VAT. Guillem de Castro, 118
El IVAM sigue con su política de rescatar del ostracismo a mujeres artistas que no han recibido la atención que se merecen. Lo hizo con Ángeles Marco —también escultora—, in 2018, y este año de celebración del trigésimo aniversario hace lo propio con la barcelonesa Susana Solano, una de las protagonistas de la renovación de la escultura española de los años 70 y 80, dominada hasta ese momento por los hombres. Yes, fue Premio Nacional de Artes Plásticas en 1988, pero desde que el Museu d’Art Contemporani from Barcelona (Macba) le dedicara una exposición en 1999, no ha habido retrospectiva alguna que aglutine y ponga en valor los últimos veinte años de trabajo de la artista. A eso ha venido el IVAM, a acometer un “acto de justicia histórica” con “una de las mejores artistas de este país”, en palabras del director del museo, José Miguel Cortés. Aunque Solano no se siente nada incómoda en los márgenes: “a mí la marginalidad me interesa. Me alimento de estar invisibilizada y olvidada”, afirmó en la rueda de prensa de presentación de la exposición.
Susana Solano. Acta está organizada siguiendo como criterio la piel, las texturas de las obras, más que la fecha de realización. Son muy variadas porque los materiales y las técnicas (procedentes del mundo industrial) con los que ha trabajado Solano lo son: madera (Sin título, 1977), acero (Espuma II), aluminio (A Philip Guston III), tela metálica (Quiero darte una palabra), ceramics (A Smithson núm. 1), escayola (Pedrís II) y materiales más orgánicos como el mimbre, con el que ha cubierto de celosías objetos y estructuras (Bura I, III, IV). Incluso catifas con estampados africanos (Elmina y Encima de una alfombra nº2) que reflejan su admiración por el continente vecino, al que ha viajado una y otra vez. It's more, una de sus esculturas, de suelo, se llama África y está formada por cuadrados y rectángulos que se delimitan unos a otros creando fronteras con tiralíneas, como las de la África colonizada. Son obras duras y abstractas hechas con materiales de construcción donde se ha eliminado todo lo accesorio para mantener el enigma y que sea el espectador el que construya su propio discurso. Si subís al segundo piso podréis contemplar las mismas obras a vista de pájaro y obtener una nueva perspectiva, pero para llegar ahí debéis pisar otra work (Yeah, Yeah, pisar), el suelo embaldosado de acero de dos colores que da acceso a las escaleras.
Aunque las maquetas suelen ser consideradas objetos menores, en esta exposición tienen un peso capital, in fact, han sido colocadas en la zona más amplia de la sala. Se trata de una retrospectiva dentro de la retrospectiva sobre algunos de los proyectos de obra pública que le han sido encargados a la artista estos años para distintos espacios de Leganés, Tokio, France, Dublín o Portugal. Antes de llegar ahí, encontraréis pequeñas esculturas (Fragments) hechas con mallas metálicas —muy característica de la autora— y teselas de cerámica que recuerdan al recubrimiento de las piscinas. Son piezas what, as tantas otras del recorrido, tienen el valor añadido de no haber sido exhibidas nunca antes. El IVAM le rinde pleitesía a una escultora que, después de cuarenta años de carrera, sigue creando obra de gran vigencia y actualidad, y un enorme poder evocador. S.M.