Me concede una entrevista Mila Martínez (Valencia, 1962) que acaba de publicar Regreso a Eterna (Egales, 2018). Martínez estudió la carrera de Derecho, pero lo que da sabor a su vida es compartir con los demás las historias que surgen de su cabeza. Su primera novela, No voy a disculparme (2009), dio inicio a una serie de la que forman parte Tras la pared (2010), Autorretrato con mar al fondo, (2011) y La daga fenicia, (2013). Esta última fue galardonada con el Premio Fundación Arena de narrativa LGTBQ en su VIII edición. Con el relato “Sin tocarte” participó en la antología Donde no puedas amar, no te demores (2016), que conmemora los 20 años de la Editorial Egales. Junto a otras autoras, también ha colaborado en la antología Cada día me gustas más (Amazon, 2016), con el relato “Paladares”. Sus novelas Mis noches en el Ideal Room ( 2016) y La Esencia (2017), son independientes de la serie. GINÉS J. VERA.
Regreso a Eterna, tu última novela, parece cerrar la saga que iniciaste con No voy a disculparme, ¿cuándo surge en ti la idea de poner punto y final a esta historia que arranca en 2009?
Toda persona que crea una serie debería saber cuándo la historia no da para más. Lo último que quisiera es ofrecer a mis lectoras y lectores un producto que no tuviera pleno sabor, que no les dejara con ganas de más. Pienso que no es aconsejable estirar la goma sin tener algo interesante que decir. En la serie que comencé con No voy a disculparme he dicho bastantes cosas y con la profundidad que quería. No sería bueno continuar por continuar, sin ofrecer un producto que esté, al menos, a la altura de la anterior entrega. Es posible que, dentro de un tiempo, reconsidere la continuidad si de repente se me ocurre algo novedoso, pero mientras eso no suceda, creo que es bueno concluir aquí la serie.
En Regreso a Eterna pones en antecedentes a quienes se acerquen a la historia, por aquello de que si alguien quiere leer este libro, que no tengan que acudir a los anteriores. Aunque seguro que se animarán y lo harán. ¿No es cierto? Háblame de la importancia del carácter de autoconclusivas de las novelas en esta saga.
El hecho de hacer una serie conlleva el riesgo de perder lectores que no quieran hacer el esfuerzo de comenzar desde el principio. Por ello escribo para todo el mundo y no solo para las personas seguidoras de la serie. Ello requiere un trabajo suplementario para poner en antecedentes dentro de cada novela a los nuevos lectores, pero creo que vale la pena. De esta forma, si suscito el interés necesario, se plantearán leer las anteriores, pero, en todo caso, podrán continuar con las nuevas entregas. Además, en cada novela suceden cosas distintas, independientemente de que intervengan los mismos personajes u otros nuevos.
Hay mucha pasión en todas tus novelas, además de amor y sentimientos a flor de piel, percibimos complicidades afectivas y un punto de ardor, si se me permite decirlo. Como sé que tienes lectores y lectoras asiduas, ¿hasta qué punto te piden que subas la temperatura de algunas escenas y te ves tentada a ello? ¿Qué es lo más difícil a la hora de jugar a contar una escena de seducción sin caer en los tópicos y la vulgaridad?
Nunca me han pedido que añada más escenas eróticas a mis novelas, aunque sé que las disfrutan, eso sí me lo han dicho. La verdad es que suelo incorporarlas cuando creo que la historia lo demanda, cuando es oportuno expresar el nivel de pasión que existe entre dos personas en un momento dado. Considero que una de las cosas más difíciles de narrar es una escena erótica elegante. Yo intento cumplir una premisa: lo importante no es describir lo que están haciendo los personajes, sino qué sienten mientras lo hacen.
Sinopsis:
¿Para qué regresar a Eterna? No existe una sola respuesta. Elegid la vuestra. Para tomar decisiones que no pueden demorarse, conocer mujeres con proyectos ambiciosos, combatir a los desaprensivos, salvaguardar secretos que no deben salir a la luz, hacer surgir recuerdos grabados a fuego, enfrentar los mayores temores, forjar amistades incondicionales, experimentar sentimientos incontenibles, vivir aventuras, correr riesgos, alimentar la pasión. Tal vez, para salvar al mundo.