Me concede una entrevista el escritor Carlos Zanón (Barcelona, 1966), autor de varios libros de poemas y, en el ámbito narrativo, entre otras, de las novelas Tarde, mal y nunca (premio Brigada Mejor Primera Novela del año, finalista del Premio Memorial Silverio Cañada, Giallo e dell Noir (Italia) y Violeta Negra (Francia), No llames a casa (premio Valencia Negra a mejor novela del año) o Yo fui Johnny Thunders, (premio Salamanca Negra mejor Novela del Año 2014, premio Novelpol 2015 y premio Dashiell Hammet 2015). GINÉS J. VERA
El nuevo Pepe Carvalho vuelve con más años y más desencantado: un cascarrabias amargado desde los siete años -leemos-; en una crisis existencial tratando de encontrar su sitio, sumido en una aparente búsqueda de sí mismo. De alguna manera, ¿es una forma de empatizar con el lector del Carvalho de toda la vida? ¿Quiénes son los nuevos -y los no tan nuevos- lectores potenciales de este nuevo viejo detective gallego-catalán?
De hecho, vuelve con una edad distinta a la que le correspondería si hubiéramos seguido la cronología de MVM. Cuando uno escribe siempre trata de empatizar con un lector que no dejas de ser tú mismo. Pero no especialmente con los lectores antiguos de Carvalho. Cualquiera que abra el libro es lector potencial.
Afronta el reto de darle suela, café y cigarrillos a un personaje mítico tras 23 novelas de la mano de Vázquez Montalbán. ¿Qué fue lo primero que se le vino a la cabeza al pensar en este experimento dentro de la novela negra española contemporánea?
Que era un lujo y una bomba de relojería al mismo tiempo.
Como en toda buena novela negra que se precie, y en eso vemos que sigue la estela de MVM, hay una mirada y sacudida de mantel al contexto social. Lo de que Biscuter participe en el MasterChef no sé si es un guiño poético vs. patético a favor o en contra de todo lo kistch que nos pretenden hacer ‘tragar’ a través de la caja tonta.
A Carvalho no le gusta la pornografía sentimental de los reallity. No entiende la frivolidad. Es su posición, nada más.
¿Qué parte de Carlos Zafón le gustaría que quedase en el personaje de Carvalho y qué parte se mantenga de la que dejó Vázquez Montalbán en él?
De Zafón nada, de MVM lo que he releído como esencial: desencanto, ternura, rudeza, amor por la verdad.
Háblenos de los personajes femeninos -en general- en ‘Carvalho: Problemas de identidad’. Porque está claro que Pepe sigue siendo un mujeriego, pero las mujeres -ni individual ni colectivamente- son las mismas a las que se benefició en las últimas cuatro décadas.
Carvalho no se beneficia a nadie, la verdad. En “Problemas de identidad” hay personajes femeninos que he tratado de dar identidad y verosimilitud.
El abogado Subirats tiene una curiosa tesis acerca de las últimas tapas españolas. Postula sin arrobo que solo se salvan -a lo aldea gala de Obelix y Asterix- las de los bares de barridas regentadas por chinos. La decadencia hispana, a su parecer, es un tema identitario gravísimo. ¿Lo ha comprobado en estómago propio? ¿Nos recomienda algún Cinco Euros si nos dejamos caer por la condal?
Cualquier bar regentado por chinos hacen unas tapas estupendas. A su elección.
Creo que lo que peor llevo de Carvalho es eso de que queme libros. Me viene a la cabeza esa manida frase de Heinrich Heine -escrita va para dos siglos- cuando dijo que “ahí donde se queman libros se acaba quemando también seres humanos”. Usted que conoce mejor a Carvalho, ¿nos podría decir cómo alguien capaz de preparar unos maravillosos hígados de ternera con baicon, puerros y manzana es capaz de esta ignominia?
Tiene razón. Es horrible quemar libros aunque sean horribles.
Última pregunta. Pepe tiene tele, pero no para ver lo que todo hijo de vecino, él prefiere ir a la filmoteca y ver cine bueno. Aunque cuando estuvo en Nueva York nos sorprendió al afirmar que no había visto Star Wars. Como en el caso de la pregunta de MasterChef, no sé si dice mucho o poco de la saga de George Lucas. ¿Qué opina?
Carvalho tiene algo de Han Solo, ¿no le parece?