Miguel Hache ilustra sobre plano carteles por encargo, serigrafías personales y cualquier cosa que se le ponga a tiro y le motive. Lo hace, también, pensando que esos diseños suyos cogerán volumen para arder entre las llamas el 19 de marzo, desde que diseña monumentos para las fallas alternativas de Valencia. Durante el año coordina las exposiciones de Temparada Il·lustrada en Muviment con obra de artistas como Luis Demano o Elías Taño, pero cuando llegan las Fallas los nervios afloran porque sus diseños deben montar bien y quemar rápido el día grande de la fiesta. En 2022 se encargó de la falla infantil de Na Jordana y de un monumento con 100 cerillas colocadas a modo de jenga para conmemorar el 100 aniversario de la falla Borrull-Socors, y este año está detrás del proyecto de la falla Plaça de l’Arbre, que se estrena como falla experimental.
¿Eres fallero? ¿Cómo te enrolaste en el mundo del diseño fallero?
Fui fallero hasta que comencé a trabajar en las fallas, con catorce años. La comisión fallera de una amiga se quedaba sin presupuesto y nos propuso a mí y a un amigo hacer nuestra primera falla. Prácticamente todo el presupuesto fue para comprar los materiales y nosotros aprendimos de manera totalmente autodidacta. Mucho ensayo/error y mucho reciclaje. Cuando nos dimos cuenta, pasaron los años, y la afición se convirtió en oficio.
Además de diseñador fallero, eres ilustrador. Nada tiene que ver el dibujo de una ilustración sobre plano con la proyección de un monumento 3D que, además, está concebido para quemarse y quemarse bien. Suponemos que serán dos formas muy diferentes de afrontar el trabajo.
Totalmente. Trabajar con las fallas desde tan joven tuvo muchas cosas buenas, como desarrollar facultades para la escultura. Pero cuando comencé a interesarme en la ilustración me di cuenta de que me resultaba muy complicado dibujar sin pensar en el volumen. Esto, a veces, puede limitar y tuve que empezar a deconstruir esa visión para no tener esos limites.
Ponnos en contexto. ¿Qué son las fallas experimentales? ¿Qué te atrae de ellas? ¿En qué se diferencian de una falla “tradicional”?
Las fallas experimentales se diferencian del resto por varios motivos. Principalmente, son proyectos que tienen la intención de hacer reflexionar al espectador. Donde, seguramente, aunque no siempre, prima el contenido en lugar del continente. ¡Ojo!, sin que esto vaya en detrimento de la estética. En segundo lugar, y por lo general, se caracterizan por ser fallas sostenibles cuyos materiales principales suelen ser reciclados o menos agresivos con el medio ambiente. Todo esto hace referencia a lo que fueron las fallas en origen, por lo tanto, y en mi opinión, son más fieles con el espíritu fallero. En cuanto a la connotación innovadora, la repetición hace la norma, y en estos tiempos lo que más abunda son las fallas entendidas como “tradicionales”, aunque habría que revisar este término. Con lo cual, las fallas innovadoras que se salen de la norma por no seguir la estética imperante son una minoría. Yo me encuentro en un momento en el que tengo la inquietud de buscarle el sentido a lo que hago, que el proyecto aporte algo, y esto me lo permiten las fallas experimentales. Me gusta trabajar la madera, me gusta reciclar y darle una segunda vida a objetos que iban a ser desechados. Si, además, estas condiciones se usan para contar cosas y hacer pensar al espectador, pues mucho mejor. Creo que la falla es un gran medio para contar cosas.
¿Cuándo diseñas una falla, propones tú el tema o te dan directrices desde la falla? ¿Cuál es tu proceso a la hora de diseñar una falla?
En principio, es la persona artista fallera la que decide, pero puede haber sugerencias por parte de la comisión. Como, por ejemplo, si es un aniversario o cosas así. Yo normalmente tengo libertad. En cuanto a la temática a desarrollar, ha de ser un tema que te interese mucho porque vas a estar tiempo trabajando en él y puede llegar a saturar si lo que vas a hacer no acaba de calar en ti. Normalmente busco un tema y pienso de qué manera podría hacerlo más atractivo. Al final, el proceso no es tan diferente cuando se crea una ilustración o un cartel.
¿Cuál es el tema de las fallas que has diseñado este año para Plaça de l’Arbre. ¿Qué tipo de materiales vas a utilizar?
Es una intervención escultórica site-specific. Es decir, la misma esta ideada y diseñada especialmente para interactuar con su entorno específico. El contenido conceptual de la falla rescatará la memoria o la huella que deja el paso del tiempo en los restos de los edificios del barrio de Ciutat Vella, en concreto, en los azulejos. Por cierto, la falla estará patrocinada por Derribos Carmen! El contexto, en este caso, es importante, pues se aprovecha la fiesta de las fallas para la producción de la obra. Es una circunstancia que nutre el proyecto porque el fuego tendrá un papel importante, simbolizar el olvido. Estamos comprometidos con una filosofía sostenible y la economía circular, y se nos dio la oportunidad de reciclar una serie de muebles para la falla, lo que tiene aspectos muy positivos: se ahorra en material y se le da a una segunda vida a objetos abandonados. Además, el reciclaje no solo es coherente con el proyecto, sino que de manera directa hace alusión a los orígenes de las fallas, l’estoreta, el recoger muebles viejos para hacer una hoguera.
¿No se parece demasiado todas las fallas “tradicionales” con esa estética Disney que se ha implantado a fuego?
Quizá, lo que define a las fallas “tradicionales” es que están conformadas por una aglomeración de ninots ensamblados entre sí. Todo lo que se salga de ahí, seguramente, mucha gente lo definiría como experimental. Pero no hay nada que estéticamente unifique las fallas experimentales, son muy diversas entre ellas. En la fiesta, como en todo, ha de haber voces diversas. Personalmente, creo que enriquece más un proyecto que haga reflexionar o plantee cuestiones sociales que uno que se construya desde la excusa de que “hay que quemar algo bonito”. A veces existen proyectos que dan la sensación de buscar la temática por la estética, para poder dar más pinceladas, hacer más pliegues en los trajes, rizos en el pelo, etc.
Del diseño de la falla municipal (fuera de concurso) se encarga cada año un artista reconocido que tiene licencia para salirse de los caminos más trillados. Lo han hecho Escif, Pichiavo, Okuda, Dulk… ¿Qué te parece esta nueva política implantada desde que Compromís llegó al Ayuntamiento de Valencia? ¿Crees que ha dado buenos resultados?
Ha sido un cambio importante. En primer lugar, por dar prioridad a fallas construidas con materiales más sostenibles. En segundo lugar, por dar la oportunidad a artistas de diferentes disciplinas y con un reconocimiento fuera de las fallas, lo que hace que mucha más gente se interese por ellas. Creo que ha sido algo muy positivo para el mundo de las fallas y para la sociedad valenciana en general. Dicho esto, creo que también se están haciendo cosas muy interesantes desde dentro de las fallas. Hay bastantes artistas falleros experimentando y a veces tengo la sensación de que parece que las fallas las han rescatado los de fuera del oficio y no es así. Hay personas que llevan tiempo esforzándose por cambiar las cosas desde dentro. Un ejemplo sería Marina Puche.
Justamente, sobre Marina Puche te queríamos preguntar. Ella va a ser este año la primera mujer que se encarga de la falla municipal. ¿Qué te parece que hayamos tardado tanto en tener a una mujer al frente de la falla grande de la Plaza del Ayuntamiento? ¿Te gustaría ser tú, un día, el encargado de diseñarla?
Las mujeres están teniendo cada vez más voz en la creación de las fallas. Siempre han estado, pero en un segundo plano, es ahora cuando hablan en primera persona, y ya era hora. Aunque no es algo que haya sucedido de un año para otro, la grafitera Julieta diseñó su primera falla hace más de diez años. No sé si algún año me presentaré, pero reconozco que sería bonito ver una obra propia en la plaza.
Coordinas una serie de exposiciones temporales dedicadas a la ilustración en el MuVIM. Háblanos sobre el proyecto. ¿Qué ilustradoras/es pasarán por ahí en los próximos meses?
La Temporada ilustrada es un proyecto que nace para dar espacio al mundo de la ilustración actual en Valencia. Una ventana para dar a conocer el talento valenciano, que no es poco. Tenemos la suerte de tener un gran abanico de personas que han decidido dedicarse a la ilustración y nos gustaría que las exposiciones fueran un apoyo para que esas personas tengan más visibilidad. Ahora mismo está exponiendo Nuria Riaza, ha traído sus últimos originales hechos a boli Bic entorno a la memoria familiar femenina. En abril y junio estarán Pablo Caracol y Mike. La selección es muy variada.
¿Algún deseo para las fallas?
Me gustaría que en las fallas hubiera más empatía, sobretodo con las personas que trabajan en la fiesta. Hemos de recordar que detrás de cada falla hay, como mínimo, una persona que, seguramente, haya puesto mucha ilusión y esfuerzo. Las cosas desde fuera son muy fáciles de criticar y no podemos olvidar que hay gente que vive de esto. Al final, no deja de ser un encargo con un contrato anual, para la persona artista fallera es como si cada año tuviera que hacer una entrevista de trabajo cuyo puesto solo durará un año, quizás más… con suerte.