Elia Giner comenzó a escribir su primera novela, la primera entrega de una trilogía fantástica titulada Rey Negro, mariposa blanca, en 2010. Tras escribir los dos primeros volúmenes de esta trilogía, cambió ligeramente de género y escribió Reflejos, una novela de fantasía juvenil romántica que obtuvo el premio Networking literario del Congreso de Escritores AEN en 2018. Gracias a ello, la obra se ha publicado recientemente con la editorial Versatil. Me concede una entrevista acerca de esta novela premiada. GINÉS J. VERA
En las novelas de terror, a lo S. King, suele aparecer “algo” siniestro en los sótanos. En este caso, mucho menos siniestro, y en la buhardilla, lo que Carla se encuentra es… un espejo grande, con marco de caoba, sobrio, sin adornos, salvo en un punto en el que hay tres frases en latín. ¿Cómo llegaste a este elemento como hilo conductor para Reflejos?
El espejo tiene tanta entidad en esa novela que podría decirse que es un protagonista más, como la propia Carla. No solo es el hilo conductor de la historia, sino también el gran catalizador del cambio que se produce en Carla. Las aventuras que Carla vive gracias al “Speculum Veritatis” aceleran su evolución hasta el punto de que podemos ver una gran diferencia entre la “Carla” del principio y del final de la novela. La “Carla” de los últimos capítulos es más valiente, tiene más confianza en sí misma y se intuye ya que ha encontrado el camino que la llevará a sentirse cada vez más a gusto en su propia piel.
El misterio y la intriga vertebran sin duda esta novela. Desde el origen del espejo tan particular que encuentra Carla, a ciertos hechos que suceden alrededor de su vida y la de su familia y que más pronto que tarde terminan por atraparles. ¿Hay claramente mucho más allá de las lecturas románticas a la hora de abordar los conflictos que asaltan a las y los jóvenes actuales?
Claramente, la novela romántica juvenil está muy de moda y tiene muchas lectoras fieles. Sin embargo, no creo que sea el único género desde el cual se puede captar la atención de los lectores de esa edad. Reflejos, por ejemplo, está funcionando muy bien siendo un crossover de géneros: por un lado, es una novela juvenil contemporánea que aborda problemas adolescentes muy reales; por otro, es una novela de aventuras y fantasía; y por último, también tiene su parte de romance. En este sentido yo destacaría que, aunque el romance se encuentra muy presente en la novela (ya que Carla va a experimentar el primer amor, con todo lo que esto trae consigo), no es la trama principal, sino una subtrama que aporta a la historia una componente muy adictiva para los jóvenes.
Me gustaría saber de una parte, cuáles eran tus lecturas favoritas a la edad de Carla.
A la edad de Carla yo ya era una lectora compulsiva que leía todo tipo de géneros sin importarme la edad a la que estuvieran dirigidos. Mis padres se volvían locos cuando veían los libros que sacaba de la biblioteca, ¡ja,ja! Pero si ahora tuviera que recomendar lecturas a chaval@s de 15 años, les diría que leyesen a Michael Ende (Momo y La historia interminable son sencillamente geniales). Y si quieren algo más actual, les recomendaría a John Green o a Rainbow Rowell, dos autores que me encantan.
Y, de otro, qué opinión tienes de los espejos en general y de este de tu novela en particular, ¿te hubiera gustado disponer de uno así en la adolescencia? ¿Y en estos momentos?
Los espejos me encantan. A diferencia de Carla, yo sí soy coqueta, ¡ja,ja! En cuanto a entrar en el “Speculum Veritatis”… ¡no hubiera podido resistirme, ni en la adolescencia ni tampoco ahora! Nunca he sabido decir “no” a una buena aventura…