El Santo Oficio no tiene un origen español. Entonces, ¿en qué momento y dónde tiene su verdadero origen? Este tribunal religioso fue creado en el 1185 por el Papa Lucio III, quien lo convirtió en un instrumento para combatir la herejía albigense en el sur de Francia. Para ser considerado un hereje hace falta estar bautizado y someterse a la ordalía (juicio de Dios), que consiste en superar una serie de pruebas divinas en las que se dirime la culpabilidad o la inocencia del reo.
En la Corona de Aragón se constituye, en Zaragoza, un tribunal religioso gracias a R. Peñafort o N. Aymerich, para controlar a los conversos. Sin embargo, este tribunal cayó en desuso tras el asesinato de Pedro de Arbúes, en 1485, en la Seo de Zaragoza por una minoría judeoconversa. Finalmente, la Inquisición se instaura en Castilla con los Reyes Católicos, cuando nombran al dominico fray Tomás de Torquemada, en 1485, como Inquisidor General de Castilla. Un siglo más tarde, se crean otros tribunales de tal laya en Italia (Inquisición romana), que investigó a Galileo Galilei; así como en Portugal, en los que perseguirían, en esos territorios, a los bígamos, brujas y sodomitas.