DESDE EL JUEVES 19/5
MuVIM. Quevedo, 10
Artista come arte. Es la filosofía que atraviesa la última exposición en el MuVIM de Jesús Herrera Martínez, un artista que conoce al dedillo la historia del arte occidental, la ha masticado con admiración y la regurgita con una mirada contemporánea echando mano de la tecnología y una técnica pictórica excelente. De los relieves que forma la palma de su mano ha extraído, con ayuda de técnicas de análisis visual de tipo biométrico, una topografía que recuerda a una geografía montañosa sobre la que ubica paisajes verosímiles en sus pinturas. La mano del artista se convierte en naturaleza. O utiliza un programa que crea caras artificiales para traspasarlas a la pintura en una instalación que refleja la composición étnica de la sociedad danesa actual (Herrera lleva seis años viviendo en Dinamarca). O utiliza inteligencia artificial para envejecer su rostro y luego lo pinta al óleo, degollado, sobre una bandeja, cual Holofernes. Parte de la pantalla, pero siempre acaba con pintura matérica, la de los grandes maestros barrocos que tanto admira. En Pintura caníbal Herrera hace una relectura en clave danesa de los retratos y los bodegones del pintor holandés Albert Eckhout, quien viajara en el siglo XVII a Brasil documentar el “Nuevo mundo”, juega con el autorretrato y se convierte en pintor de corte. En el MuVIM podréis ver el último boceto del retrato de la princesa Mary de Dinamarca encargado por la Galería Nacional de Retrato de Dinamarca, un lienzo cuadrado de colores suaves y composición clásica con guiños a la representada y a Dinamarca, como la sombra del eucalipto en alusión al origen australiano de la princesa o la silla sobre la que se sienta, diseñada por el danés Hans Olsens. Un ejercicio de canibalismo que reinterpreta los arquetipos de la vieja pintura de Occidente. S.M.