Sculpting reality

HASTA EL DOMINGO 9/1/22
BOMBAS GENS. Burjassot, 54

La fotografía documental estadounidense en blanco y negro acapara la nueva exposición de Bombas Gens, Sculpting reality, con Walker Evans como auténtico faro que iluminaría lo que estaba por venir. Entre 1973 y 1974, el fotógrafo Lee Friedlander y su colega Burt Wolf editaron en la imprenta Double Elephant de Nueva York los portfolios de cuatro de los fotógrafos más influyentes del siglo veinte. Este proyecto colaborativo supuso un hito en la historia de la fotografía y es el punto de arranque de esta muestra que propone un recorrido por la historia de la fotografía y el estilo documental desde los años treinta del sigo XX hasta la actualidad, vinculado a los reportajes y al fotoperiodismo y, por tanto, moradora de periódicos y revistas. Estos cuatro fotógrafos elegidos fueron el propio Friedlander, Walker Evans, Garry Winogrand y Manuel Álvarez Bravo. Evans fue el que encendió la mecha de la nueva fotografía documental estadounidense para convertirse en uno de los fotógrafos más importantes del siglo pasado, autor del mítico American Photographs que retrató las penurias que padecieron las familias del sureste del país tras la Gran Depresión. Absorbió este libro Garry Winogrand, fotógrafo de calle por excelencia, que se lanzó él mismo a fotografiar el país recorriendo la famosa Ruta 66. Ya en la turbulenta década de los sesenta empezó a documentar con su Leica protestas, convenciones políticas, rodeos y las calles de Nueva York, que en la época también recorría Friedlander, más interesado por la interacción entre personas y espacio (juega con las sombras y los reflejos de cristales y espejos), que por la emoción humana que conseguía congelar Winogrand. De Friedlander son las fotografías de Marilyn Monroe sujetándose la falta encima de la rejilla del metro en el set de rodaje de la película La tentación vive arriba, y de un buen puñado de personalidades como la líder feminista Betty Friedan, la fotógrafa Diane Arbus, el presidente John F. Kennedy de espaldas en una convención demócrata o el boxeador Muhammad Alí con expresión desafiante en una conferencia de prensa, diciendo algo gracioso a juzgar por las caras de los periodistas que le rodean. El cuarto en discordia fue el mexicano Manuel Álvarez Bravo, reivindicado por los surrealistas y admirado por Friedlander a pesar de ello, él renegaba del surrealismo y pensaba que la foto no necesita ser artística porque si consigue trascender al sujeto se convierte automáticamente en arte. En la muestra se pueden ver también los primeros trabajos de Helen Levitt retratando a niños de clase baja jugando felices en los barrios más pobres de Nueva York. O del suizo Robert Frank (del que el IVAM posee una buena colección), que antes de practicar la fotografía documental en su viaje de dos años por Estados Unidos (del que salió el libro The americans), ya había hecho sus primeros pinitos en la València de 1952. Surgió una nueva fotografía documental en la que prevalecía el concepto, pero en imágenes cargadas de sentido documental y estético. Lo podéis ver en las strippers feriantes de Susan Meiselas, en la colonización portuguesa de Mozambique pasada por el tamiz de Ricardo Rangel, en californianos de los setenta que posan desde sus coches para Mike Mandel o en las moles industriales capturadas por Bernd y Hilla Becher. De todo esto beberían algunos fotógrafos contemporáneos que cierran la muestra, como Bleda y RosaIan Wallace Xavier Ribas. AU

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