«Me temo que hemos recordado muy poco»

ALBERTO RODRÍGUEZ (Director de la serie Anatomía de un instante)

Tres hombres diferentes, un mismo destino. Este podría ser el resumen de Anatomía de un instante, el ensayo que el escritor Javier Cercas publicaba en 2009 y que retomaba uno de los sucesos más destacables de nuestra reciente historia democrática. El texto se sitúa en un momento muy concreto. Año 1981, Congreso de los Diputados. La sesión de aquel día estaba destinada a ratificar un nuevo gobierno a manos del candidato de UCD, Leopoldo Calvo Sotelo. Una sesión que quedaría suspendida cuando un grupo de guardias civiles irrumpen en el hemiciclo para tomarlo por las armas. Era el primer golpe de estado de nuestra democracia. Arropado por sus subalternos, el teniente coronel Antonio Tejero, tras disparar varias veces al aire, tomaba el control de la cámara al grito de “¡Al suelo todo el mundo!”. Ante la algarada, los diputados, aterrados, obedecen. Todos, salvo tres: Adolfo Suárez, presidente saliente del gobierno, el general Gutiérrez Mellado, vicepresidente de Suárez y ministro de defensa, y Santiago Carrillo, secretario general del Partido Comunista de España.

Partiendo de este instante, Cercas elabora un relato sobre la relación que une a estos tres hombres y que conducirá a esa imagen. Después de la muerte de Franco, España había entrado en un nuevo período político. La democracia se abría paso en el país, pero sus condiciones y viabilidad todavía estaba lastrada por fuerzas que confabulaban en su contra y en favor de un orden que fuera continuista del régimen anterior. Esta circunstancia torpedeaba las pretensiones de Suárez de articular ya un estado garantista de libertades que abriera las puertas a todas las opciones políticas, lo que incluía a aquellas que se habían enfrentado durante la guerra civil. Sin la participación de los comunistas, la democracia quedaba coja, lo que cuestionaba su propia legitimidad. Para lograr este propósito, Suarez “conspirará” en dos frentes. Uno con Carrillo, para que acepte las condiciones del nuevo periodo político. Y otro que mantuviera al estamento militar, heredero de la dictadura, bajo control. El resultado de ambas confabulaciones convergerá en ese momento de la entrada de Tejero en el Congreso.

Anatomía de un instante cobra ahora vida de la mano del realizador sevillano Alberto Rodríguez (La isla mínima, El hombre de las mil caras) que adapta el libro de Cercas en una nueva miniserie de cuatro capítulos para la plataforma Movistar+. En el reparto, un grupo de actores de lujo como Álvaro Monte, Eduard Fernández y Manolo Soto. La serie se estrenaba el pasado veinte de noviembre coincidiendo con los cincuenta años de la muerte del dictador. GERARDO LEÓN

El estreno de Anatomía de un instante coincide con la celebración, si se puede llamar así, de los cincuenta años de la muerte de Franco. ¿Cómo surge el proyecto? ¿Fue por un interés particular por el libro de Cercas o surge con motivo de este acontecimiento?
No, es independiente a este hecho. Lo que pasa es que con esto se ha encontrado con un buen apoyo, como fecha de estreno. Pero no, el proyecto surge de Domingo Corral de Movistar y de José Manuel Lorenzo de la Productora DLO. Al principio, como era un proyecto sobre la Transición, la verdad es que les dije que no. Pero me dijeron, léete el libro, y cuando leí el libro de Cercas me di cuenta de que era un proyecto fantástico y les dije que sí. Y así es como surge, como un proyecto.

En España es bastante común adaptar novelas, pero un ensayo, aunque tenga un cierto estilo novelesco, es infrecuente. ¿Qué es lo que te atrajo del texto?
Bueno, el libro de Cercas se ha definido varias veces como una “novela de no ficción”, y realmente yo creo que lo es. A mí, lo que me gustó fue esa idea central, esa tesis que se sostiene sobre el relato de los tres traidores, que es, al final, lo que está en la serie. Son tres personajes que traicionaron sus ideales, a los suyos, y prácticamente al mundo en el que vivían por encontrar un futuro nuevo. Y luego está el hecho de que el origen de esa traición, digamos, sus razones, no son tan evidentes como parece. El libro de Cercas, igual que creo que le pasa a la serie, no blanquea a ningún personaje. Sobre un mismo acontecimiento histórico o una decisión histórica, da diversas versiones. A veces puedes pensar si Suárez o Carrillo están haciendo esto por perspectiva histórica y al momento estás pensando que, simplemente, lo hacen por adicción al poder o por ego. Me parece que eso es lo fundamental, lo poliédricos que se volvían todos los personajes, lo interesantes y ricos que eran.

La serie tiene una voz literaria que nos va narrando la historia. ¿Quién es esa voz que nos va contando? ¿Por qué decides usar esa voz?
Es la voz del periodista que cubre el juicio contra Tejero y el resto de golpistas. Dice eso de “ese soy yo”. Sí, tiene un origen literario, pero lo tenía el libro también. Luego, yo creo que sirve para avanzar en la historia, pero, fundamentalmente, como contrapunto. La utilizamos para que tenga sentido el humor, para hacer más mundanos los grandes acontecimientos históricos que se describen en el libro y que ocurrieron. Yo creo que viene muy bien como contrapunto.

La serie se divide en cuatro capítulos que corresponden con cada uno de los protagonistas de esta historia. ¿Por qué escogiste esa estructura sobre otra en la que estos cuatro relatos quedaran más imbricados?
Eso también viene del libro. Ahí Cercas habla de los tres traidores y eso es lo que articula un poco la novela. O sea, los tres hombres que no se tiraron al suelo cuando se produjo el asalto, son los tres que traicionan a los suyos. Gutiérrez Mellado traiciona a todos los militares y a todo el régimen franquista, Suárez, que era falangista de origen, los traiciona a todos, y Carrillo traiciona todos los ideales que había mantenido el partido en el exilio durante 40 años. Esa estructura de los tres primeros capítulos estaba muy clara. Lo que costó un poco más fue dar con el cuarto capítulo, pero se habían hecho ya tantas cosas sobre el golpe que nos pareció interesante deconstruirlo a partir del juicio militar que se les hizo a los golpistas. Y así se elaboró el cuarto capítulo, que, en realidad, es el golpe, el juicio, pero también es un resumen de muchas ideas que cuenta Cercas en el libro sobre lo que fue la placenta misma del golpe. O sea, la cantidad de hechos y cuestiones que se acomodaron para que se produjera el golpe, que parecía una cosa espontánea, pero que no lo fue.

Hoy la Transición está quizá más cuestionada que nunca. Hay quien la apoya muy radicalmente y hay quien la critica con la misma vehemencia. Desde esas críticas, ¿dirías que acertaron o que erraron? ¿Cuál sería tu valoración?
¿Si acertaron o se equivocaron? Bueno, estamos aquí. Algo debieron hacer bien [risas] Porque creo que el panorama era muy complejo y es muy difícil verlo en perspectiva. Los que dicen que se equivocaron… Bueno, hay ciertas cosas que no se revisaron, como las propiedades, por ejemplo. ¿Que no se hizo una revisión sobre 40 años de dictadura y los años previos de la guerra? Pues sí, es verdad. Y probablemente hay problemas que tenemos hoy que tienen que ver con eso. Pero, en concreto, estos tres personajes, a lo mejor se equivocaron mucho, pero hicieron cosas bien porque, al final, se pasó de una dictadura a una democracia y ellos tuvieron bastante que ver.

En España no es frecuente encontrar trabajos que, desde la ficción, aborden nuestra historia reciente, algo que sí ocurre en otros países de nuestro entorno, como Italia. No hace mucho veía la serie de Marco Bellocchio sobre Aldo Moro, por ejemplo (Exterior noche). ¿Por qué no es más frecuente este tipo de trabajos?  
Mira, es curioso porque la serie estuvo hace un mes en el festival de cine de Roma y me daba un poco de miedo precisamente por eso, porque ellos hacen mucho cine político y nosotros muy poco. Pensé que, siendo una historia sobre un país distinto, no les iba a interesar. Y fue muy curioso entrar al final y ver la sala entera aplaudiendo. Yo creo que este tipo de historias son muy interesantes y esta, en concreto, es apasionante. ¿Por qué no se hacen más? Probablemente por lo polarizado que está todo. No somos un público tan amplio y, lamentablemente, a veces ocurre que la gente descarta las cosas porque creen que tienen un sesgo político. Yo enfrenté esta historia con la idea de desarrollar los personajes en toda la complejidad que tienen. Y los tres representan opciones políticas prácticamente antitéticas. Pero son tan complejos que creo que, al final, no se apuesta por un sesgo ideológico de ningún tipo, y eso hace que la serie sea interesante.

Me abres el terreno para mi siguiente pregunta. ¿Es posible un relato inequívoco de nuestra historia?
No, eso no puede ser. Lo que pasa es que lo que se puede ampliar es el tamaño de las dioptrías, que creo que es lo que hace Cercas. Lo que puedes hacer es observar a cada personaje y desmembrarlo e ir ampliando el campo de batalla eternamente, que es lo que hace la serie, e ir descubriendo que todas las razones, los motivos, toda la complejidad que tienen los personajes, los hace mucho más humanos. La épica de Cercas y creo que la épica de la serie está en que, al final, son humanos. Pero, evidentemente, la historia está siempre sesgada.

¿Cómo fue el proceso de construcción de esa personalidad íntima de estos tres personajes?
Esto estaba bastante construido en el guion. Algunas cosas, de hecho, no están en el libro de Cercas, como este personaje increíblemente contradictorio del millonario comunista [Teodulfo] Lagunero, que era el apoyo de buena parte del partido comunista en su exilio en Francia. Esto ha sido algo sobre lo que los dos guionistas, Rafael Cobos y Fran Araújo, han estado documentándose hasta conseguir información suficiente para hablar con cierta propiedad de su vida privada. Siempre desde el punto de vista de la licencia, porque no hay que perder la perspectiva de que esto es una ficción. Sobre unos hechos históricos, pero es una ficción.

Al construir esos personajes hay que llenar esos huecos que quizá solo las personas reales pueden rellenar, lo que entiendo que supone un desafío a la hora de hacer ese trabajo de ficción.
Sí, sí. Por ejemplo, en el Capítulo 1, Cercas les contó a los guionistas este problema que tenía Suárez con la mandíbula [una afección que queda reseñada en la serie] que le producían dolores terribles y ellos vieron la luz, sobre todo, porque encontraron ahí algo humano, algo que le puede pasar a cualquiera. Claro, un presidente también tiene que ir al dentista. Y creo que eso, por ejemplo, está muy bien escrito y define muy bien la relación entre Gutiérrez Mellado y él.

En el libro, Suárez es un personaje realmente complejo. Por un lado, tiene atributos de héroe y, por otro, se le describe como alguien que peca de una cierta pusilanimidad. ¿Fue alguien que entendió su papel histórico? ¿No supo verlo?  ¿O las dos cosas al mismo tiempo? ¿Cómo lo escribirías?
Bueno, Cercas hace un poco eso. Es esta idea de que Suárez termina creyéndose el papel que interpreta. En Suarez hay algo tremendamente complejo que tiene que ver con un señor que venía del ovimiento, que fue ministro del Movimiento, y que termina legalizando el Partido Comunista y trayendo una democracia. Pero, sobre todo, es alguien que desmonta el franquismo. Es como si al mismo personaje histórico se le hubiese ido la mano, de manera consciente o inconsciente. Y todo eso se hizo prácticamente en un par de años, en menos. O sea, que me parece increíble.

El otro personaje es Carrillo. En la serie reproduces el suceso de Paracuellos que es otro tema que despierta ampollas en nuestro país. ¿Por qué es tan problemático hablar de ello?
Bueno, porque eso es lo que siempre le tiraron a Carrillo a la cara. El arma arrojadiza con la que continuamente le recordaban un pasado lleno de sangre. Creo que la gente tiene poca memoria, porque, por ejemplo, en Badajoz se ejecutaron a 4.000 prisioneros en una plaza de toros con ametralladoras y, sin embargo, es un suceso del que casi nadie tiene ni idea. Esto lo hizo el otro bando, claro. No estoy justificando nada, simplemente estoy diciendo que todo eso se amplificó de una manera pretendida. Carrillo negó que fuera responsabilidad suya. Pero el hecho de reproducirlo era normal porque, como dije antes, era el arma arrojadiza de la derecha y de la ultraderecha contra Carrillo. Hay que tener en cuenta que Carrillo fue el enemigo durante 40 años; Carrillo no, el Partido Comunista, que fue el único partido de oposición al régimen dictatorial. Esa es la verdad.

Hay una cuarta figura que yo creo que tiene mucha importancia, y que es también muy enigmático, que es el rey Juan Carlos I. Es una figura que, incluso en la serie, no está muy claro qué papel juega en este entramado. Durante muchos años a la figura del rey se le ha dado un gran valor y ahora es un personaje un poco degradado. Recientemente han salido sus memorias, que también han levantado muchos comentarios. ¿Cómo lo ves tú? ¿Es alguien que está en la entretela de todo? ¿No participa, pero participa? ¿Es las dos cosas a la vez?
Según Cercas, según lo que sostiene la novela y creo que eso está más o menos contrastado, lo peor que hizo fue escuchar a los golpistas y pedir continuamente que le quitaran a Suárez de encima. Eso parece que lo ha negado en las memorias, pero creo que está más que contrastado. Yo creo que lo peor que hizo fue no intentar detener el golpe, inhibirse, y eso dio pie a un gran problema.  Esto es lo que sostiene Cercas en el libro, igual que sostiene, porque fue así históricamente, que, en un momento determinado, él tuvo la posibilidad de proponer a una persona distinta de Calvo Sotelo, un militar, por ejemplo, y no lo hizo.

En la serie parece que son personajes que están sobrellevando todo el tiempo una cierta ambigüedad. ¿Cómo valoras tú esa ambigüedad? ¿Era inevitable o hacemos un juicio demasiado severo, sin matices a la hora de evaluar estos sucesos?
Creo que hay una cosa interesante que sale de este discurso de la novela, que es que los acontecimientos, cuando no tienen perspectiva, cuando estás sumidos en ellos, no son tan fáciles de evaluar. Y lo que humaniza a estos personajes, lo que les hace reales, lo que les hace próximos, es precisamente que no pueden ver claras sus motivaciones porque están inmersos en la historia, porque son parte del juego. Eso creo que Cercas lo refleja de una manera brillante y era lo más interesante.

Yo diría que, grosso modo, en España hay como dos tendencias, una que nos incita a recordar el pasado permanentemente y otra que dice que recordamos demasiado. ¿Puede suceder que, en esa lucha de bandos, acabemos por provocar un efecto nulo, de indiferencia, ante la historia?
Me temo que hemos recordado muy poco. Hace poco me preguntaba un periodista qué me parecía que, según las encuestas, el 20% de jóvenes entre 18 y 24 años sean nostálgicos del régimen franquista y eso tiene que ver con lo poco que hemos recordado porque, si existe ese apoyo de 1 de cada 5, eso significa que no saben de qué están hablando. No saben lo es que se retiren las libertades, que no haya ni siquiera un derecho a la reunión, que haya una impunidad total frente a cualquier tipo de ley, un pensamiento único, una dictadura, vaya. Eso es terrorífico.

En el cine español, parece que cualquier aproximación a hechos como los que abordas en la serie, se tiñen de un cierto prejuicio previo. ¿Tú crees que algún día superaremos esa pulsión?
Pues no lo sé, quizá sirva volver justo a lo contrario de lo que me preguntabas antes, volver sobre nuestra historia, quizá sirva para algún día librarnos de esto. Es probable.

Yo creo que Suárez se encontró con un proyecto de reforma y eso le dio un empuje a su presidencia y a su figura. Pero, a partir de ahí, entramos en una “normalidad democrática” que parece que está muy enmarañada y que tampoco parece que estemos gestionando muy bien. Te iba a preguntar si acaso nos ha sentado mal esa normalidad o algo así.
Bueno, además hay que echarle un vistazo al mundo entero. Creo que se responde solo. Ahora mismo estamos en una época de mucho desconcierto y me temo que han terminado imperando muchas ideas terribles que tienen que ver casi con el mercado, más que con la política.

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