Borja Gónzalez, hostelero y maestro de ceremonias musicales; Mariano Steimberg a la batería y la percusión; y Ales Cesarini, al contrabajo y bajo eléctrico, son los responsables de que todo un estimable y fiel grupo de peregrinos ávidos de buen jazz acudan, cada lunes, a este pequeño gran templo de la música en directo en València: La Vitti. La fórmula resulta perfecta: abren bolo en una primera parte con un músico invitado, ya sea local, residente o foráneo. En una segunda parte, la jam session ofrece a los numerosos músicos —profesionales o en vías de serlo— la posibilidad de tocar ante un público asiduo, que nunca deja de sorprenderse, ya sea ante temas nuevos o clásicos, versionados con mil y un aromas. En la pausa, se aprecia cuán importante es ese silencio y respeto por los músicos, fundamental para que logren hacer gozar al máximo de su trabajo.
¿Por qué Monica Vitti para un bar como éste? ¿Cómo se ha desarrollado el cruce de tu formación en cine con tu vocación por la música?
B.G. La trilogía de Michelangelo Antonioni con Monica Vitti nos influenció mucho cuando estudiábamos; siempre mostré curiosidad por aquella revolución cultural e intelectual de los años 60, y La Vitti funciona como nombre de club y apela al universo femenino, que me interesa muchísimo. Además, omitir «Monica» y nombrarla como una folklórica encaja con nuestro carácter mediterráneo.
Los Lunezz de la Vitti se ha convertido en un referente para muchos músicos y público habitual. ¿Cómo fraguó la idea entre los tres?
A.C. Nos hablamos uno al otro del tercero… Borja buscaba asentar la jam en su programación y que funcionara conforme, básicamente, viene haciéndolo hasta ahora. Mariano, ya aquí como profesor de la Berklee, venía de dirigir jams en su etapa en Barcelona y yo fui el nexo en un primer momento porque ya hacía otras jams… Ya luego todo vino rodado y espontáneo para que finalmente Mariano venga encargándose de la dirección y propuesta de artista invitado. Ya durante la semana, buscamos huecos en nuestra agenda para prepar la sesión, decidiendo qué temas tocar y ensayando lo que podamos.
Viniendo cada lunes, el público aprende y disfruta de la mezcla de géneros, de influencias, de colaboraciones para mayor expresividad y posibilidades creativas… Como músicos, ¿en qué medida sois conscientes de vuestra labor pedagógica?
M.S. Siempre me pareció muy bonita esa conexión y cercanía especial con el público, basada en el silencio y es por ello que, no solo el público quiere venir a La Vitti, también los músicos quieren tocar aquí. Pero ese trato cercano puede ser fatal si no se maneja el asunto adecuadamente. Por eso la labor de Borja informando primero y luego la de Ales, amenizando y haciendo participar al público, es fundamental para conseguir esos momentos de magia.
B.G. Tiene lugar también esa liturgia previa espontánea de que el público coja sitio media hora antes, presentar a los músicos —algo que no sucede porque sí—, legitimándose esa sociedad músico-público que tanto se necesita y así se crea ese marco adecuado para que la actuación ofrezca todo el valor posible.
Parece obvio que los bares culturales como La Vitti y una escuela como la Berklee College of Music están aportando mucho a esta ciudad.
B.G. Los locales de la ABC (Asociación de Bares Culturales) contribuyen con otro tipo de propuesta cultural menos formal pero de calidad que, en el fondo, está muy arraigada en Valencia, el de cercanía, el «tardeo» y que inevitablemente ha de apuntar hacia una convivencia vecinal.
M.S. Sí, la verdad es que el color, la novedad, el trasiego de la gente que pasa por la Berklee también ayuda a que esa riqueza y modernidad multicultural propia de gente que llegan de fuera con diferentes formaciones, se transmita y se concrete en nuevas influencias en una sociedad, la valenciana, de profundas raíces musicales, pero quizás más clásicas.
¿Qué proyectos, planes, o invitados nos podéis adelantar para el verano? ¿Habéis pensado en grabar el directo de algún lunes?
B.G. Tengo un proyecto por arrancar: un mini-sello de lo que ocurre aquí en La Vitti, pensando como primera grabación en una de las jams con Baptiste Bailly, un gran músico, teclista, que está diciendo cosas muy interesantes en el ámbito de la improvisación, del jazz de vanguardia y de otras músicas. SERGIO BELLO