Los interferómetros ópticos de brazos kilométricos de los detectores Virgo, en Cascina, cerca de Pisa, Italia, y LIGO, situados en las localidades estadounidenses de Livingston y Hanford, son experimentos diseñados con el objetivo de detectar de manera directa las ondas gravitacionales, un fenómeno físico predicho en la teoría de la relatividad general de Einstein en 1915. En estas colaboraciones participan más de 1.500 científicos y científicas de todo el mundo. Las recientes detecciones de ondas gravitacionales, posibles tras un siglo de esfuerzos teóricos, computacionales y tecnológicos, han revolucionado la comprensión de los eventos más violentos del universo. Complementando a otros tipos de señales, marcan el inicio de la denominada astronomía de multimensajeros, que permite confirmar hipótesis previas y plantear nuevas incógnitas.
El doctor en Astrofísica Pablo Cerdá nos contará cómo funcionan los grandes espejos de estos observatorios, qué señales son capaces de detectar y qué nuevas respuestas pueden aportar en un futuro.