Nos concede esta semana una interesante entrevista el ilustrador y artista visual orensano Celsius Pictor. Estudió Ilustración en la Escuela de Artes y Oficios, durante siete años trabajó como Director de Arte en agencias y estudios de publicidad de España, Suiza, Francia y el Reino Unido, y desde 2011 trabaja como ilustrador independiente. Inspirado por el trabajo de los antiguos grabadores y Max Ernest, Celsius usa el collage para dar vida a un mundo paralelo que gira en torno a técnicas olvidadas que mezclan la mecánica primitiva antes del mundo digital, las historias medievales, la mitología, los mundos olvidados y la naturaleza. Sus ilustraciones y collages han sido exhibidos en Madrid y París y es miembro de la Collage Society de Madrid. GINÉS J. VERA
El trabajo de un ilustrador en el ámbito literario, por ejemplo, parece que pasa un poco desapercibido. Se conoce bien al autor (o autora), a la editorial y comienza a surgir la figura del agente literario (que ya suele aparecer en la página de créditos de los libros)… Pero las y los ilustradores de referencia son escasos pese al gran poder de una buena portada. Coméntenos al respecto.
Bueno, en los últimos años se ha mejorado mucho en este aspecto sobre todo porque las editoriales empiezan a asumir que, si un libro está ilustrado, tan autor es el escritor como el ilustrador y, es obligatorio, por ley que se acredite al autor. Yo creo que el desconocimiento viene por dos vertientes: por un lado, las editoriales suelen usar fotos de stock para las portadas, porque reduce costes, aunque dejan a un título desprovisto de personalidad y porque esa misma falta de cultura visual a veces hace que el público no se preocupe por quién es el ilustrador de portada o por seguir su carrera como sí que se hace con el escritor. En cualquier caso, creo que esto está cambiando con las nuevas generaciones.
Un poco en la línea de lo dicho en la pregunta anterior, imagino que todo artista cuando comienza (y hasta hacerse un hueco) emula o aspira a parecerse a alguien. Querría saber si se inspira o tiene algún referente/seguidor patrio o extranjero.
Pues tienes toda la razón, cuando un artista empieza aspira a parecerse a alguien, y si no lo hace al menos debería. Pero no sólo cuando se empieza, toda la vida de un artista vas conociendo a otros autores a los que te gustaría parecerte y eso es lo que te empuja a evolucionar. En mi caso, como investigo bastante y me documento mucho para cada proyecto la lista es inmensa. Hay autores de collage que me encantan como Max Ernst pero sobre todo antiguos ilustradores como Grandville que era en quién se inspiraba Doré, o Arthur Rackham. Como referentes más actuales tengo a Aaron Horkey, Wolf Erlbruch, Sean Andrew Murray… y hace poco descubrí a un ilustrador alemán de mediados del siglo XX llamado Hermann Vogel, que no publicó nunca nada en España y me alucina.
Además de ilustrador tengo entendido que también podemos decir que es collagista. En ese sentido, este mes de noviembre creo que ha colaborado en un proyecto en Madrid con siete collages realizados presentando a una serie de mujeres con un aspecto vintage y retro, inspiradas en la atmósfera de un restaurante. Coméntenos a grandes rasgos este maridaje entre ilustración, collage y gastronomía pues creo que tiene ya recorrido en esa línea con trabajos anteriores.
Para mi el collage es una herramienta más a la hora de ilustrar, es más un medio que un fin en si mismo, así que a veces hago solo collage, a veces dibujo y a veces es difícil determinar dónde termina el collage y empieza el dibujo. No hago una distinción clara porque para mi solo son técnicas para contar y lo realmente importante es qué quiero contar, que es mi universo personal. Y este universo es el Monsterkompendium, un proyecto personal que nació hace seis años y se ha ido expandiendo a todo aquello que hago, desde la baraja de cartas que mencionabas antes, a las etiquetas de vino y en este caso, a la exposición Vegan Girls que se inauguró en el restaurante Il Tavolo Verde de Madrid. El restaurante me encargó el diseño de su logotipo e identidad, basada en su doble concepto de restaurante orgánico y anticuario, y creé para ellos una imagen que inspiró la exposición, con 7 mujeres con un aire retro pero que han evolucionado hasta un estadio de libertad y naturaleza que no es el que podría desprenderse de su época y sociedad.
En general, esa idea de evolución natural en un contexto mecánico, de la naturaleza buscando un beneficio con mejoras más artesanales propias de la Primera Revolución Industrial, que me interesa mucho. Hay en mi trabajo, quizá, un cierto aire steampunk aunque yo prefiero desmarcarme del brutalismo que a veces impregna esa estética y buscar un aire más natural y delicado, menos agresivo con el propio medio natural.
De su proyecto más personal, el Monsterkompendium, sí que me gustaría que nos comentase algo más. Me refiero a ese salto ilustrando una vajilla en porcelana blanca de Lisboa donde los protagonistas, tengo entendido, son personajes mitad animales mitad máquinas.
El proyecto de la vajilla ilustrada surgió en ese contexto de expansión del universo Monsterkompendium. Aunque ya hay diseños hechos ex profeso, las primeras piezas de hecho son personajes del propio libro inédito sobre ese mundo natural perdido, y mi intención era trasladar a la mesa el concepto de azar y sentido del humor que tiene la propia Naturaleza. Me encantaría ver todas las mesas y casas llenas de vida pobladas por esos animales que han evolucionado mejorando sus propias capacidades o problemas y que fuesen una línea de salida para la imaginación de cada persona que pueda comer sobre los platos o tomarse el café en una taza. Que puedas encontrarte a estos animales en tu mesa jugando con el emplatado de una comida deliciosa, en el fondo de una sopera o en cualquier esquina de tu casa y te dibujen una sonrisa. Incluso que puedan ser el inicio de una conversación en una cena. Son personajes curiosos, divertidos, granujas o elegantes y cada uno por supuesto tiene su propia historia dentro de una historia aún mayor.