“Hace tiempo se estableció que el 26 de abril de 1336 fue el día en que comenzó el Renacimiento coincidiendo con la ascensión de Francesco Petrarca al Mont Ventoux, en la Provenza francesa, dejando constancia por escrito, en carta, de una mirada consciente a la naturaleza que construye el paisaje por primera vez: entonces era la imagen del mundo, sólo el retrato del territorio alrededor. Si el tiempo hubiera sido malo aquel jueves —imaginemos: si hubiera llovido en las horas previas— no habría escalado la montaña o, si acaso, la clara imagen desde las alturas habría sido otra, diferente, menos placentera.
Me quedé recreando este momento estelar después de leer una línea de la última novela de John Banville, Las singularidades (2023), y cerrar el libro fascinado por la coincidencia con la realidad. Dice el narrador omnipresente y burlón, divino —nos habla como un dios pícaro en las alturas cuando describe las cosas y los hechos—: «el clima hace lo que le da la gana con el paisaje» (p.246). Zas! De nuevo estábamos confinados en casa, en alerta, sin poder movernos; ahora el clima había hecho de las suyas de manera brutal y el paisaje estaba, como todo, herido, roto. El parte meteorológico anunciaba tiempo inestable y crisis por todos lados… Todo eran cañas y barro. Un accidente es algo extraordinario y, a la vez, algo terriblemente determinado por la ley de causa y efecto: si llueve mucho los cauces se desbordarán ahí abajo y, naturalmente, el paisaje será modificado.”
Extracto del texto “El clima hace lo que le da la gana con el paisaje” de Ricardo Forriols, profesor de la Universitat Politècnica de València y responsable junto con la galería de esta exposición colectiva en la que participan Laia Abril (Barcelona 1986), Eltono (París, 1975), Arancha Goyeneche (Santander, 1967), Enric Mestre (Alboraya, Valencia 1936), Luciana Novo (Córdoba, Argentina, 1981), Rubén Tortosa (Moixent, Valencia 1965).
