedades provenientes de distintos lugares del mundo.