HASTA EL DOMINGO 9/3
IVAM. Guillem de Castro, 118
Hasta septiembre pudimos ver en la Fundación Bancaja una exposición dedicada al Grupo El Paso, aquel conjunto de artistas que a mediados del siglo veinte, en pleno franquismo, quisieron renovar el arte español abrazando nuevos aires que venían de Estados Unidos: los del expresionismo abstracto con esa violencia gestual y matérica tan suya. Entre ellos, sólo había una mujer, Juana Francés, pero acabaría abandonando el grupo al sentir que su arte era menospreciado por su condición femenina. A ella va dedicada esta muestra del IVAM que profundiza en las diferentes etapas de su trayectoria artística y sirve de colofón al centenario de su nacimiento. Hasta 1960, la alicantina realizó obras con diferentes texturas (regadas o goteadas), colores sobrios (negros, blancos y tonos tierra) y nuevos materiales como la tierra o la arena de distintos grosores y texturas. Después incorporaría material de desecho y fragmentos de la naturaleza (objetos encontrados, trozos de ladrillo, cerámica y vidrios) en composiciones más cercanas a los planteamientos dadaístas o al arte povera. Desde 1963 y durante casi veinte años produjo su serie más importante, El hombre y la ciudad, esas cajas con cabezas aprisionadas que describían un entorno humano angustioso y agobiante producto de la industrialización y del desarrollo económico de la época. Y ya en los años ochenta volvería a la abstracción en sus series Fondos Submarinos, Cometas y Escudos, donde experimentó de nuevo con la materia y el gesto, con el círculo y el rectángulo, para evocar el cosmos y las profundidades del mar. AU