Russafa Escènica tiene cada vez menos de Russafa. También se va alejando de los espacios no convencionales. Alguien exclamará: ¡están perdiendo su esencia! La respuesta lógica que el crecimiento y la expansión del festival es una consecuencia lógica de llevar muchos años haciendo las cosas muy bien. Pero es lo que hay, Russafa Escènica arrastra sus espectáculos a más y más zonas de la ciudad en cada edición y la programación de más calado busca acomodo lejos del barrio que la vio nacer. Las circunstancias este año son las que son y habrá que reducir el aforo y los días del festival, Russafa OUT se desarrollará durante dos semanas en lugar de tres, como venía siendo habitual. Además, adopta un formato híbrido en previsión de que las autoridades pongan alguna pega: habrá representación física mientras las circunstancias lo permitan y también retransmisión digital de las propuestas.
Dicho esto, nos metemos en harina con los Bosques, es decir, piezas de unos 60 minutos que este año se representan mayoritariamente en salas de teatro al uso. Arritmados trae su circo feminista a Espacio Inestable (10852); Silvia Batet llenará de danza uno de los espacios novedosos y más fascinantes de esta edición, la capilla del Monasterio Sant Miquel dels Reis (Réquiem); en el thriller psicológico 9 Javier Sahuquillo de Perros Daneses, a lo Otto Preminger (lo decimos por el cartel), se pregunta hasta donde estaríamos dispuestos a llegar para defender la duda razonable en un caso de asesinato; Eva Zapico indaga en la alteridad como base ideológica del racismo en La sala de los trofeos que se representará en La Rambleta; El Conde de Torrefiel presenta la obra infantil Los protagonistas; la vasca Olatz Gorrotxategi muestra con humor absurdo las relaciones de dependencia que genera la pertenencia a un grupo en Ganeko Crew, y en la pieza de danza Catalina, de Iniciativa Sexual Femenina, podremos ver actuar a Cristina Morales, la escritora que le pegó una buena sacudida al mundillo editorial con su novela Lectura fácil, a la postre, ganadora del Premio Nacional de Narrativa.
Y llegamos al Invernadero, esto es, la pieza larga de producción propia del festival que este año sale por primera vez de Russafa y dirige Adrián Novella de Bullanga Teatre en el ático del edificio Rialto. En Los de arriba se celebra una fiesta de cumpleaños a la que estamos invitados junto a jóvenes que se preguntan sobre qué es más importante, la salud o la economía, las libertades o los privilegios. Por otro lado, el Jardín Escénico en el Centre del Carme cambia de formato. El año pasado consistió en seis piezas de entre cinco y diez minutos que se representaban en bucle cada quince minutos durante hora y media para que los espectadores pudieran construir su propio recorrido, este se compone de una única propuesta, la obra 1km2escrita y dirigida por Jerónimo Cornelles. Ahora sí, para poder ver los Viveros (piezas de 25 minutos) tendremos que volver al centro neurálgico que da nombre al festival, el barrio de Russafa. De los cinco viveros en cartel destacan Els tardigards dirigida por Sergio Caballero e interpretada por Helena Font y Pablo Díaz del Río y El pathetic show, una obra de humor satírico basado en los espectáculos de variedades que marcaron una época de este país, cuando España era “una gran liebre”. Russafa Escènica, un festival que no tiene desperdicio. AU
