BOMBAS GENS. Av. de Burjassot, 54
Sus influencias confesadas son dos fotógrafos (Walker Evans y Robert Frank) y un literato (Raymond Carver). Tres individuos que han ido a documentar la realidad de los Estados Unidos del siglo XX; la de la gran y temida potencia desde la terrible depresión que sufriera a finales de la década de los 20, a la del permanente desarraigo: ese que ilustra tan bien los relatos del último de los citados. Como sus héroes, el británico Paul Graham (1956), una suerte de Jarvis Cocker pegado a una cámara, ha tomado imágenes de este país tan contradictorio (Marc Bassets dixit) desde su llegada a él en 2002. Y lo ha recorrido para dejar constancia (parafraseando al Roland Barthes de La cámara lúcida: el “esto ha sido”) de un lugar y un tiempo cercanos: las fotografías que componen La blancura de la ballena, procedentes de tres de sus series más significativas, abarcan el periodo que va de 2002 a 2011. Temas como la desigualdad quedan patentes en series de imágenes donde el referente aparece y desaparece como por arte de magia. Atentos. RAFA MARTÍNEZ