IVAM. Guillem de Castro, 118
¡Bienvenidos a los locos años veinte! El IVAM retrata en Des/orden moral una Europa de entreguerras en la que flotaba un ansia de liberación y desenfreno que el mundo del arte supo recoger en revistas, películas, fotografías y pinturas impúdicas y transgresoras. Se rompió con el orden moral establecido y el puritanismo en Berlín, París, Londres… ¿Cómo? Disimulando la estética homoerótica masculina en pinturas de corte clásico, retratando a parejas transexuales bajo la estética art decó, fotografiando la noche parisina donde un amplio abanico de opciones sexuales vivían su realidad de forma natural o practicando el poliamor con colegas del mismo círculo intelectual. Lo explicamos. En Alemania se había extendido el culto al cuerpo atlético que bebía de las culturas griega y romana, lo que permitió a artistas como Eugène Fredrik permitirse ciertas licencias en la representación del desnudo. En París, la danesa Gerda Wegener (la protagonista de la película La chica danesa) pintó en una panoplia de poses y gestos de clara base performativa a su pareja transexual Lili Elbe, la primera persona en someterse a una cirugía de cambio de sexo. Laissez-faire. Brassaï fotografió en la noche parisina a hombres que bailaban con hombres y a mujeres vestidas de frac en el club lésbico Le Monocle. Y en Londres, los intelectuales del Grupo de Bloomsbury, mantenían relaciones sexuales entre ellos sin pensar demasiado en el qué diría la moral eduardiana de la época y plasmaron su espíritu transgresor en obras de arte plástico. Uno de ellos, Duncan Grant, que mantuvo relaciones sentimentales y sexuales con varios hombres, tuvo que ocultar dibujos eróticos protagonizados por hombres blancos y negros que hoy se pueden ver en el IVAM entre finos velos naranjas que cuelgan del techo. Y ya al final de la sala, un pórtico de reminiscencia facistoide anuncia la llegada de los totalitarismos que, bajo la batuta de Franco, de Stalin y Himmler, quisieron acabar con este relajo de la moral que tanto disfrutaban todos aquellos que no se ajustaban al canon. Y sin embargo, en una de las columnas, un soldado nazi posa travestido entre varios colegas del ejército en una fotografía amateur encontrada por el artista Martin Dammann. La transgresión se cuela en los lugares más insospechados. AU