HASTA EL DOMINGO 8/9
F. BANCAJA. Pl. Tetuán, 23
Las pinceladas violentas y empastadas, los colores oscuros y el uso de materiales poco ortodoxos son tres características compartidas por los artistas de El Paso. Desde Madrid, un grupo de artistas procedentes de diferentes territorios de la península y las islas, unidos, dieron un paso al frente para renovar el arte español en un contexto de dictadura, represión e inmovilismo. Ya estaba bien de pintura burguesa de floreros y cacerías, había que romper con los cánones establecidos y abrazar las vanguardias del momento sin dejar nunca de lado la esencia tenebrista de la tradición española. El Paso se formó en 1957 siguiendo la estela de otros colectivos artísticos europeos que entre finales del siglo XIX y principios del XX se agruparon para reformular los preceptos tradicionales del arte, romper con lo establecido y crear una estética nueva. Impresionistas (siglo XIX), futuristas (1909), dadaístas (1918) o surrealistas (1924) fueron movimientos creados en colectividad para renovar el arte de su época que establecieron —muchos de ellos— sus principios en manifiestos fundacionales. También lo hizo El Paso: “propongamos un arte recio y profundo, grave y significativo”, proclamaron bien alto con la intención de renovar un panorama artístico español tradicional y aislacionista, yermo y desolado.
Abrazaron el informalismo que venía de París y el expresionismo abstracto estadounidense los artistas Manolo Millares, Luis Feito, Antonio Saura, Rafael Canogar, Juana Francés, Manuel Rivera, Antonio Suárez y el escultor Pablo Serrano, más tarde se unirían al grupo Martín Chirino y Manuel Viola. El colectivo solo estuvo en activo tres años (1957-1960) y en ese corto periodo de tiempo, en el que hubieron desacuerdos y deserciones, se dieron por satisfechos y disolvieron el grupo para seguir caminos por separado. Por entonces, Feito, Millares y Saura habían expuesto en la Bienal de Sao Paolo, el grupo había representado a España en la Bienal de Venecia de 1958 y el Moma de Nueva York les había dedicado una muestra titulada New spanish painting and sculpture… La crítica internacional empezó a hacerles caso y el régimen franquista instrumentalizó su fama tratando de impregnarse de un halo de modernidad, circunstancia bastante incómoda para un grupo que pretendía dar un paso al frente en favor de la democracia y la libertad. Todos ellos se reúnen en la Fundación Bancaja con sus obras más emblemáticas. Encontraréis el expresionismo abstracto de brochazo violento y empastado de Saura, esculturas de Pablo Serrano que siguen la estela de Julio González, los óleos arenosos de Feito, el informalismo Canogar que evoca los surcos de la tierra castellana labrada, las arpilleras rasgadas, arrugadas y cosidas de Millares, las mallas metálicas de Rivera, el tenebrismo de Viola a medio camino entre la abstracción y la figuración y las obras de la alicantina Juana Francés, la única mujer del grupo, que incorpora a sus cuadros piedras y arena de las playas de Gandia. Todos ellos, representantes de una inquietud colectiva por renovar los parámetros del arte español que dejó su huella hace más de setenta años. S.M.