MUSEO DE BELLAS ARTES. Sant Pius V, 9
El grabado es un género con poca prensa pese a haber sido herramienta indispensable para la difusión y el aprendizaje del arte. Los grabados que podemos ver en el Museo de Bellas Artes pertenecen a un grupo de maestros de Núremberg herederos de Alberto Durero que entre finales del siglo XV y el XVI (edad de oro del grabado en Alemania y en el mundo en general) se especializaron en grabados de pequeño formato –algunos, auténticas miniaturas– de temas religiosos y mitológicos, coloquiales, ornamentales e incluso eróticos o de crítica política. Una de las razones de que fueran tan pequeños es que pudieran ser escondidos en los misales de ojos inquisitoriales. Un grabado se realiza tallando líneas sobre cobre con un buril, entintándolo y traspasando finalmente la imagen al papel. Es muy fácil que aparezca un manchurrón cuando se acumulan las líneas de muchos personajes con sus detalles y simbolismos en un espacio mínimo, como en las obras de Albrecht Altdorfer. Por eso estas miniaturas son puro alarde de destreza técnica. Son además de una delicadeza extrema (tienen una media de 500 años de edad), por cuestiones de conservación deben estar en cuarentena cuatro años entre exhibición y exhibición. Hay que aprovechar la oportunidad. S.M.