IVAM. Guillem de Castro, 118
El pabellón español de la Bienal de Venecia de 1976 permaneció cerrado porque la organización había decidido no aceptar la participación de dictaduras. En esa edición, que fue conocida como “la bienal roja”, Franco y su régimen no fueron bienvenidos, pero sí recibieron una invitación los artistas que habían construido un discurso frente la dictadura como Picasso, Tàpies, Sempere o Teixidor. El Régimen, hasta entonces, había utilizado el arte para proyectar una imagen de modernidad, descontextualizando las obras y subrayando determinadas características a conveniencia. Si Saura pintaba muy negro, era por su carácter español, goyesco, pasando por encima de que lo representado fuera una Crucifixión (1959). Estas groseras manipulaciones eran lacerantes para la comisión de artistas españoles que organizó la exposición en Venecia, por eso se obsesionaron con evidenciar la relación entre arte y política, y explicar el contexto en el que se habían producido las obras. El IVAM presenta 33 obras de la colección del museo que formaron parte de aquella muestra histórica, como la magnífica Cabeza de Monserrat de Julio González, el naipe de Joan Brossa en el que nada es lo que parece (como en España), o el selló Aidez l’Espagne de Miró. S.M.