“LA INDUSTRIA ALIMENTARIA PUEDE A VECES CONFUNDIR A LA POBLACIÓN CON MENSAJES CONFUSOS O SEGADOS”

Esta semana entrevistamos al Dr. Ramón de Cangas. De Cangas es dietista-nutricionista, biólogo, postgraduado en nutrición humana y dietética, doctor en biología funcional y molecular, y en la actualidad realizando un segundo doctorado (en ciencias de los alimentos). Es el presidente de la fundación Alimenta Tu Salud, miembro del Órgano Consultivo del Consejo General de Dietistas-Nutricionistas de España y miembro del cuerpo académico de la Academia Española de Nutrición Humana y Dietética. Entre sus varias publicaciones científicas y libros publicados, le preguntamos por el libro que acaba de publicar, ¡Come y ponte en forma! (Ed. Oberon). GINÉS J. VERA

En un apartado de ¡Come y ponte en forma! no solo descubrimos que se ha probado la existencia de neuronas en el intestino humano, sino su interrelación bidireccional con el cerebro. Ello unido a los estudios que apuntan a beneficios en la salud psiquiátrica gracias a la ingesta de alimentos fermentados con bacterias vivas, lo que algunos llaman psicobióticos. ¿Nos lo comenta?
Así es, es un descubrimiento relativamente reciente. Actualmente se sabe que esta microbiota del cerebro se encuentra en el hombre y en primates pero no en otros mamíferos (y esto abre las puertas a alguna hipótesis según la cual este hecho pudo tener algo que ver en la evolución) y, entre otras muchas cosas, se ha sugerido que puede tener influencia incluso en el estado de ánimo. Es más, hasta se ha hipotetizado que la microbiota que tenemos puedo influir en nuestras decisiones a la hora de elegir alimentos. Queda mucho por investigar, pero lo que sí que está muy claro es que nuestra microbiota tiene un impacto importante en nuestra salud (según tengamos una u otra).

Siguiendo en parte con lo anterior, incluye en el libro un menú semanal saludable donde vemos lácteos a diario. El tema de los lácteos parece ser muy controvertido. Pero leemos en ¡Come y ponte en forma! que hay evidencias incluso del beneficio de la ingesta de calcio relacionada con la excreción de grasas (ayudando a regular su exceso), con un buen estado cardiometabólico o su papel preventivo frente al cáncer colorectal. ¿Debemos incluir lácteos enteros en nuestra dieta, entonces?
Los lácteos no son un grupo de alimentos imprescindibles, pero sí son muy interesantes. Hay evidencia elevada de que el consumo de lácteos (la evidencia es más elevada para el yogur y especialmente para el yogur entero) se relaciona con una reducción del riesgo cardiovascular y metabólico, así de que su consumo se relaciona con un mejor control de peso e incluso una mayor pérdida de grasa corporal y visceral y un mantenimiento de la masa magra. Personalmente soy partidario de incluir lácteos a diario, especialmente yogur entero natural no azucarado.

Háblenos del papel de la industria alimentaria a la hora de publicitar ciertos productos, como por ejemplo, los del desayuno, puesto que afirma que en ocasiones hay intereses económicos llegando a confundir a la población.
Aunque la industria alimentaria puede a veces confundir a la población con mensajes confusos o segados, lo mismo, o peor, hacen ciertos “gurús” que se dedican a criticar a la industria porque sí y a difundir miedo acerca de la industria así como a presentar planteamientos radicales y extremos para conseguir followers y likes y finalmente dinero derivado de ello en las redes sociales. Es el llamado sesgo de ego. La industria alimentaria puede hacer muchas cosas dialogando con los Dietistas-Nutricionistas y se han hecho cosas interesantes en ese sentido. No todo es blanco o negro.

Otro de los apartados interesantes, como bien apunta, es la controversia generada con el consumo de carne procesada y el incremento del riesgo de cáncer. Algo que pareció sorprender a la opinión pública recientemente. Eso a pesar de que ya se había indicado así por varios organismos internacionales en 2007 y 2011. Es una evidencia científica la relación entre ingesta de carne procesada (cecina, jamón, chorizo, salchichas, mortadela, sobrasada, etc.) con el riesgo cardiovascular, el de padecer diabetes mellitus o asociado a cáncer colorectal. ¿Es así? ¿Por qué nos sorprende tanto si se sabe desde hace años? ¿Hay intereses económicos, de nuevo, por parte de la industria y el Gobierno, acaso?
Son alimentos tradicionales, instaurados en nuestra cultura, motor económico de grandes empresas, pero también de pequeños productores… Productos a los que estamos acostumbrados desde niños y que vemos por todas partes. Es por ello que pueda costar entender que su consumo sea peligroso. Ahora bien, tampoco podemos ser exagerados, aunque el riesgo poblacional es significativo, el riesgo individual es bajo, además, consumiendo estos productos de forma moderada el riesgo es bajo. El problema es que muchas personas incluyen estos alimentos a diario o casi en su dieta.

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