Pocas entrevistas tan divertidas como la que le hacemos esta semana a la Enfermera Saturada, Saturnina Gallardo, aunque en realidad es un personaje como veremos a continuación. Tras el éxito del primer libro La vida es suero, llega la segunda entrega bajo el título El tiempo entre suturas. Sin más preámbulo, esta es la entrevista.
¿Quién es Saturnina Gallardo y quién Héctor Castiñeira?
Saturnina Gallardo es el personaje que utilizo muchas veces para contar lo que Héctor no contaría. Lo que Héctor directamente no contaría o se lo pensaría lo cuenta saturnina Gallardo.
Luis Piedrahita pone el prólogo en esta segunda entrega, ¿es porque fue paciente suyo o porque le obligó la supervisora? (cuando lean el libro sabrán este guiño)
Podría haber sido paciente porque él es gallego también, como yo, coincidimos mucho, pero no, no; la verdad es que nos conocemos desde hace tiempo y cuando le comenté que estaba haciendo el segundo libro fue él el que se ofreció y yo encantado de que me haga el prólogo que le da mucho más empaque al libro y para mi es todo un referente en esto del humor y me dije, encantado.
Si eres una enfermera volante ¿con el tiempo desarrollas un sentido del humor negro e irónico y acabas por contar tu vida en un par de libros?
Pues es una de las opciones, yo siempre digo que Satu, a través de que cuento las cosas, tiene un poco de historia personal y un poco del resto de enfermeras que me voy cruzando; sí, desarrollas un sentido del humor con el que sobrevives en el hospital.
Un poco drástico eso de que si hay que pinchar a un prematuro, mejor buscar dos venas: una para romperla y otra para pincharla.
Suena muy duro, sí que suena muy duro. Claro, pero es que realmente, al final uno, cuando va a pinchar a un prematuro siempre busca dos venas porque realmente son venas muy finas y la probabilidad de que se rompa es muy alta; entonces, si uno busca dos venas pincha más tranquilo que si solo hay uno que pincha con más presión.
Leo en su libro que el cuerpo humano está mal organizado, viene incompleto, al parecer, ¿le faltan llaves de tres vías?
Le faltan llaves de tres vías que uno pueda girar a su antojo y que uno pueda decidir cuando hace unas cosas o cuando hacer otras. Las llaves de tres vías para eso son muy cómodas, el problema es que se pierdan los taponcillos, por lo que en el cuerpo humano también se perderían los taponcillos; no sé si se pierden porque ahora hay una moda de guardar los tapones de plástico para todo, ahí hay una relación.
Y fisiológicamente ¿dónde se pondrían?
Se sustituirían por esfínteres, es mucho más práctico; además, en caso de deterioro del esfínter se sustituiría por llaves y listo. No habría problemas de pérdidas de orina.
Los celadores dan para un capítulo aparte, leo, ¿quizá para el siguiente libro?
Quizás sí, porque son un grupo hospitalario, un colectivo hospitalario que da para mucho.
Tres cosas que se pierden en el discurrir de los tiempos: los bolígrafos, los volantes de rayos y los tapones de las llaves de tres vías.
Si, y todos viven en un mundo paralelo como puede ser, por ejemplo, el mundo del personal de mantenimiento de los hospitales, que también se lleva aparatos que no funcionan y nunca vuelven, ¿dónde van esos aparatos que no funcionan? Al mundo paralelo.
GINÉS VERA