Nuestro entrevistado este semana es el doctor Miguel Ángel Martínez-González (Málaga, 1957), quien acaba de publicar Salud a ciencia cierta (Planeta). Catedrático de Salud Pública de la Universidad de Navarra y, desde junio de 2016, también catedrático visitante de la Harvard University, ha liderado el ensayo Predimed, el mayor estudio realizado hasta ahora sobre los efectos de la dieta mediterránea y hábitos de salud. Con sus estudios ha contribuido también al asesoramiento desde Harvard a Michelle Obama en su programa para la mejora de las políticas de salud pública y alimentación. GINÉS J. VERA.
Mucho de lo que se comenta en Salud a ciencia cierta, ya desde la introducción, tiene su base en lo que se ha venido demostrando científicamente a ciencia cierta. Que la teoría es una y lo avalado por pruebas científicamente válidas es lo importante y de lo que va su libro. ¿Era ese el principal objetivo cuando lo escribió?
Sí, mi objetivo era aportar un libro basado en evidencia científica y, contrarrestar el aluvión de mitos y pseudociencia que está actualmente presente en muchos foros.
Hace poco, en los medios de comunicación, hemos oído que los médicos van a poder recetar hacer ejercicio a sus pacientes. Algo llamativo, aunque leyendo en su libro que la actual pandemia de obesidad hará insostenible los sistemas sanitarios de todo el mundo no parece tan descabellado. Háblenos de ello.
Me parece muy adecuado. En ‘Salud a ciencia cierta’ hablo de que es más fácil recetar que educar, pero esto de llamarle “recetar” a dar un consejo sobre ejercicio puede ser una buena idea para integrarlo mejor en el trabajo ordinario de los médicos.
Existen cada vez más evidencias de que el consumo de alimentos ultraprocesados está asociado a un mayor riesgo para la salud, leemos también. Aunque a veces, para familias con pocos recursos, les resultará más fácil (barato) adquirir producto procesados que sanos; no digamos ya alimentos orgánicos o biológicos respecto a los de cultivo tradicional, por ejemplo. También propone alguna idea sobre ello en su libro, ¿no es así?
Pienso que los impuestos que se debe recaudar para hacer menos accesibles las bebidas azucaradas y la fast foodpodrían usarse para abaratar los productos propios de la dieta mediterránea.
En el capítulo 8, Pistas para una vida sana, vemos que incluye una serie de ejercicios con dibujos ilustrativos tanto para mejorar el equilibrio como la flexibilidad o la fuerza. Háblenos a este respecto de su inclusión en el libro.
Son ejercicios que están muy pensados. Recomiendo fijarse atentamente en ellos, porque deben acompañar a la recomendación básica de caminar unos 30-45 minutos al día. La evidencia científica actual apoya que se recomiende no solo el ejercicio aeróbico (caminar a paso rápido) sino también estos ejercicios de fuerza, flexibilidad o equilibrio, que son en general anaeróbicos, pero que facilitan la prevención de caídas y el crecimiento de la masa muscular. Si no se hacen en el contexto de luchar contra el sobrepeso/obesidad, la pérdida de peso puede llevar a que no se esté perdiendo grasa, sino músculo, y eso no sería nada conveniente.