“GENERAR UNOS HÁBITOS ME VA A DAR MÁS SENSACIÓN DE FELICIDAD, DE ENCONTRARME MEJOR, DE MEJORAR LA AUTOESTIMA”

Entrevistamos esta semana a Cristina Soria, quien acaba de publicar No son las dietas, son los hábitos (Espasa). Soria es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad San Pablo CEU y máster en Coaching e Inteligencia Emocional en N-Acción, con certificado de ASESCO. Formada en Neuronal Coaching y experta en comunicación no verbal. Comenzó desarrollando su carrera profesional en medios de comunicación, agencias de prensa y en el mundo de la empresa, antes de dedicarse de lleno al mundo del coaching y de la inteligencia emocional. Actualmente trabaja tanto con adultos como con niños. Forma parte de la red de profesores del Máster en Coaching, Inteligencia Emocional, Relacional y Ciencia Cognitiva de N-Acción, y participa en distintas charlas y eventos de motivación y formación en Inteligencia Emocional. Anteriormente ha publicado otros títulos como: Elige tu aventura (2017); Adiós, tristeza (2017); Sí, tú puedes (2016); Elige tu aventura (2016); o Yo puedo ayudarte (2015). GINÉS J. VERA

La función principal de este libro, según leemos, es ayudar a quienes se acerquen a él a mejorar y mantener hábitos saludables, evitando la frustración que nos acompaña al abandonarlos.
Si, sobre todo, como digo en el libro, el no hacer las cosas en un momento determinado porque quiero conseguir un resultado concreto, sino generar unos hábitos que permita mantenerlos en el tiempo, con lo cual me va a dar más sensación de felicidad, de encontrarme mejor, de mejorar la autoestima y me voy a sentir más reconfortado.

Sin fuerza de voluntad y sin sacrificios no seremos capaces de seguir la dieta que nos planteemos por voluntad propia o la del nutricionista. Háblenos de ello.
Yo creo que es mucho más fácil de lo que todos imaginamos, pero tiene que ver con la palabra dieta. Es decir, si yo me quiero cuidar, obviamente, es importantísimo acudir a un profesional que se adapte a mí, a mis necesidades, a mis objetivos, a mi situación del día a día, y es mucho más fácil el mantener esos hábitos que lo que nos imaginamos; lo que pasa es que partimos de la sensación de dieta, de «voy a pasar hambre», de «Dios mío, cuánto tiempo voy a poder aguantar; a ver cuándo acabo», eso es lo que me genera esa sensación de no tengo la capacidad suficiente, me tengo que motivar, va a ser una carga tremenda de energía. Realmente, cuando se convierte en hábito, como todos los hábitos que realizamos en nuestro día a día desde que somos pequeños, al hacerse hábito ya de por sí no implica una carga de energía, es mucho más fácil hacerlo y mantenerlo.

También entre los objetivos de este libro están los de aprender a gestionar nuestras emociones, trabajar las creencias y cuidar nuestros pensamientos limitantes. Casi nada.
Claro, porque habitualmente lo que hacemos es yo me encuentro mal yo estoy estresada, yo estoy nervioso, estoy enfadado…, y me han enseñado a taparlo; además que es algo histórico, como muy arraigado en nuestra cultura, a través de la comida; cuántas veces nos han dicho cuando nos encontramos mal: «oye, tómate un vasito caliente que se te pasará». El problema es que no se te pasa. Como adultos, lo que hemos hecho a lo mejor, es gestionar mal las emociones y es uno de los principales problemas. Desde que nacemos, todos los imputs que recibimos a través de palabras que nos dicen, a través de experiencias que tenemos, a través de creencias que van dando por válidas nuestros progenitores, que nos cuelan nuestros amigos nuestro entorno, es lo que hace que a veces no creamos que somos capaces de hacer más cosas de las que somos capaces de realizar o a romper esos pensamientos limitantes de cosas que nos dicen que no podemos hacerlas cuando sí podemos hacerlas.

Uno de los recursos más interesantes es que nos aconseja llevar un diario con los objetivos (realistas), avances y retrocesos.
Claro, porque necesitamos reconocer lo que hemos avanzado. Es decir, yo lo primero que tengo que saber es cuál es mi objetivo, para qué lo quiero, cómo me voy a sentir cuando lo consiga; esto es importantísimo. Aquellas personas además que son muy visuales necesitan visualizarse así. Luego, si yo cada día soy capaz de reconocer todo lo que he avanzado para mi va a ser más positivo. Es un poco como se hace en las escuelas con las happy face y en casa también: si te portas bien, si te lavas los dientes…

La estrellita…
La estrellita, la cara contenta. Eso es importante. Nosotros, como adultos, vamos a ponernos esas medallitas porque vale un reconocimiento y un pulso, cuando estoy en un proceso que a veces me cuesta mucho.

La galletita del perro cuando se ha portado bien.
Sí, pero no se trata del palo y la zanahoria tanto, sino el reconocer mi valía y el esfuerzo que estoy realizando y lo que estoy consiguiendo. No se trata del premio, sino que el premio ya lo llevo yo en el proceso.

El truco para crear nuevos (y saludables) hábitos es adquirirlos poco a poco… Los grandes cambios requieren más tiempo, ¿no es cierto?
Yo creo que si empezamos con pequeños pasitos, es lo que hablábamos de fijarnos un objetivo para llegar a una meta. Si yo voy directamente a ese objetivo posiblemente no me sienta capaz, me frustre y no lo consiga. Bueno, pues voy a ver qué pequeños tengo que dar para generarlo. Es como…

¿El camino de Santiago?
Sí, el que voy a realizar, por cierto. Esto es lo mismo, pequeñas etapitas, voy a caminar poco a poco para verme fortalecido, ver que lo que he conseguido, dar esos pequeños pasos que me van a llevar a la meta final.

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