Aliki y Petros son un matrimonio de clase media alta convencional. Viven en una casa muy bien situada en una zona residencial en la que disfrutan de todas las comodidades. Por las mañanas, Aliki se va a hacer running por los alrededores de la vivienda, disfrutan de su piscina y de las cenas con sus amigos en su lujosa terraza. Pero hay algo entre ellos que no parece que encaje con esta supuesta imagen de prosperidad. Así, poco a poco, iremos descubriendo que el matrimonio está viviendo una vida que no le corresponde.
Este es el argumento de la película All the pretty little horses, segundo trabajo largo del realizador griego Michalis Konstantatos que se presenta en esta edición de Cinema Jove. La cinta de Konstantatos se adentra en la intimidad de esta pareja de forma sutil, construyendo un relato que se arma, como nos cuenta en esta entrevista, no solo sobre los mimbres de una trama, un argumento, sino en los pequeños detalles, en los gestos. Cada elemento suma a un todo que se vuelve compacto, sólido, sobre una historia que nos remite a nuestro pasado reciente, a las consecuencias de una crisis económica, la de 2008, cuyas huellas todavía se sienten entre nosotros.
Cuando vi tu película, al principio me remitía al cine de Yorgos Lanthimos, pero si el cine de Lanthimos nos plantea su visión de la realidad desde lo extraño, lo extravagante, mientras que en tu película lo extraño surge de la realidad. ¿Cuál era tu intención en ese sentido?
Mi película aborda una realidad que está presente en la sociedad. Creo que las historias están escondidas en la realidad, ante nuestros ojos y no hace falta inventarlas. Mi manera de trabajar para construir mis películas es hacerlo desde los personajes, más que desde la trama de la película, el argumento. Tratando a los personajes y entrando en su profundidad, podemos ver esas situaciones que están escondidas.
A pesar de eso, se percibe que tu película se sostiene sobre un guion muy sólido y preciso. ¿Cómo fue ese trabajo de concepción de la historia, de construir la estructura del relato?
Para empezar yo me inspiro en los sonidos, no solo en la música, también en los sonidos de la realidad. Esos sonidos me producen las imágenes de la película y, de ahí, paso a las acciones. Luego, trabajo con los personajes y, a partir de ahí, mi escritura fluye, es casi automática porque ya he trabajado con todos los elementos anteriores, y así construyo el armazón del guion. Para esta película me inspiré en un viaje que hice en 2013 para mi anterior película, Luton, en el que pasé el verano en un lugar parecido al de la película. Allí vi a una pareja que era un poco extraña, tomando un café. Entonces, la mujer miró al café y luego dirigió de una manera muy rara la mirada hacia su pareja. Esa fue la imagen que disparó la historia.
El guion es una de las bazas de la historia, pero luego tu película se sostiene también en otros elementos que quizá se desarrollaron durante el rodaje. Dos de esos elementos son los silencios que hay entre los personajes y, sobre todo, esas miradas que tienen entre ellos. ¿Cómo fuiste añadiendo esas partes a lo que querías contar?
Creo que lo más esencial en la comunicación son los silencios. La palabra llega siempre al final, cuando tienes la necesidad de desahogarte o de expresar algo. Estas miradas y silencios de los personajes en realidad preceden a la estructura del guion, por eso su inspiración en aquella pareja, que tenía aquel extraño comportamiento o lenguaje no oral y que se percibía en la extraña manera en la que aquella mujer miró a su compañero. En el silencio se encuentra aquello que está oculto, por eso me interesa tanto. Es en los silencios donde los personajes acaban revelando aquello que está en juego en la película.
Otro elemento es la relación de los personajes con los espacios y los vacíos que aparecen en la imagen. Esos vacíos forman parte del relato, cuentan también la historia.
Tengo una obsesión con el cuadro, con la composición de la imagen porque es como una micrografía en la que está todo. Creo que los espacios tienen una relación muy estrecha con las personas, con los personajes. Cuando se crea un vacío, este tiene que ver mucho con la psicología de los personajes, ahí se muestran cómo sienten, cómo son. Cuando vemos a un ser humano con su espacio, ya tenemos una comprensión completa de la persona, en vez de un mero cuadro en el que solo vemos al personaje, la figura.
Otra cuestión relevante es ese tempo tan pausado, el ritmo tan dilatado que marca la película. ¿Qué condicionó esa decisión estética tan particular?
Para mí ese tempo es algo que viene marcado por los personajes, son ellos los que eligen ese ritmo al que transcurre la historia. Ellos eligen la trama y lo que sucede y, de alguna manera, los siguen. La verdad es que el tiempo es algo que está muy despreciado hoy en día. Si el tiempo está dilatado es por contraposición a cómo funciona la vida. En nuestro mundo no podemos parar, no podemos ir más lento, no podemos frenar la vida en la que vivimos. Lo que me inquieta es qué sucede cuando las personas pisan el freno. Lo que busco es que los espectadores no vean solo la trama, la acción, sino que experimenten la película como si fuera una vivencia. Por eso el tempo de la película se desarrolla de esa manera tan dilatada, para darle le oportunidad al espectador de entrar en ese tiempo detenido de los personajes.
El drama que marca la historia se sostiene en la crisis económica del 2008. De alguna manera, acabamos entendiendo que parte de los problemas de los personajes comienzan con su caída tiempo atrás. Leí una crónica sobre tu película que decía que, en ese sentido, llegaba un poco tarde a la hora de describir aquella crisis o sus consecuencias. Pero yo creo que no. A mí me parece que, de alguna manera, todavía arrastramos aquella crisis. Esto es algo que parece que sucede en Grecia o España, como países del sur europeo. ¿Cuál es la situación de Grecia en este momento? ¿Qué heridas ha dejado ese hecho?
La película empecé a concebirla en el año 2013 y continuó a lo largo del 2014. Cronológicamente, entonces, se sitúa después de aquella crisis. Pero, efectivamente, como dices, tenemos que subrayar que Grecia nunca dejó aquella crisis. Lo que yo me plantee fue: y después del choque de la crisis, ¿qué? Por eso empecé con la mirada de aquella mujer. ¿Qué viene después del choque? Pero no solo la película habla de aquella crisis del 2008, sino de todas las crisis en general, porque todo a lo que se ha sometido la sociedad griega aún influye en las relaciones. Hoy en día las personas tienen una valoración de los demás y de sí mismas acorde a cuánto dinero ganas y el estatus social que tienes. En ese contexto, con una crisis que derriba todo eso, la gente queda en un vacío y no pueden sincronizarse entre ellos. Y, para volver a hablar de la película, ésta cuenta precisamente eso que les sucede a los protagonistas después de la crisis. Y sí, lo único que tenemos son heridas. Y lo peor de esta crisis es que la gente no aprendió, no hubo una enseñanza sobre ella. Lo peor es que la gente se ha vuelto más indiferente, más tolerante sobre cualquier presión del poder. Yo creo que lo que pasa en Grecia, pero también en Europa en general, es que hemos pasado de una indiferencia, que era el bienestar, a un cansancio sobre los problemas que tenemos ahora. La gente se ha cansado de hablarlo en su vida diaria. Poner un comentario, un post en las redes sociales es suficiente para desahogarse sobre lo que sucede en su entorno y esto es trágico.
Aunque no se habla de ello, porque no es algo que se exponga directamente, la película muestra una Grecia de clases sociales muy diferentes y marcadas. Los personajes protagonistas intentan aparentar que son de una clase social, pero viven como otra, con lo que, de alguna manera, se exponen esas diferencias. ¿Cuál era tu intención?
La clase media aparece en Grecia en los años 90. Esa clase generó muchos ingresos gracias a jugar en la bolsa. Esta gente empezó a vivir en una burbuja, como si ellos procedieran de una clase superior, como si fueran aristócratas. Pero cuando esta burbuja se deshinchó, se encontraron en un paisaje nada claro. En nuestro caso, los personajes vivían en una situación en la que se creían que tenían muchos bienes, pero, de repente, se encuentran en una nube donde nada es claro y ahí es donde se revelan las diferencias. Además, cuando están en esta casa, y ven a la dueña real de la casa, en esos momentos se ven a sí mismos como estaban antes. O sea, ven el prototipo y ellos se sienten que son la copia. Este es un momento muy claro sobre la exposición de esas diferencias de clase.
Me interesa mucho cómo trabajas las diferencias entre los personajes protagonistas. Él parece que quiere sostener la mentira en la que viven. Pero ella parece que está conteniendo un algo que parece que la empuja a romper esa mentira. ¿Cómo trabajaste esas diferencias?
Sí, es lo mismo que pasa, por ejemplo, entre dos hermanos, que normalmente son caracteres contrarios en su tipología. En la película, Petros parece que ha aceptado la situación. Él se ve como el proveedor de lo necesario para su familia, pero sufre por no poder hacerlo. Mientras que Aliki le pide tener los bienes y seguir la vida que tenían antes. Sin embargo, luego vemos que Aliki va despertando poco a poco de esta mentira y se va al lado contrario. Mientras, Petros, como ya no puede ser el que alimenta a su familia, se ve en esa tensión tan grande porque está intentando dar lo que no puede dar. Y aunque sabe que eso no puede ser, no deja de intentarlo. Y es imposible.
Otro elemento muy interesante de tu película es el rol de los niños. Una figura a la que no se le suele prestar atención en este relato sobre la crisis. ¿Qué papel jugaba para ti la infancia en este conflicto que sufren los padres?
Sí, en mi caso no desarrollo demasiado lo que le pasa al niño, pero es precisamente por eso por lo que vemos y comprendemos lo que le pasa. Los niños, en esta fase de sus vidas, son el espejo de sus padres, la parte inocente de sus padres. Son también los testigos silenciosos de lo que les ocurre. Y como sucede en los casos de delitos, son tan silenciosos que los encontramos, diríamos, al final de la investigación. En la película, el niño es el ojo que ve todo lo que sucede, hasta que hace un movimiento que es ofrecerle algo a la dueña real de la casa, y eso tiene un simbolismo importante. Muchas veces, en nuestra vida diaria no le damos mucha importancia a los niños. Están presentes, pero nos decimos, “no pasa nada, no entienden”. Hasta que llega un momento en el que hacen algo, una acción, que te demuestra que sí que entienden, y eso nos sorprende. Ese era su papel.
No sé si la película se ha estrenado en Grecia, pero, teniendo en cuenta las cuestiones que aborda, quería preguntarte cómo ha sido recibida.
La verdad es que, por las cuestiones sanitarias, no he podido tener una visión de la reacción del público. La película se lanzó mediante internet y las redes. Sin embargo, cuando he asistido a algunos estrenos con público he recibido una aceptación muy cálida, lo que me parece muy esperanzador. Hay una gran diferencia entre ver una película en una sala de cine y en casa en streaming porque la respuesta o la recepción de esta película es muy diferente. No es lo mismo estar en una sala rodeado de personas que estar en tu casa, solo. Así se pasa de hablar sobre las películas, a solamente criticarlas, y creo que esto es la defunción del cine.