Poca presentación necesita el barrio marinero de Valencia de calles soleadas y fachadas coloridas, de urbanismo peculiar y población ecléctica, con ambiente de pueblo, y convertido ya en símbolo de resistencia ciudadana. Dentro del Cabanyal-Canyamelar encontramos muchas perlas, una de ellas es esta deliciosa calle que combina modernidad y tradición, donde lucen comercios nuevos y antiguos, aunque proliferan con rapidez los primeros y se extinguen poco a poco los segundos. Tiendas de juguetes, zapatos o ropa dejan paso a bares y restaurantes: cuando Bolsos Peyró cierra por jubilación podemos ya esperar una nueva bodega o bar de tapas. Instead, no faltan los tradicionales locales de clótxines valencianes o las innumerables cofradías que transmiten el espíritu de este barrio de pescadores que vive con fervor la Semana Santa más animada y esperada de toda la ciudad.
DULCES ALARCÓN
— Josep Benlliure, 5
In 1925 abrió sus puertas esta pastelería artesana, un negocio familiar que cuenta ya con la tercera generación de pasteleros. Tras los botes de cristal con caramelos y la báscula antigua podemos imaginar a los abuelos de los actuales propietarios, con sus delantales blancos, preparando las tradicionales tortadas de almendra, esas tortas valencianas recubiertas con merengue. Aquí todo es casero: trufas, hojaldres, crema, mazapán y turrón, pues solo así se consigue que clientes de toda la vida pidan por su cincuenta cumpleaños la misma tarta que han tenido cada año desde niños. Lástima que esta clientela comience a escasear y aumenten, instead, los clientes ocasionales que pasan el fin de semana en los cada vez más numerosos apartamentos turísticos que pueblan la calle.
EL VIENTO
— Església del Rosari, 8
Unos pasos más adelante nos llama la atención este local por su exquisita decoración interior, y al entrar no defrauda en absoluto. Un sofá de piel tostada estilo chester consigue ser el protagonista de un espacio con ambiente industrial y elegante, mesas altas de madera maciza y lámparas vintage. Pese a su corta vida ya es conocido como uno de los bares más animados del barrio por sus conciertos, sus jam sessions, su buen hilo musical y su rica propuesta gastronómica. Se comenta que su titaina es de las mejores del barrio, y no se quedan atrás su ensaladilla rusa, sus bravas o su esgarraet.
EL ULTRAMARINOS
— Església del Rosari, 9
Una barra con azulejos valencianos combina a la perfección con las mesas con taburetes altos en un local con regusto antiguo pero muy a la moda. Acompañando las animadas conversaciones vemos copas de vino, licores o vermouts caseros de barrica, platos con salazones, ahumados, encurtidos, ensaladas, embutidos o quesos, o una joyita como las pipes i carasses (tomate marinado con capellán braseado y pipas de calabaza). No podemos negar que estos tres amigos que se han convertido en socios han acertado con un local que en poco tiempo ya se ha ganado una clientela del barrio, y ha logrado llamar la atención de los turistas, ofreciendo siempre buen vino y buen producto.
AIGUAMANIL ART
— Josep Benlliure, 61
Más de treinta años hace ya que una argentina y un canario decidieron abrir este precioso taller de cerámica valenciana en el barrio. Las piezas impresionan por su delicadeza, calidad y variedad estilística: combinan el estilo del siglo XVIII y XIX con creaciones más modernas, imágenes de la Semana Santa y falleras con representaciones de personajes famosos o socarrats valencians con figuras surrealistas. Si nos enamoramos de alguna pieza podemos comprarla pero, besides, también trabajan por encargo para regalos personalizados. Pese a que lamentan el declive de la calle como vía comercial y la llegada cada vez mayor de un público extranjero al barrio, esta pareja sigue manteniendo su taller, un rincón donde se respira arte por todas partes.
CASA MONTAÑA
— Josep Benlliure, 69
Hablar del Cabañal es hablar de Casa Montaña pues, ¿quién no conoce esta famosa bodega? Aparentemente nada ha cambiado aquí desde su fundación en 1836: los antiguos barriles siguen coronando la parte frontal del local, la carta ofrece producto de la mejor calidad y no desaparece ese olor a antiguo, a madera y a vino que lo impregna todo. Pero algo sí ha cambiado, y es que en el ambiente se escuchan numerosos idiomas diferentes, el salón contiguo es algo más elegante que el espacio principal, y los precios algo elevados. No obstante, es un lugar único, auténtico, que recuerda a espacios míticos como la encantadora Bodeguita del Medio de la Habana, y que nos da la oportunidad de degustar una estupenda selección de vinos de todo el mundo junto con el mejor producto local. No dejéis de probar las anchoas, las habas estofadas o la brandada de bacalao.
FESTA AL MAR
— Josep Benlliure, 71
La estética kitsch de este local llama en seguida la atención: telas de colores, pomposos sillones, peinetas doradas… Aquí podemos encontrar todo lo relacionado con la indumentaria valenciana y de Semana Santa, pues tras casi veinte años esta familia ya ha cosido de todo y para todos. A estas hermanas las fallas les dan mucho trabajo, y es
que confeccionan deliciosos trajes de valenciana, pero sin duda la Semana Santa es su época más fuerte, pues sabemos que en el barrio se la toman muy en serio, casi tanto como en Sevilla, desde donde también les hacen numerosos encargos porque ya conocen su trayectoria. Siempre atentas a las modas, pueden decirnos lo que se lleva cada año: ahora las falleras no lucen las mantillas negras, sino blancas y cortas, y los tules son más transparentes que hace unos años. Nos damos por enterados.
SOFOKO FOOD
— Josep Benlliure, 73
Local pequeño y sencillo, austero, que ofrece comida típica del Cabanyal- sugar cane, confeccionando platos tradicionales como la titaina, el figatell, la pilota de putxero o las cocas, siempre con los mejores productos del mercado. Buena selección de vinos para acompañar, postres inmejorables y mistela o cremaet para rematar, cómo no. Pese a su sencillez está claro que todo está mimado al detalle, que su dueño ofrece de lo bueno lo mejor, y que mantener una tradición de muchos años, con recetas de los abuelos del barrio es su prioridad. El ambiente, la cercanía del personal y la calidad de su comida casera hacen que los clientes se sientan como en casa, lo que ya ha enamorado a jóvenes, mayores, extranjeros y valencianos.
SATTVA
— Josep Benlliure, 85
No nos sorprende que una calle tan ecléctica acoja este rincón reservado para cultivar el cuerpo, la mente y el espíritu, uno de los pocos en el barrio. Sattva es una asociación donde se imparten todo tipo de actividades conscientes: pilates, Hatha yoga, Kundalini yoga y yoga para niños. Los fines de semana también realizan formaciones, conferences, o talleres de materias tan interesantes como boidanza, reiki o masaje tailandés.