F. BANCAJA. Pl. Tetuán, 23
Una pintura de tamaño medio, fechada en 1984, supone el comienzo y el final de una etapa: el círculo que se cierra. En ese lienzo en el que aparecen representadas las hojas de un nisperero podemos hallar, pues, buena parte de las claves de la pintura de Sebastián Nicolau (1956) en estas últimas tres décadas y media. Los juegos de luces y sombras, los pliegues, el cromatismo austero: todo ello, a la postre, habrá saltado de la pintura a otros medios: la instalación, la fotografía, el dibujo (ahora con otro protagonismo). De este modo, nuestro artista ha venido cuestionando los límites de la pintura o su misma idea. Land, el territorio al que alude Sebastián Nicolau, no es sólo trasunto del territorio físico que habita. Aun siéndolo, es todo aquello que ocupa y preocupa a este ya veterano autor que recientemente dio a la imprenta un inusual libro: Mercurio entre los dedos (2018), recuento de recuerdos, ausencias y otras anécdotas complementadas con imágenes de unas peculiares vanitas. Las hojas del nisperero, epítome de la poética de Sebastián Nicolau, abren y cierran esta magnífica exposición. No se la pierdan. RAFA MARTÍNEZ