“NO QUIERO TAMPOCO QUE EL TÍTULO LO DIGA TODO”

Entrevisto a Emilio Ortiz acompañado de su inseparable perro Spook en un restaurante de Valencia. Emilio Ortiz nació en Baracaldo, Vizcaya, en septiembre de 1974. Es licenciado en Historia. Comenzó a publicar en 2015, año en el que obtuvo el segundo premio del I Certamen Internacional Musas de Primavera con el relato Una sonrisa. Apenas un año después, ganó el primer premio en la XI Edición de los Premios ANADE de cuento con Las angustias de un dibujo. Tras publicar A través de mis pequeños ojos, en 2016, le pregunto por su siguiente libro La vida con un perro es más feliz (Temas de Hoy). Dedicado a Isi, que viajó sin quererlo a un lugar más grande y esperemos que más hermoso. GINÉS J. VERA

¿Cómo surge la idea de escribir este segundo libro, La vida con un perro es más feliz?
Como sabes, venimos de una historia de ficción basada en la vida de un perro guía, A través de mis pequeños ojos, que es una historia inventada que podría ser perfectamente real, porque es en sí la vida de Mario, un joven invidente cuyo perro guía pues narra su historia y sus peripecias, que le van surgiendo a esta pareja de perro y humano.
Y tras este libro habían cosas por ahí que seguían flotando en mi cabeza, ideas que yo pensé que no se deberían quedar ahí flotando, en mi cabeza, sino que deberían tomar forma y la forma que han tomado es la forma de este libro que el propio nombre lo dice: la vida con un perro es más feliz.
No quiero tampoco que el titulo lo diga todo por eso el invitar a los lectores a que lo descubran por ellos mismos, si quieren que lo comprueben, efectivamente, “La vida con un perro es más feliz”; hay gente que no comparte la vida con un perro, pero los que si la comparten darles la oportunidad de corroborarlo a través de las páginas de este libro y darles también mi punto de vista, que se puedan divertir, sobre todo con muchísimas anécdotas que me han contado personas que conviven con perros y también con historias profesionales de perros guía, perros policía, etc.

Veo que hay curiosidades en el libro, por ejemplo, que el fiel compañero canino de Simón Bolívar, Nevado, tiene incluso una estatua en su honor en una localidad de Venezuela.
Bueno, esa es una parte en la que aparte de contar la parte histórica del proceso de domesticación canina, de cómo el perro se fue acercando al hombre primitivo hasta nuestros días, hasta llegar a convivir en nuestras casas con una inteligencia funcional muy avanzada, y dentro de esa parte dedicada al proceso histórico de domesticación hay un pequeño apartado que dedico a lo que han influido determinados perros sobre algunos líderes políticos, religiosos, personajes históricos, como han influido los perros en sus vidas y por tanto en la toma de decisiones muy importantes. Hablamos del perro de Simón Bolívar pero también del mismo Hitler, un personaje histórico capaz de exterminar a millones de personas, de haberlas perseguido por su ideología política, por su orientación sexual, por un odio terrible hacia los judíos, además de eso era capaz de querer como quería a Blondie, a su mascota, a un perro. Hasta Hitler que sería lo más parecido al demonio contemporáneo tenía ese resquicio de no sé cómo llamarlo.

¿Qué nos queda por aprender de nuestros amigos cuadrúpedos a pesar de haber convivido con ellos durante miles de años?
Yo creo que deberíamos mejorar la capacidad nuestra a la hora de captar los mensajes que los perros nos dan. Cuando son necesidades físicas las captamos muy bien, un perro nos ladra cuando tiene hambre o se relame demasiado cuando tiene sed, pero luego no somos capaces del todo y de eso hablo en el libro de captar los mensajes cuando nos están pidiendo necesidades afectivas y emocionales. Los perros necesitan cariño, a veces te están pidiendo una caricia o a veces todo lo contrario, que los dejes en paz, hablo también en el libro de que hay veces que nosotros nos pensamos que por el hecho de que ellos se hayan desarrollado mucho como especie y de que hayan desarrollado una inteligencia emocional son como nosotros y no son como nosotros. Hay veces en las cuales vas a darle un abrazo a un perro y lo estás agobiando, ese tipo de mensajes son los que yo creo que deberíamos aprender.

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