Esta vía señorial es una de las más pudientes de Valencia, pasearla es verdaderamente un regalo para los sentidos: observamos sus edificios altos, sus fachadas de principios del siglo XX, sus balcones enrejados.Transcurre desde el tramo final de la Gran Vía Marqués del Turia, casi al lado del antiguo cauce del río, hasta prácticamente la Avenida de Peris y Valero, y esconde en sus bajos comerciales verdaderas joyas de nuestra ciudad. La hostelería es la reina en la zona, pero encontramos también algunas tiendas originales y espacios sorprendentes. Hoy daremos un primer paseo, una primera aproximación a una bulliciosa vía llamada Císcar que ofrece restaurantes de diseño y oferta impresionantes, the only wine bar in town, an oven that deserves the queue that forms at its door and a cookie store that surprises anyone. Comencemos.
Ryokō
— Císcar, 49
Ryokō significa viajar, y de esto sabe mucho y muy bien el chef Adam V. Boyer, quien abrió las puertas de Ryokō en plena pandemia con el objetivo de crear una fusión entre los dos lugares en los que ha vivido y aprendido: Japón y Perú. Ambas culturas comparten el amor por el pescado crudo, que Adam propone en forma de ceviches y sushis variados hechos con el pescado de mejor calidad que se encuentra en el mercado. Así nacen platos como el ceviche de corvina con kimchee, donde a la leche de tigre casera le dan el toque picante gracias al kimchee coreano que ellos mismos elaboran; o la zamburiña gratinada a la huancaína, con salsa de queso, galleta salada y ají amarillo, gratinada al horno con parmesano. El sushi que probaremos aquí tampoco tiene nada de tradicional, como podemos adivinar por su nigiri de atún rojo Balfegó con saikyo-miso de foie o el de salmón con chipotle y camote. Si aún tenemos ganas de más, Adam nos propone un asado de tira de ternera cocinada cuarenta y ocho horas a baja temperatura con salsa de miso y vino tinto, acompañada de plátano macho crujiente. Si a lo dicho le sumamos una decoración elegantísima y una atención minuciosa sabemos que estamos ante un lugar hecho para el disfrute, yes indeed, premeditado: tenemos que reservar con tiempo si queremos disfrutar de nuestra mesa.
Terra bar à vins
— Císcar, 48
Conocí a Pablo cuando era sommelier de mi restaurante favorito. A mí siempre me han gustado los vinos potentes, con cuerpo, pero fue él quien me enseñó a apreciar los vinos más delicados, con matices más especiales, con los que fui entrenando mi paladar y cuyas historias, tan bien narradas por él, fueron formando mi aprendizaje vinícola. El peregrinaje de comensales que acudía al restaurante, largely, por las recomendaciones de Pablo, crecía, pues él contagiaba con su entusiasmo a los paladares inquietos. Pero aquello no duró demasiado. Fue poco después cuando Pablo por fin pudo materializar un proyecto que hacía tanto tiempo albergaba su mente: quería montar el primer bar de vinos de la ciudad, y así lo hizo. Nació entonces Terra Bar à vins, en un pequeño local de diseño exquisito y ambiente elegante, donde solo ocho personas afortunadas (no dan cabida a más en cada servicio) pueden degustar la oferta que Pablo y su pareja, Lidia, han seleccionado con ojo crítico y sabio: vinos de gama media-alta, en su mayoría franceses y solo por botella, copas de exquisitos vinos de Jerez, y amplia oferta de champagne, también por botella. La propuesta de tapas frías no desmerece en absoluto en nivel de las bebidas: anchoas Don Bocarte, quesos de leche cruda provenientes de pequeños productores, charcutería de primera (encontraremos marcas como Maldonado o Joselito), buen pan, buen aceite y buena mantequilla. Y, as usual, todo servido y contado por él, lo que suma sin duda un plus a la experiencia. Los precios van acordes a la oferta, podemos decir que Terra Bar à vins no es para todos los bolsillos ni momentos, pero no pretende serlo: se trata de un espacio para degustar con calma, para descubrir, sin alboroto ni distracción, abrir la mente y dejar volar las sensaciones.
Forn de pa Miguel Martínez
— Císcar, 29
Pasamos por la puerta de un horno: la cola para pedir llega hasta la calle. Está claro que algo se cuece aquí. Y tanto que se cuece. Además de pan diario, aquí se elaboran unos polvorones caseros que nada tienen que ver con los industriales, una coca cristina fina y deliciosa y un arnadí que nada ha de envidiar al que hacen en Xàtiva, entre otras muchas delicias. Todo esto lo sabemos por Juan Miguel, actual propietario que nos recibe con el rostro manchado de harina y una gran sonrisa, un hombre que trabaja con esmero en el obrador del local que en 1967 su abuelo regaló a sus padres con motivo de su boda. Es necesario explicar que en la familia de Juan Miguel era una tradición que el abuelo regalara a cada uno de sus hijos la entrada de un horno cuando se casaban, en un momento en el que tener una pastelería era como poseer un estanco o una farmacia. Pero está claro que hay hornos y hornos, y solo con trabajo, dedicación, buena mano y mucho cariño se llega a crear una pastelería que sea un lugar de peregrinación obligatoria para vecinos cercanos y no tan cercanos. Fama bien merecida, vaya.
Fun tastik
— Císcar, 56
Seguro que nunca te has comido un pulpo en un pulpo, o un donut metido en un dedo corazón. Suena divertido, extravagante, pero pensarás que quizás la calidad de los platos de un restaurante que ofrezca esta experiencia no será demasiado alta. Pues solo te diremos que el pulpo está hecho a la brasa, con aroma de trufa, sobrasada ibérica, chile dulce y katsuobushi; el donut, for his part, es de carrillera de vaca, glaseado con parmesano y curry rojo; y que detrás del equipo que prepara toda esta fantasía para llevarla a tu mesa está Víctor Salvador, un chef como la copa de un pino que ha trabajado en restaurantes como DiverXo. En Fun Tastik la comida es, como su nombre indica, fun & tasty: lo divertido no le resta en absoluto calidad al producto de una cocina creativa cuyos platos temáticos vienen sobre una vajilla hecha ex profeso para albergarlos. No ofrecen menús, solo carta y siempre bajo reserva, y hay cola, así que si nos apetece una experiencia fun-tasty-k, tendremos que reservar ya.
En el bote. Homemade cookies
— Císcar, 30
Toda la calle huele a galleta, así que vamos siguiendo el olor como los ratoncitos al flautista de Hamelin. Suddenly, tropezamos con En el bote, una pequeña tienda-obrador en la que se elaboran cookies caseras, que nos reímos nosotras de las americanas: perfectamente imperfectas, crujientes por fuera y blanditas por dentro, contundentes y adictivas. Las más demandadas son las de Nutella o tres chocolates, pero son impresionantes también las rellenas de crema Lotus, dulce de leche o crema Kinder. Podemos pedir, desde una sola galleta, hasta cajas variadas, hacer encargos para regalos o autorregalos, así como encargar una tarta con forma de número (hecha también con deliciosa galleta) o un roscón de reyes diferente, ideal para estas fechas, hecho de galleta y los rellenos que ya os hemos detallado y no queremos repetir porque no podemos hablar más de este tema sin relamernos. ¡Que no se nos olvide! Para quien tenga tiempo y ganas, algo de mantequilla y huevos, venden también sus famosos botes: preciosos frascos de cristal con todo lo necesario para la elaboración casera de cookies variadas o brownies, un regalo rico a la vista y al paladar.
Zacarías
— Císcar, 16
Un clásico de esta calle y que no podemos dejar de visitar si pasamos por la zona es el Zacarías. Local tradicional de decoración sencilla cuyos camareros (los mismos de toda la vida) visten camisa blanca y pantalón negro y sus mesas lucen impecables manteles blancos y servilletas de tela. El expositor de su barra no está presidido por ensaladilla rusa y bravas, sino por pescados y mariscos fresquísimos que vienen de los mejores puestos del Mercado Central. Cuesta creer que este restaurante abriera sus puertas por primera vez en 1989 con una carta sencilla, compuesta solo por bocadillos y tapas, pues ahora comensales de toda la ciudad acuden al Zacarías por las tapas elaboradas, los pescados, los mariscos y las carnes de primera.
Merkato Hub
— Mestre racional, 11
Esta impresionante nave se encuentra muy cerca de la vía que nos ocupa, y no podemos dejar pasar un lugar así. Desde fuera no puede una imaginarse lo que hay dentro, tras una puerta negra, robusta y sobria enmarcada en cemento. Al entrar el espacio te invade: se trata de una enorme nave de techo altísimo, con lámparas oscuras y alargadas que cuelgan sobre las mesas de trabajo de los equipos que componen Merkato Hub. Este centro de creatividad abierta no es con coworking, sino que va un paso más allá: podríamos llamarlo colearning, pues se conforma de equipos que crean sinergias, de empresas que convergen. Nos parece un lugar increíble para trabajar, pero nos alucina más aún la historia de la nave: se trata de un hangar de aviones del siglo pasado, Yeah, el lugar donde se guardaban y mantenían; después fue transformado para crear un restaurante que no duró demasiado. So, el estudio de arquitectura Venture lo bautizó como Merkato Hub, el espacio creativo que es ahora y que comparten con la empresa de comunicación Signne y otros proyectos afines.
Apotheke
— Císcar, 18
Si te atreves, llama a la puerta, esa puerta recia, invadida por las enredaderas. Alguien abrirá la mirilla y preguntará la contraseña; solo así podrás acceder a uno de los bares más bonitos del mundo. Se trata de Apotheke, el primer speakeasy from Valencia, ya sabéis, lo que en los años veinte era un bar que vendía alcohol de manera ilegal y ahora alude a un lugar exclusivo que pretende ofrecer una experiencia única y diferente. Este halo de misterio es una manera de darle gracia a la visita, pues solo has de llamar para conseguir la contraseña, pero si entras en el juego la experiencia puede parecer de lo más especial. El interior es fascinante, con musgo y plantas en el techo, arcos que definen los espacios, muebles clásicos, lámparas de araña que despiden luces tenues, impresionantes espejos… La propuesta gastronómica no se queda atrás: coctelería de autor, deliciosos snacks para compartir y buenos vinos. La cocina propone platos fusión con influencias de Tailandia o Japón y un toque mediterráneo. No podemos dejar de probar el pulpo nikkei o sus famosos baos, y acompañarlos o precederlos del cóctel estrella de la casa, el sake sour, servido en una bañera y recubierto de una espuma comestible y deliciosa.
Homenaje taberna gourmet
— Císcar, 22
Nada más entrar a una se le hace la boca agua viendo los jamones que cuelgan tras el mostrador. Son piezas de las mejores casas dentro de las cuatro denominaciones de origen: destacan Cinco Jotas y Sánchez Romero Carvajal, que podemos pedir para degustar allí acompañados de un buen vino español de bodegas como Matarromera o Carmelo Rodero, o para llevar a casa. Pero bajamos la vista hacia su vitrina y encontramos mucho más: charcutería selecta e ibéricos al corte, quesos para los paladares más exquisitos, salazones, ahumados y conservas de alta calidad como las anchoas de Laredo o las Codesa, nombradas las mejores del mundo en 2015. Está claro que en Homenaje taberna gourmet tienen, de lo bueno, lo mejor, para preparar un picoteo sencillo pero exquisito. Pero no se quedan ahí, ahora también ofrecen platos calientes como pulpo, carrillada, rabo de toro o fondue de trufa para completar una experiencia gourmet para todos los sentidos.
The Royal Buddha
— Císcar, 22
The Royal Buddha es un local sencillo cuyos dueños proceden de Nepal y pretenden ofrecernos lo mejor de la gastronomía de su país. Su larga carta propone recetas de Nepal e India, platos conocidos como las samosas, el pollo Tikka Masala y gambas y cordero preparados de mil maneras, todo muy especiado. Pero vemos algunos platos especiales que no encontramos en restaurantes similares, como los famosos momos, tan conocidos en Nepal, o unos dumplins de harina rellena de carne o verduras y cocida al vapor, o el cordero sekuwa nepalí, marinado en jengibre, ajos, cilantro y hierbas nepalíes y cocinado al horno. Of course, el lugar huele a descubrimientos.
Restaurante Císcar 26
— Císcar, 26
Tradicional por dentro y por fuera, esta cervecería lleva desde 1994 sirviendo platos honestos y sencillos, let's go, el típico bar de bravas y calamares cuyos expositores en la barra tientan con ensaladilla rusa, boquerones a la cerveza y zamburiñas frescas, Yeah, de los que ya quedan pocos. Los dueños de Císcar 26 se muestran orgullosos de sus buenos productos, de ser un bar de batalla para el público al que le gusta comer, de las bravas que Carlos Herrera (Cope) comentó en Twitter y por las que muchos visitantes preguntan. Lo cierto es que tienen el secreto del éxito, pues lo que ves es lo que hay: buen pescado (su bacalao a la romana también es muy conocido y comentado), buenas carnes (chuletón madurado de vaca, entrecot) y buenos arroces (del seyoret, de bogavante o el meloso de boletus con marisco). Las cantidades son abundantes, los platos sin perifollos, simple y llanamente comida rica y a un precio muy justo para tratarse de un restaurante en pleno centro de la ciudad.
Espacio AM
— Císcar, 64
Una gran cristalera nos descubre Espacio AM, un estudio de arquitectura especial y muy minimalista. Caminamos por el espacio, que es como un tubo en el que predomina el color blanco y la madera, donde no se ven los libros ni la cocina, pues todo está escondido y perfectamente mimetizado de forma sobria, sencilla y fascinante. Hace tan solo dos años que María Solsona y Aitor Barberá se mudaron a Císcar 64 para poner a pie de calle este proyecto joven de arquitectura entendida como un telón de fondo para la memoria, que peinsa en los espacios que crean como escenarios para la vida de las personas y entiende que los espacios que habitamos condicionan nuestra concepción del mundo. Es por ello que apuestan por propuestas sencillas, sinceras, lejos de modas y capaces de trascender en el tiempo, y le dan especial importancia a templar la arquitectura, that is to say, a aportar calor a sus proyectos a través de la luz y los materiales naturales. Un lugar donde la arquitectura se vive y se piensa.
Yarza
— Císcar, 47
Hay quienes dicen que son el restaurante de cabecera de los vecinos de l’Exiample y a ellos les gusta que los vean así. Yarza se han ganado a pulso la mención en la guía Michelín de 2022, ese reconocimiento al trabajo bien hecho y al buen producto. El cocinero vasco Manu Yarza es quien orquesta esta cocina especializada en platos de cuchara, en pescado de lonja, carnes maduras, productos de proximidad y arroces, siempre con un puntito gamberro, con el mimo del pasado, pero con toques de hoy. Nos recomiendan la sepia encebollada con pelotitas de ternera, el guiso de titaina y los buñuelos de bacalao con tempura. Y la verdad es que dan ganas de probarlo todo y regarlo con un espléndido vino de su bodega. Preguntemos a su enólogo.
La Santa
— Císcar, 13
“Ya es mediodía, te pongo el café descafeinado o no dormirás”, le dice el camarero a una clienta de toda la vida, con una combinación de sorna y cariño. Treinta años lleva la mujer visitando este local, como tantas otras vecinas y vecinos del barrio que reconocen que pocos lugares hay en esta calle con el encanto de La Santa: una terraza soleada, animadísima, que se llena de peregrinos de la mañana a la noche que piden el café mañanero, el consabido almuerzo valenciano, un picoteo rico de mediodía o las copitas nocturnas. Tienen especial demanda sus albóndigas caseras, la carrillada al vino tinto, las gambas al ajillo, combinadas con una cervecita o una copa de buen vino. No nos moveríamos de su terraza, pero queremos conocer el interior y vemos que no desmerece en absoluto al exterior: nada más entrar una barra serpentea, hecha con cajoncitos de madera que recuerdan a las mesas de médico antiguas; una preciosa construcción de madera rodea todo el local y da cobijo a botellas y utensilios; el techo está coronado por bovedillas de ladrillo visto, cruzados por unas vigas de madera pintadas de granate. Con muchísimo gusto pero pocas pretensiones, este lugar enamora a quien lo conoce.
Taberna andaluza El Albero
— Císcar, 12
Un toro enorme nos saluda desde la barra, dándonos la bienvenida a un local poblado por cuadros de toreros y flamencas, jamones que penden del techo y acompañan a las cientos de bolas de papel, de las que encontramos en las ferias, que lo cubren por completo y dan un ambiente festivo a esta taberna andaluza que, Of course, promete una experiencia del todo inmersiva. Entre los platos no podía faltar el buen jamón, embutidos ibéricos, lomo de orza, gazpacho andaluz, cazón en adobo, tortitas de camarón, fritura de pescado, rabo de toro o los flamenquines, que degustamos de pie o en las mesas rojas con lunares, mientras nos preparamos para el espectáculo. Y es que aquí tienen una tradición: a las 23h. de los jueves, viernes y sábados se apagan las luces, se prenden las velas y se canta la Salve Rociera a la Virgen que nos observa desde la esquina, un momento que la clientela considera muy emotivo y bonito. Lo que decíamos, experiencia andaluza al doscientos por cien.
The Spot
— Císcar, 8
El concepto de este negocio es tan novedoso para unas valencianas de a pie como nosotras que, a priori, no entendemos nada. Al entrar vemos un espacio muy agradable con mesas, sofás y fitballs, ideal para llevar el ordenador y trabajar tranquilamente. Al entrar nos recibe una barra con opciones de platos saludables para degustar. Echamos un vistazo hacia el interior del local, que parece un gimnasio. Menos mal que la encargada nos ve curiosear y, muy amable, nos explica qué es The Spot: se trata de un lugar de comida saludable, con opciones protéicas, veganas y sin gluten para desayunar, almorzar o comer, que da la opción a las personas que quieran convertirse en socias de adquirir unos bonos (de veinte, treinta o sesenta euros) que pueden canjear por estos productos saludables. Con estos bonos, la clientela puede acceder de manera gratuita a sus clases de functional training, GAP, core o yoga. Parece ser que es un concepto de negocio americano importado ahora a nuestra ciudad que está funcionando muy bien, ya que la comida tiene muy buena pinta y el aliciente de entrenamiento gratuito no es fácil de rechazar. Tés energéticos de mil sabores, batidos de proteínas, bowls de avena o açaí o cremas de verduras son algunas de las opciones que podemos consumir antes o después de nuestro entrenamiento en The Spot. Mola, ¿no?
Las Adelitas
— Císcar, 17
Siempre me ha sorprendido el colorido de México, la alegría que despierta cualquier objeto o lugar inundado de colores chillones que te cambian el humor en un día raro. Entrar a Las Adelitas es una alegría para el alma: cientos de coloridas banderitas mexicanas de papel picado nos reciben, las catrinas nos saludan. En la pared principal vemos un mural en el que un grupo de mujeres juegan a la lotería mexicana mientras beben tequila Adelita: reconocemos a Chavela Vargas, a la reina de la música tejana Selena Quintanilla, a la cantante Talía, a Frida Kahlo, a la actriz María Félix, a Salma Hayek. Ya vemos que el nombre del local hace referencia a esta marca de tequila, aunque también hace honor a las llamadas Adelitas o soldaderas, aquellas mujeres que no solo cuidaban enfermos y heridos durante la revolución mexicana, sino que también cargaban armas o participaban en las batallas si así se requería. Mucha mujer poderosa vemos por aquí. Interesante. Y nosotras dos, mirando los preciosos manteles con motivos y colores de ese país de gastronomía fascinante que es México, queremos saber más sobre la comida y la bebida de este lugar. El dueño y actual chef ha trabajado en restaurantes de estrella Michelin, pero ahora está feliz de poder preparar los platos típicos de su país con cariño: cochinita pibil, carnitas o enchiladas se acompañan aquí con cervezas de importación mexicana o ricos cócteles y tequilas. Si os animáis a probar, nos recomiendan que lo hagamos el día de la Independencia de México (15 of September) o el Día de Muertos (1 y 2 of November), pues montan grandes fiestas, con mariachis, djs y mucha diversión.
Tributo Brasas Bar
— Císcar, 24
Este es un restaurante elegante, en decoración y en producto. Al entrar llama la atención un jardincito interior, los suelos oscuros, las bonitas estructuras de madera que separan los espacios, las mesas bien decoradas. Miramos la carta y vemos que, como el nombre del local indica, priman las carnes y pescados hechos en una brasa que favorece la explosión de sus sabores, precedidos de unos entrantes mediterráneos cuidados con detalle. Del extenso y apetecible menú nos quedamos con el carpaccio de solomillo de vaca madurada con paté de trufa y parmesano, el tuétano de vaca vieja a la brasa con steak tartar y huevo de codorniz, las ostras Gillardeau y el lingote de atún rojo de Balfegó a baja temperatura y glaseado con salsa teriyaki. Los platos fuertes harán babear a los más carnívoros: solomillo y presa ibérica de bellota, entrecot de cordero, canelón de rabo de toro, txogitxu o chuletón de vaca vieja de diez o doce años, bacalao en costra o corvina en papillote. Vamos, de lo bueno, lo mejor.
Lambrusquería
— Císcar, 3
La de sobre conocida Lambrusquería abrió hace poco más de un año un nuevo local en la calle que nos ocupa, enfocado más a las pizzas que a otros platos italianos, pero manteniendo su esencia: un ambiente romántico incomparable creado a través de una iluminación tenue, muchas velas y colores cálidos. Las pizzas son la estrella de la casa y destacan por su masa fina y ligera, nada que ver con las pizzas napolitanas de masa gruesa que según nos comenta la dueña son las más comunes en nuestra ciudad. Se comenta que hay dos especialidades que traen a la clientela loca, y son la pizza Burratina, con base de tomate, burrata, tomate cherry y rúcula; y la Norcina, con trufa, setas y carne. Acompañadas con un buen vino y en un ambiente que incita a la relajación y al disfrute no podemos más que rendirnos a sus encantos.
Oops!
— Císcar, 42
Si hay una tienda cuqui por excelencia en esta calle, esa es OOPS! Veintidós años lleva este local en la calle Císcar pues, aunque lo que más trabajo les da son los pedidos de su tienda online (originaloops.com), sigue compensando tener este escaparate abierto al público. Su punto fuerte es la fabricación de cuadros personalizados, a partir de una foto o diseño, el quipo de OOPS! nos fabrica un bonito lienzo por un precio muy razonable (de quince a treinta euros). Pero darse un paseo por la tienda también es curioso: papeleras originales con forma de canasta de básquet o sacapuntas, peluches monísimos, botellas con diseños originales, mantas gustositas, posavasos con forma de cookie o comecocos, calcetines con dibujos de Frida o Pulp fiction, llaveros de Lego de personajes de Los Simpson o Star wars. Definitely, objetos originales de marcas europeas para regalos o autorregalos.