En estos tiempos pandémicos cada uno se las arregla como puede. En 2020, el festival de artes vivas 10 sentidos tuvo que reubicar y estirar su programación, de septiembre a diciembre, para hacerle un grand jeté a la crisis sanitaria y seguir adelante. Eso sí, no pudo evitar cancelaciones dolorosas como las de las compañías belgas Rosas y Peeping Tom. Con todo lo aprendido estos meses y ante la incertidumbre que sigue reinando a nivel mundial, las directoras del festival, Inma García y Maritxell Barberà, han renunciado a los artistas internacionales (gran baluarte del festival) para centrarse en lo de casa. No solo es inteligente, hoy día parece la única salida. El lema que guiará la programación será “Fronteras”, un paraguas, a veces transparente, que pretende reunir artistas que promuevan el espíritu crítico, la conciencia social y nuevos códigos artísticos. En este sentido camina la propuesta del dúo de artistas sonoros Cabosanroque, No me hizo Brossa [14-16/5], una instalación sonora y plástica hecha para ser transitada por el espectador que explora la prosa más desconocida del poeta Joan Brossa. Habrá otras dos instalaciones, Antes todo esto era campo [9/5], un espacio escénico interactivo donde las plantas reaccionan en el intercambio con los performers para reflexionar sobre qué vínculos o ritmos naturales hemos perdido; y Distancia [16/5], una experiencia escénica de ciencia y ficción en la que los espectadores recorrerán diferentes espacios de La Rambleta en un viaje narrado a través del audio en sus auriculares para descubrir cómo nuestra naturaleza humana nos puede hacer cooperar, empatizar o llegar a convertirnos en todo lo contrario.
La danza sigue siendo punta de lanza del festival. Repetirá Rocío Molina, Premio Nacional de Danza 2010 y una de las artistas españolas con mayor proyección internacional, ante la que se ha arrodillado el mismísimo Mikhail Baryshnikov. Presentará Impulso (confesión de la carne) el jueves 13/5 en el Monasterio San Miguel de los Reyes, un ejercicio de improvisación en el que dar rienda suelta a lo salvaje que desprende todo acto creativo. Celso Giménez de La Tristura está al frente de la producción propia del festival este año, que podremos ver los días 18 y 19 de mayo en La Rambleta, y The very last northern white rhino [22-23/5] es una coproducción del Festival Grec y Sala Hiroshima en la que Gaston Core, director de la sala, presenta la danza como exceso, como celebración de la vida, a partir del estudio de diferentes estilos de danza urbana como el krumping, el finger tutting o el waving. AU