Rut Nieves se graduó en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Ejerció como arquitecta durante más de doce años en España, pero con 35 años su vida cambió. Y mucho. Lo dejó todo: su trabajo, su piso, su ciudad, su país y las personas que más quería… para ir en busca de sí misma. Tras dos años en Alemania en busca de respuestas decidió adentrarse en el mundo de la arquitectura emocional. Actualmente es conferenciante, coach, formadora y arquitecta emocional . Me concede una entrevista tras publicarse El amor de tu vida (Planeta), la tercera entrega tras dos exitosos libros previos. GINÉS J. VERA.
“Todos somos responsables, pero ninguno somos culpables”, leemos en El amor de tu vida ¿nos lo comenta?
Las experiencias que vivimos están condicionadas por la información que tenemos en el subconsciente, nuestra forma de relacionarnos está condicionada por la información que tenemos en el subconsciente y nadie es culpable de lo que no es consciente. Estamos programados, por decirlo de alguna manera, a relacionarnos de una determinada manera; cuando llegamos a la vida adulta tenemos unas ideas preconcebidas de lo que es el amor, de lo que es la pareja, de lo que es el hombre, de lo que es la mujer…, y esas ideas las heredamos y las absorbemos durante la infancia. Entonces, de hecho no somos conscientes durante la infancia de toda la información que estamos absorbiendo para poder luego relacionarnos en el futuro. Las cosas que nos suceden tienen mucho que ver con esa programación que tenemos en el subconsciente. Si tú en el subconsciente tienes que los hombres son infieles o las mujeres son infieles, que las relaciones de pareja son complicadas, que tal, que cual…, eso es lo que vas a experimentar en tu vida de adulto, porque vas programado para vivir una serie de experiencias.
¿Se refiere a las creencias limitantes?
Si, y no somos culpables de nada porque realmente nos dirige una información de la que no somos conscientes. Somos responsables porque tiene origen en nuestra forma de pensar, las experiencias que vivimos están relacionadas con la información que llevamos en el subconsciente, pero no somos culpables porque ¿cómo vamos a ser culpables de algo de lo que no somos conscientes?…
Un poco al hilo del tema de la culpa, he destacado esta frase para que nos la comente. “Juzgamos a las personas en función de cómo nos juzgamos a nosotros mismos, lo que no toleramos en los demás es que tampoco toleramos en nosotros”.
Si tú estás viviendo algo es porque algo tienes que aprender. Si, por ejemplo, alguien te cae mal porque llega tarde, la primera pregunta sería ¿por qué me sienta mal que llegue tarde? ¿Cómo te sientes? ¿Sientes que no te respetan, que no te valoran…? ¿Cuál es el sentimiento raíz o la creencia raíz que te toca?
También leemos algo que los científicos ya han demostrado, que hombres y mujeres somos diferentes, nuestro cerebro es diferente y expresamos el amor de forma diferente. ¿Por qué entonces estamos viviendo una ola de feminismo que aboga por el igualitarismo, por ser iguales en todo?
Yo creo que el feminismo viene de personas que se sienten muy heridas, que están muy dolidas. Si alguien pide igualdad es porque se siente inferior, experimenta un sentimiento de inferioridad. Y el error está en toda esta información cultural que hemos recibido que puede hacer creer a algunas mujeres que, y a mí también me ha pasado, sentirse inferior al hombre. ¿Por? Por esta información cultural heredada. Desde mi experiencia, cuando yo he comprendido que somos exactamente iguales hombres y mujeres, igual de valiosos, igual de capaces de amar, igual de vulnerables, igual de humanos, igual de divinos, cuando reconoces la igualdad a nivel espiritual, a nivel emocional o a nivel mental, estás en paz. Entonces, yo hablo en mi libro de que en el único ámbito en el que somos diferentes es biológicamente, y gracias a que somos diferentes seguimos existiendo. Si todos fuéramos hombres o todos fuéramos mujeres nos habríamos extinguido ya. Yo creo que el feminismo lo que necesita es sanar las heridas emocionales y tomar conciencia de que las mujeres son igual de valiosas que los hombres. Cuando una mujer ve a un hombre de igual a igual se acaba la guerra, se acaba la lucha. Yo creo que hay una necesidad de comprensión y de amor muy grande. Pero empezando por uno mismo, porque si estás pidiendo igualdad fuera es que dentro de ti no te sientes igual de valiosa, estás pidiendo que alguien externo te solucione el problema, cuando la única persona que ha de sentirse igual de valiosa eres tú.