Está a punto de cerrar. El ruido de una carrera alerta a los personajes que se hallan en el DESTINO CLUB. Un muchacho es perseguido, alcanzado, golpeado. Aún así logra escabullirse y entrar en el cabaret. Todavía no sabe que esa persecución le ha llevado a una nueva forma de vivir. Dentro le están esperando el Destino, un tatuador y Lullaby, que le curarán las heridas y escenificarán cómo puede ser su futuro. El muchacho quiere ser cantante, pero la oferta que recibe es diferente.
Este es el punto de partida de El cabaret de los hombres perdidos. La duda existencial, la hipocresía y el miedo vuelven al tablero. Cada canción nos permite retratar las emociones que viven los personajes y a la vez perturbar los pensamientos de los espectadores. Este montaje nos permite volver a los orígenes del género, susurrarle al público sin tabúes y a la vez sacudirle sus conciencias. Consigue tu código secreto, entra, escucha nuestra historia y al salir intenta jugar tu propia partida, suerte. De aquí saldrás marcado para siempre.
CADA MARCA DE TINTA ES PARTE DEL DRAMA.