CENTRE DEL CARME. Museu, 2
Luis Gordillo fotografía sus pinturas y manipula las imágenes que extrae para llegar a otra cosa. En época pre-photoshop, años 70, el que sería Premio Nacional de Artes Plásticas (1981) recortaba, fotocopiaba, encajaba, reproducía, modificaba, pintaba, contraponía y rayaba las fotografías de sus pinturas y luego las volvía a fotografiar en un juego relajado en el que pintura y fotografía se alimentaban mutuamente. Este ejercicio de pintura manipulada se puede ver en la exposición del Centre del Carme, en dos obras (Baño dúplex y Andarín Cabezón) en las que juega de mil maneras con la figura principal de una obra primigenia para componer otra. Gordillo exprimió todas las técnicas de una época analógica sin ordenadores, desde el offset a las fotocopias, pero cuando llegó lo digital también lo abrazó sin complejos porque, según él, las máquinas te regalan colores que tú nunca hubieras pensado. La única pieza digital del recorrido es un collage de pequeños collages en los que sigue jugando con la imagen. Y la obra más importante de la sala quizá sea Secuencias edipianas, donde compone una secuencia fotográfica narrativamente (algo que nadie hacía por aquel entonces) para contar una historia de connotaciones sexuales en la que aparece Tom Jones en la playa con una chica, Pipo el muñeco fumador y él mismo, como voyeur. S.M.