HASTA EL DOMINGO 19/11
CENTRE DEL CARME. Museu, 2
De Leda y Judith entre Venus, ninfas y otras Evas. Es el título de la obra en la que Paloma Navares atrapa en tubos de metacrilato fluorescentes representaciones femeninas icónicas de Durero y otros reconocidos tótems de la historia del arte. La idea es desmontar el mito, revisar el canon y reflexionar sobre la utilización de la imagen de la mujer (desnuda) en el arte occidental apropiándose de las obras o de fragmentos de ellas. Navares trabaja sobre imágenes iconográficas del pasado, les aplica nuevas tecnologías, juega con el espacio y la luz (¡muy importante!) y utiliza metacrilato, cables, escultura, fotografía, vídeo y audio para dar con obras interdisciplinarias enigmáticas y poéticas. Pero también echa mano de otros elementos cotidianos industriales o manufacturados como bolsas, estanterías o cortinas, estas últimas, hechas de recortes fotográficos sobre papel transparente que evocan el genocidio de Ruanda o la belleza de los cerezos japoneses. La cultura nipona impregna algunas de sus propuestas, por ejemplo, en forma de Nüshu, un sistema de escritura que fue creado exclusivamente para ser utilizado por las mujeres. Navares recurre al sarcasmo para criticar los estrictos cánones de belleza que presionan a buscar la perfección a mujeres que hoy pueden falsificarse y hacerse a medida. Para muestra, el icónico maniquí Milenia, del corazón al artificio. La dictadura de la estética es un tema importante en la trayectoria de Navares, también lo es el futuro cyborg hacia el que nos encaminamos, recogido en una instalación hecha de bidones traslúcidos que proyectan desde el interior bebés sacados de cuadros de la Virgen con el niño, una reflexión sobre la naturaleza artificial gestada en el laboratorio. Fieras enjauladas, flores y sueños campan por la muestra de una artista que empezó a analizar la socialización y simbolización de la mujer en los años setenta del siglo pasado. S.M.