Borrull es una calle de amigos, muy bien avenida. El compadreo entre los comerciantes resulta evidente y la amistad forjada se transforma esporádicamente en colaboraciones de todo tipo que dan vida y color a una vía de coordenadas privilegiadas que, en su día, respiró el ajetreo comercial. Esto fue, nos comentan, cuando por allí pasaba el autobús número siete que unía Mislata con Ciutat Vella, antes de aparecer Nuevo Centro al otro lado del río. Los rótulos envejecidos recuerdan negocios de otros tiempos como Queserías Bomba, el famoso Horno S. Compañ y la tienda Encajes y bordados Amparo. Algunos sobreviven, como Confecciones Llorca, que siguen aguantando el tipo vendiendo trajes de fallero desde 1985.
En los años 70, Jorge Teixidor y el Equipo Crónica tenían su estudio en la calle Túria y, cuenta la Guía secreta de València, que los tres (Teixidor, Valdés y Solbes) almorzaban en el bar Alcublas, en la esquina de Borrull con Túria, lo que hoy es el bar A fer la mà, antes El Café de César. Francisco Xavier Borrull fue un abogado y político español, diputado por Valencia en las Cortes de Cádiz y defensor de los antiguos fueros del Reino de València. Hoy da nombre a una rúa que cierra una especie de trapecio con Fernando el Católico, la calle Quart y Guillem de Castro. A pesar de haber perdido el esplendor de otras épocas, la calle va evolucionando y rejuveneciendo. Hace poco el ayuntamiento peatonalizó la calle Dr. Peset Cervera, que conecta Borrull con el Jardí Botànic, donde han levantado el hotel de tres estrellas que huele a mimbre You&Co. En nuestro paseo visitamos un almacén donde el Ratoncito Pérez guarda los dientes de todos los niños del mundo y a dos lutiers en plena faena, conocemos cómo son las neveras para hacer madurar la carne, curioseamos en un coworking convertido en espacio cultural y punto neurálgico, nos ponemos flamencas y husmeamos entre objetos del pasado.
ADEREZOS Y PEINETAS RODA
— Borrull, 4
No es la primera vez que nos topamos con una tienda de aderezos para fallera en nuestros paseos curiosos por las calles de València, ni será la última que entremos a hablar con los responsables de un negocio cincelador que tiene mucho de familiar, de transmisión de saberes entre padres e hijos. Néstor y su hermano heredaron Roda, el negocio de artesanía valenciana de su padre, Fernando Roda Martí, catedrático en Orfebrería en la escuela San Carlos de València. El negocio fue fundado en 1950 en la calle Cavallers pero, desde 2009, desarrolla su actividad al principio de Borrull. 2019 fue un año muy movido y de mucha visibilidad porque Roda, es decir, Néstor, fue el encargado de aderezar a la Fallera Mayor de Valencia, Marina Civera, con productos únicos y exclusivos para acompañar cada traje. Peinetas (más bajitas que antaño) de oro, plata fina laminada o latón, chapadas y con incrustación de piedras; pendientes de dos piezas (las de cuatro pasaron a la historia), gargantillas, pinchos, pulseras, horquillas, aguja de mantilla… todo hecho a mano en una tienda que recibe al visitante con una preciosa mesa cinceladora sobre la que reposan un cincel y un martillo, preparados para transformar una tosca placa de metal en una ribeteada peineta fallera.
SOLDECON
— Dr. Montserrat, 18
Lo de dejar madurar el vino lo tenemos más que asimilado, pero, ¿y la carne? ¿también puede mejorar con el tratamiento adecuado? En Soldecon nos dicen que sí. Esta es una empresa de capital español y alemán que distribuye en España las neveras Dry Ager dedicadas a mantener la carne en óptimas condiciones conservando todas sus propiedades: textura, aroma, sabor, color… En Soldecon podéis ver los dos tamaños de neveras que están en el mercado enfocadas principalmente para estar en sala, en restaurantes y carnicerías, pero también para particulares. La nevera, no solo consigue que la carne no se pudra, sino que la hace madurar, le rompe las fibras y la vuelve más tierna, más sabrosa. ¡Hasta un año aguanta ahí dentro! Y no solo carne, también sirve para queso, embutidos y otros tipos de alimentos. El secreto es un sistema que se autorregula formado por un filtro de carbono debajo, la luz ultravioleta que mata las bacterias y un circuito de aire continuo que, actuando al unísono, consiguen que la carne mantenga sus propiedades desde el corte hasta tu boca.
WILD
— Borrull, 16
Wild no tiene nada de salvaje, más bien tiene que ver con el trabajo de cada día, con la constancia y el esfuerzo. De echo, es el acrónimo de “Work I Love Doing”. Sarna con gusto no pica. El proyecto empezó hace cinco años como espacio de coworking al uso con sala para exposiciones, pero las sinergias que Josep y Begoña han ido estableciendo con otros agentes del barrio han expandido los horizontes y hoy es una especie de club social que acoge todo tipo de eventos, algunos en colaboración con Sergi y Raúl del taller de Lutheria. Cada quince días se organizan en Wild conciertos gratuitos, para unas veinte personas, de violoncelo, piano, violín, arpa o tenor y el local cuenta con una sala insonorizada para ensayos y clases de piano. Tras la gran sala que da al exterior llegamos a una pequeña terracita interior y al corazón de Wild, la sala de trabajo para doce personas (máximo), con sus mesas, sus taquillas, su cocina y el acceso a una sala de reuniones en alto, con preciosas vigas de madera, que corona el espacio. Entre estas paredes nació el proyecto de la Wikipaella y se celebró el primer beerworking de la Asociación Valenciana de Startups, y hoy puedes encontrar talleres para niños de construcción de ukeleles o de restauración de violines, cursos de cocina y clases abiertas de yoga para el barrio. Y atentos, porque Wild abrió en enero un segundo coworking llamado Wild Families en la zona de Ayora con una escuela infantil integrada para niños y niñas hasta seis años. ¡El primero de estas características en Valencia!
ANTIGUO ALMACÉN DE DIENTES
— Borrull, 16
Este es un sitio mágico, para los niños y los no tanto. En el Antiguo Almacén de Dientes pasan cosas asombrosas. No podía ser de otra manera, porque aquí, a la calle Borrull, llegan los dientes de todos los niños del mundo a través de tuberías extralargas, una por cada continente. En realidad, son cuatro los tubos, porque los dientes de los niños europeos llegan gracias a una vía de tren que sobrevuela el almacén. Una vez recolectados, los dientes pasan por diferentes máquinas; la primera, el Separarium, separa los dientes que están en buen estado de los picados con caries. ¡Ojito con el azúcar! Después se limpian los que están sucios, pero los negros, los que no tienen remedio, se utilizan para hacer carreteras. ¡En el Almacén de Dientes no se desperdicia nada! Además, los ratones se mueven en bici, tuc-tucs y coches eléctricos, los veréis aparcados en la preciosa casa en la que todos conviven en armonía y ecología. ¿Queréis saber qué más pasa con los dientes? La única forma es ir a descubrir el maravilloso mundo de este antiguo almacén que, por encargo de Don Pérez, recopila y custodia los dientes de niños y niñas de todo el mundo.
TALLER DE LUTHERIA
— Borrull, 17
Sergi es violinista y luthier. Raúl es flautista y se encarga de todo lo demás. Los dos juntos montaron hace más de diez años este Taller de Lutheria especializado en reparar y restaurar violines e instrumentos de la familia de la cuerda frotada. Venden piezas a unos precios que oscilan entre los 100 y los 15.000 € y practican la inteligente táctica de la recompra, esto es: si el cliente compra un instrumento de gama superior, ellos le compran al cliente el instrumento antiguo. Parece que son ellos los que más hacen barrio en la calle Borrull, son inquietos y no les gusta estar parados. Organizan en Wild, el coworking de enfrente, masterclass, encuentros y cursos de una semana donde enseñan, por ejemplo, a restaurar instrumentos antiguos o a barnizarlos. Detrás de la tienda, cuidada y acogedora, a través de un ventanal, podéis cotillear qué se cuece en el taller Sergi. Es fácil encontrarlo cambiando la crin de un arco.
CARRATALÁ
— Borrull, 18
Lo primero que aprendemos al entrar en Carratalá es la diferencia entre la moda flamenca y los vestidos de danza española. La moda flamenca está más pensada para lucir en acontecimientos sociales, también se baila con ella, pero es más bonita que práctica. Los trajes de danza española y flamenco por su parte, están hechos para el baile, utilizan patronaje y tejidos más livianos y tienen que tener en cuenta, por ejemplo, el tamaño de la sisa, para que la bailaora pueda levantar el brazo sin problema durante la actuación. Teniendo esto claro, podemos empezar. Diana lleva tres años vendiendo en Borrull trajes de moda flamenca y de danza española (estos últimos, diseñados por ella misma, igual que algunos pendientes) con todo el equipamiento: pendientes, palillos (castañuelas), flores, mantón, zapatos… ¡Hay un pequeño tabalo para probar que sonido saca cada zapato! La falda es para presumir, nos dice, los zapatos son salud. Cada palo flamenco tiene unas características a las que debe adaptarse el traje. Por ejemplo, no pega un traje rojo para bailar una soleá, un palo intimista y austero; ni uno negro para bailar una alegría; pero sí le va el encaje más de época a una guajira, un palo muy dulce proveniente de Cuba. Esta es la teoría, pero en la práctica Diana tiene que diseñar a veces trajes todoterreno que sirven para un roto y un descosido, si lo sabes combinar con los complementos adecuados. Carratalá es un buen sitio para encontrarlos.
THEOFI FRESHFILMING
— Borrull, 20
Lo primero que llama la atención al entrar en TheOfi FreshFilming es el mural de Carla Fuentes que domina la estancia principal, donde trabajan compañías y freelance del mundo del audiovisual sobre preciosas mesas de madera y hierro diseñadas para la ocasión. Efectivamente, estamos en un coworking audiovisual que custodia en el backstage un plató para rodajes, castings, vídeos de producto, sesiones de fotos y lo que se tercie, y una zona para vestuario y maquillaje. Además de la utilidad profesional, esta infraestructura tiene una vertiente docente, aquí se imparten cursos sobre cámaras o dirección de fotografía para los alumnos de la Escuela Barreira.
ESPAI DE LUTHERIA
— Borrull, 21
En Borrull los luthiers hacen piña y rememoran aquellas calles medievales en las que se agrupaban los comercios por gremios u oficios. En Espai de Lutheria, Juan Iscla se dedica a reparar guitarras y otros instrumentos de cuerda pulsada en su taller del número 21. No es una tienda, aquí no encontraréis instrumentos que comprar, sino un lugar de trabajo donde se pisan virutas y huele a madera trabajada. Con las persianas medio corridas, no es un local que invite a entrar, no es su función. People working inside! Juan aprendió el oficio de casualidad, “por pobre” dice él. Es músico, tocaba el contrabajo y como no tenía dinero para pagar un lutier, se arreglaba él mismo los desperfectos. Después empezó a trastear con los instrumentos de amigos, más tarde, de amigos de amigos, y así, hasta convertirse en un lutier especializado en arreglar misiones imposibles.
ANOU
— Borrull, 33
Reinventarse o morir. Anou nació como restaurante en la calle Borrull y sufrió el azote de Alberto Chicote en el programa Pesadilla en la cocina en 2014. Teresa ha tenido que reformular el negocio para seguir adelante, con un servicio de cáterin de menús diarios para grupos o empresas, y alquilando el local (con su cocina profesional incluida) por horas a grupos. Están abiertos a cualquier propuesta.
ARIES. OBJETOS DEL PASADO
— Borrull, 38
En Aries huele a viejo. Huele bien. Es una delicia serpentear entre armarios, vitrinas de caoba altísimas que ya no caben en los pisos modernos de techos bajos, espejos modernistas, relojes de pared, sofás, sillas, lámparas y una enorme estantería sobre la que descansas libros viejos de lomos deshechos. Hablando con propiedad, podemos decir que pocas antigüedades (de más de cien años) descansan en Aires, aquí mucho material es art decó de los años 30 y 40. El negocio más antiguo de Borrull conserva las puertas originales y lo puso en marcha Antonio Daries Martínez, allá en el año 1945, vendiendo artilugios de segunda mano: lavadoras, neveras, sillas, mesitas, baúles, cómodas… Tenía que sacarlos a la calle cada día para dejar libre un pequeño pasillo que diera acceso al interior, lo que provocaba una estampa curiosa en la acera. Porque en el negocio de al lado, el de Avelino, se desplegaba un enorme perchero cuadrado del que colgaba buena parte de la ropa que tenía a la venta. Con 19 años, Toni, el hijo de Antonio, se hizo cargo del negocio, que empezó a virar hacia la restauración de muebles antiguos y el tratamiento de madera y estructuras contra la carcoma y las termitas. Curioseando en Aires (y en su taller de la calle Lepanto) podéis encontrar jarrones de bronce, santos, un juego de birlos, abanicos, un coche antiguo de juguete, una romana, un carrete de cine de Tip i Coll o un cartel de la discoteca Akuarela. Un delicioso cajón de sastre.
EL VESTIDOR FALLER
— Borrull, 44
Hace mucho tiempo que las tiendas de ropa de segunda mano se han instalado en las grandes ciudades y que las sastrerías alquilan esmóquines para eventos muy concretos y esporádicos. Los trajes de fallera y fallero son también vestimentas muy caras y que se utilizan días contados del año así que… ¿Por qué no alquilarlos? El vestidor faller abrió sus más de 300 metros cuadrados a finales de septiembre de 2019 centrado en el alquiler de trajes, principalmente, aunque también vende de segunda mano y confecciona modelos nuevos. Las falleras con trajes antiguos o que se han quedado pequeños pueden dejarlos aquí, en depósito, y sacarles una rentabilidad, y las que buscan un vestido para lucir en marzo pueden salir equipadas con traje, mantillas, aderezo, peinetas, can-can y zapatos por 350€.