Como decíamos, en esta corriente, el sufismo, hombres y mujeres pueden alcanzar el mismo rango y los mismos grados espirituales. Así, en su obra Futuhat al-Mekiyya, “Revelaciones de La Meca”, Ibn Arabi escribe: “Todas las moradas, todos los niveles, todos los atributos pueden pertenecer a quien Dios desee, tanto a mujeres como a hombres para quienes Dios lo pueda desear (…) [Hombres y mujeres] comparten todos los niveles, incluyendo el de Polo”. Igualmente, Rumi se refiere a menudo a lo femenino y presenta a la mujer como el ejemplo más perfecto de la Creación. Así se expresa en su Matnawī: “La mujer es un rayo de Dios. Ella no es tan solo la amada terrenal; ella es creadora, no creada.” (Helminski 2013: 6).
Conocidos como Derviches Giróvagos. Éstos buscan un estado de hipnotismo mediante danzas giratorias para alcanzar el éxtasis religioso. La ceremonia, conocida como Sema, es una danza-meditación acompañada por música de flauta, tambores y otros instrumentos tradicionales, como el saz o el kamanché. En ella los derviches giran sobre sí mismos, con los brazos extendidos, simbolizando la ascensión hacia la verdad y la perfección, abandonando el ego y volviendo con mayor madurez. Representa un viaje místico de desarrollo espiritual en el que cada movimiento simboliza algo y nada queda al azar.
Aziz Samsaoui, kanún y dirección
Youssef el Husseini, oud y voz
Hamid Ajbar, violín y voz
Fathi Ben Yakoub, viola
Muhsen Kouraich, def, panderos y voz
Khalid Ahaboune, darbouga y voz
Elena Qadi, danza
Mónica Sade, danza