El artista angelino MICHAEL COLLINS es la mente creativa que hay detrás de DRUGDEALER, un proyecto de influencias retro provenientes tanto del jazz de los años 70 como el soft rock de la década de los 80 y los clásicos de los 60. Autoproclamado a sí mismo como un nerd del cine, esa relación entre el celuloide y la música es esencial para entender el viaje que ha emprendido artísticamente, en el que existe un estilo irónico para ahondar en las profundidades de su proceso sonoro. Desde sus inicios, confiesa que ha querido ver el mundo entero a través del cine y de la música, y fruto de ello nace la experiencia transformadora de escribir una serie de canciones en las que intenta entender todo cuanto sucede a su alrededor. Así, su música podría definirse como una oda a la libertad de poder vagar y explorar (y explorarse), con unas notas de sentida nostalgia. Y es que el compositor californiano, influenciado por artistas como THE BEATLES, STEELY DAN, BEACH BOYS y BREAD, entre muchos otros, es alguien que parece vivir anclado en el pasado, en una época dorada que, con sus canciones, devuelve a la vida para el disfrute de todos y cada uno de nosotros.
