HASTA EL DOMINGO 22/1/2023
BOMBAS GENS. Av. Burjassot, 54
Vicent Todolí, comisario de esta muestra y asesor de la colección Per Amor al Art que sustenta el centro Bombas Gens (parece que por poco tiempo, según Culturplaza) es un enamorado del silencio y del arte que está fuera del foco. Dos características que se funden en la obra del japonés Shigeru Ōnishi tejida en los años cincuenta con fotografías que, más que instantáneas del momento, mostraban múltiples momentos reunidos en una única imagen. Las manipulaba, además, utilizando pinceles y esponjas para “pintar” la emulsión en el papel fotográfico con el fin de introducir deliberadamente irregularidades durante el revelado de la imagen. Y utilizaba ácidos para ocasionar decoloraciones intencionadas, y baños químicos calientes (hasta 80 grados) para manipular el proceso de revelado de sus impresiones. El resultado es un conjunto de montajes oníricos en los que confluyen desnudos femeninos, paisajes urbanos, árboles, retratos e interiores indeterminados. Uso expresivo de la fotografía para enterrar el realismo en imperfecciones deliberadas.
Ōnishi puso a prueba la fotografía antes de la llegada de aquella revista efímera pero tremendamente influyente llamada Provoke (1968) a la que Bombas Gens ya le ha dedicado espacio y atención por haber contribuido decisivamente a una transformación radical en el lenguaje fotográfico con su lema “are, bure, boke (grano, barrido, desenfoque)”. Una atención previsible teniendo en cuenta que la institución posee una de las colecciones en manos privadas más importantes de fotografía japonesa fuera del país nipón del periodo entre 1957 y 1972.
Cambiamos de tercio en la segunda sala de la exposición. Y es que, pese al fugaz reconocimiento de su fotografía, a finales de la década de 1950 Ōnishi la abandonó por completo para centrarse en la pintura abstracta en tinta, a través de la cual llegó a tener cierta resonancia en el marco del informalismo europeo. Bombas Gens muestra, por primera vez fuera de Japón, una amplia selección de estas pinturas abstractas a gran escala en las que entra el color. Fruto de una suerte de action painting hecho con tinta sobre papel japonés dispuesto en formato vertical y horizontal donde se aprecian las cerdas del pincel en gruesos brochazos que le dan la espalda a la figuración y a cualquier referencia visual al mundo real. En busca del meta-infinito nos permite conocer la obra fotográfica y pictórica de este artista-matemático que cayó en el olvido por la singularidad de su lenguaje artístico y su difícil adscripción a movimientos concretos dentro de la historia de la fotografía y pintura japonesas de vanguardia. S.M.