Segunda sesión de esta edición de la Mostra de Valencia que arrancaba con el veterano director italiano Marco Tullio Giordana, quien ya visitó el festival en el año 2018 con el drama Nombre de mujer, en el que contaba la historia de una joven madre que era acosada por el director de un prestigioso hospital para ancianos en el que había sido contratada.
Giordana regresaba a la Mostra con La vita accanto, adaptación de una novela de la escritora Mariapia Veladiano cuyo guion corría a cargo del también director Marco Bellocchio (Exterior noche) y la guionista Gloria Malatesta. Un drama que nos lleva a la ciudad de Vicenza, al principio de la década de los ochenta, y a otra mujer, María, joven esposa de Osvaldo, un prestigioso ginecólogo con el que va a tener una hija común. El problema es que la niña ha nacido con una mancha que le cubre buena parte del cuello y una mejilla de la cara. La marca parece afectar profundamente a María, que rechaza a la niña hasta el punto de no atreverse a tocarla, tratando de impedir, además, que no salga a la calle, temerosa de que se enfrente a un mundo que piensa que la va a estigmatizar. “Una mirada te puede matar”, le dice María a Rebecca, su hija, que la mira desconcertada, sin saber cómo reaccionar ante la autoridad de su madre. Afortunadamente, Rebecca cuenta con la ayuda de su tía Erminia, hermana de Osvaldo, una famosa concertista de piano que vive en la casa señorial en la que reside la familia y que se encargará de que la niña salga finalmente al exterior. Erminia se ocupará de escolarizarla y, sobre todo, de potenciar un talento natural, casi espontáneo, que Rebecca muestra desde muy temprano para tocar el piano. La salida al exterior permitirá a la niña descubrir un mundo que, por un lado, la acogerá con afecto, si bien por otro se tropezará con ciertos sujetos que parecen cumplir con los miedos y expectativas de su madre.
Para acercarnos a una película como La vita accanto creo que lo primero que hay que entender es que esta es una película que se mueve entre dos géneros, el melodrama y un relato de tintes góticos y fantásticos. No es de extrañar que el propio Giordana declarara en su presentación en La Mostra su manifiesto deseo de alejarse de cualquier tradición naturalista o relacionada con el realismo italiano. Ese elemento híbrido va a dar el tono y el sentido de la narración. Rebecca se encuentra, por un lado, en un fuego cruzado de afectos entre el amor a su madre y el de su padre y su tía, y por otro, en la lógica construcción de un yo al que la fuerzan las distintas etapas de la vida por la que va a ir pasando, la niñez, la infancia, la adolescencia y su primera edad adulta. Para saber quién es ella, primero tendrá que enfrentarse, comprender qué es lo que hace que su madre la rechace. Rebecca se enfrentará, así, a diferentes situaciones. Por un lado, a una mujer que, incomprensiblemente, se irá recluyendo, mentalmente, en sí misma, y físicamente en la casa, tratando de arrastrarla a ella hacia ese pozo de depresión y oscuridad en el que parece que se encuentra inmersa. Lucha exterior para ganar su libertad material, pero también lucha interior para comprender y ganar, en definitiva, otra forma de libertad, la de ese yo que debe encontrar su camino. Es en ese momento cuando aparece el elemento gótico, cuando, más tarde, Rebecca tendrá que enfrentarse a sus recuerdos. Rebecca dialogará con las apariciones de su madre, con la que conversa ¿en sueños?, ¿en el mundo real?, tratando de discernir qué es verdad y qué es mentira.
Con La vita accanto estamos ante un cine formalmente con mayúsculas. Desde la primera imagen percibimos que nos enfrentamos a una tradición que, como comentó el director italiano en la presentación de la película, tiene de fondo a la generación que alumbró a directores como Bellocchio, cuyo guion le ofreció para que lo dirigiera y del que es amigo personal, o el incontestable Bernardo Bertolucci. La gramática de Marco Tullio Giordana es de una precisión envidiable con una puesta en escena que baila en favor del relato. Su cámara no sirve solo para registrar unos hechos, sino que refuerza el aspecto emocional del artefacto dramático. Un aspecto que queda remarcado por el excelente trabajo de iluminación de Roberto Forza que imprime una elegancia y una gran potencia emocional y poética a cada imagen, forma que será clave para elaborar ese misterio que será la llave para el desarrollo de la narración.
Pero todo esto no cobraría fuerza sin un trabajo actoral de primera magnitud. Se deshizo Giordana en alabanzas por un reparto que se prestó a un juego que, como el relato, transitaba también entre la fidelidad hacia el libreto original, a sus escenas y diálogos, y una cierta improvisación. De hecho, Giordana llegó a modificar el texto durante el rodaje a fin de colocar a sus actores en un cierto estado de imprevisibilidad que rompiera su comprensión de los personajes y diera naturalidad y frescura a las actuaciones. Sea cual sea la causa, no podemos dejar de admirar el trabajo de un reparto que, a pesar de ciertas dificultades, logra construir con enorme solidez unos caracteres que se mueven a varios niveles y a los que dotan de un cuerpo psicológico complejo. Rebecca se enfrenta a su madre, pero eso no quiere decir que, a pesar de lo vivido, de su rechazo radical, no la quiera. Y así, nadando entre el amor y el odio, entre el sentimiento de culpa y las propias dudas que se irán instalando en su cabeza sobre aquello que ha podido suceder, se construye el cuerpo y el alma de Rebecca. De ahí el título de la película, La vita accanto, algo así como “la vida al lado” o “la vida aparte”, en su título en inglés que, como comentó el propio Giordana en la presentación, se refiere a esas vidas que fluyen al lado de cada uno de nosotros y de las que, aun habiendo convivido con ellas, muchas veces no sabemos nada, pero cuyas consecuencias acabarán constituyendo nuestra personalidad.
Ese terreno de cruce de géneros, de relatos, lastra sin embargo el desarrollo de una historia que aborda quizá más cuestiones de las que caben en una película. Así entramos en el relato paralelo de Lucilla, la mejor amiga de Rebecca, cuya trágica relación con su padre acabará de manera dramática y que viaja junto a la principal línea argumental, sin que nos quede muy claro qué es lo que le aporta. Pero creo que donde realmente resbala el trabajo de Marco Tullio Giordana es cuando se acerca a sus propias conclusiones, pues en ese juego entre lo fantástico y el melodrama, entre lo real y lo imaginario, en esa huida del realismo, el italiano se desliza por un terreno tan ambiguo que deja pocos asideros a un espectador que, al terminar la película, le quedarán más dudas que certezas. Y no hablamos aquí de dejar las puertas abiertas a la interpretación o valoración ética de unos hechos, sino porque en ciertos aspectos no somos capaces de acertar a certificar qué es lo que ha sucedido. Y eso, claro, pesa.
Otro invitado que volvía a visitar el certamen era el director serbio Marko Djordjevic con su segundo largometraje, That’s it for today, en su título internacional. Nos cuenta Djordjevic en esta divertida película la vida de tres hermanos: Visnja, Moca y Vasa. Los dos primeros viven en la misma casa junto a la alocada Marta, la hija Moca, mientras Vasa, actor de profesión, los visita de vez en cuando. En apariencia, todos ellos conforman una familia muy bien avenida que se reunirá para pasar unos días de verano, cuando Moca se tome vacaciones del hospital donde trabaja. Los días pasan sin hacer nada particular: hornear dados de coco, salir a hacer la compra, visitar parajes naturales de los alrededores de la pequeña ciudad en la que residen, ese tipo de cosas que requieren un tiempo del que ahora parecen disponer. Y así pasa la vida, simplemente, entre anécdotas y momentos compartidos en completa libertad.
No es fácil contar el argumento de That’s it for today entre otras cosas porque no lo tiene. O al menos, la película aspira a proponer una estructura que se escape de la tradición impuesta por el cine norteamericano y comercial, tal y como expresó el propio Djordjevic en la sesión de presentación de su película. Pero eso no quiere decir que la cinta no necesite de ciertos mecanismos para garantizar la impresión de continuidad, una serie de hitos que marquen y sostengan la curiosidad del espectador por lo que ve en pantalla y señalen la senda o dirección hacia la que se dirige.
Dos elementos sirven a este propósito. El primero lo encontramos en el carisma de unos personajes creados por Djordjevic y su reparto con mucho cariño. Como en el caso de Marco Tullio Giordana, el director serbio se ha servido de un guion para estructurar el rodaje, pero, al mismo tiempo, y quizá de manera más palpable, ha dejado espacio para la improvisación. Una cámara más suelta, menos canónica que la del italiano, ayuda a imprimir esa impresión de ligereza que transmiten las imágenes. El otro apoyo lo encontramos en una serie de anclajes o pistas que Djordjevic va dejando a lo largo del metraje y que se retoman de tanto en tanto para establecer una ligera impresión de trama. Así, por ejemplo, en un momento de la cinta, la familia desempolva un viejo coche que Moca guarda en el garaje de su casa. Al margen de ciertas cuestiones sentimentales que iremos descubriendo, la relación con el coche irá marcando diversas situaciones, conformando una especie de desarrollo dramático que irá capturando la complicidad del espectador, enganche fundamental para fidelizar su atención.
That’s it for today es una cinta que nos habla de la felicidad en estado puro. O más que hablarnos, lo que hace es mostrarla, simplemente. Es obvio que entre Moca y sus hermanos (y cuñados y sobrinos, personajes que, por distintas razones, irán apareciendo en pantalla) tienen una relación muy especial. Pero eso no quiere decir que aquí no haya conflictos, es solo que estos parece que nos son sustraídos, al menos hasta el final de la película. Esa ausencia o falta servirá también de enlace con un espectador que, durante todo el desarrollo de la cinta, no podrá evitar hacerse ciertas preguntas. ¿Quiénes son estas personas? ¿Por qué actúan como actúan? ¿Qué es lo que los une, entre ellos, y a esa casa? En ausencia de esas explicaciones, todo nos parece extravagante, un misterio. Esa incógnita y lo ocurrente de ciertas situaciones, nos atan a la narración. De alguna forma, a todos nos gustaría contar con una familia como la que vemos en pantalla. Alguien que nos apoye, que sirva como un soporte estable, fijo, ante las adversidades de la vida. Ese sería el mensaje.
Como comentó en la presentación, That’s it for today es una cinta que se presenta frente al mundo de hoy, frente a esa oscuridad que parece que nos rodea, para decirnos que a poco que nos lo propongamos, siempre queda un espacio para la alegría. Marko Djordjevic quiere decirnos que sí, que no nos desanimemos, que tenemos una oportunidad, que hay otra forma de hacer las cosas, más divertida, más amable, más cercana, más humana. El mundo se puede estar precipitando hacia un sumidero, pero tenemos herramientas suficientes para levantarnos y regalarnos otro mejor. Solo tenemos que desearlo y hacer un pequeño esfuerzo. GERARDO LEÓN