Tras más de una semana de proyecciones, el jurado de la 37ª edición del Festival Internacional de cine, Cinema Jove, daba su veredicto, otorgando a la cinta Rehana, del director bangladesí Abdullah Mohammad Saad, el premio a la Mejor Película, y a la actriz Azmeri Haque Badhon, el máximo galardón a la interpretación. En esta cinta, Badhon encarna a Rehana, una mujer que trabaja como profesora en un hospital universitario. Un día, es testigo de un hecho execrable: el asalto de uno de los profesores decanos a una de sus alumnas. Rehana denunciará el hecho, cosa que la enfrentará a la jerarquía de la institución para la que trabaja y a todo el alumnado, que se revelará contra ella. Mientras todo esto sucede, Rehana debe resolver sus problemas familiares como madre soltera de una hija a la que no puede atender. Entrevistamos a la actriz Azmeri Haque Badhon para que nos hable de su papel en esta película.
Rehana ha ganado el premio a la Mejor Actriz y Mejor Película en Cinema Jove. ¿Cómo te sientes?
Me siento un poco abrumada porque no lo esperaba. También me alegro mucho por mi director. Es una persona que confió en mí y me empujó hacia un nivel más alto de lo yo habría soñado. En nuestro país, una mujer que haya pasado los treinta no tiene mucho que hacer en el cine porque no hay muchos papeles protagonista para ella. Así que, para mí, fue una rara oportunidad. Así que, sí. Estoy muy feliz.
La película trata una cuestión muy importante como es el abuso de poder, especialmente sobre las mujeres. ¿Sentiste algún tipo de responsabilidad por encarnar esta cuestión a través de ti?
Sí. De hecho, creo que esa fue la razón principal por la que me eligió mi director o Rehana me escogió a mí para interpretarla: porque en mi vida personal me he tenido que enfrentar a muchos problemas, a muchos traumas, a muchas injusticias que fueron muy malas para mí y para mi hija. Soy madre soltera, vivo con mi hija, y en mi país esto no está muy aceptado. Siento que Rehana me escogió, la siento en cada latido de su corazón, en cada respiración. Conozco bien sus sentimientos, el desafío de la presión de asumir que tenemos que hablar de estas cosas, que tenemos que cambiar la sociedad para nosotras y para la siguiente generación. No podemos cerrar la puerta, no podemos arrojar nuestras cargas sobre la siguiente generación, tenemos que hablar de todo esto.
El contexto de la historia es ese hospital universitario en el que trabaja Rehana, pero la reflexión nos lleva, obviamente, más allá.
Es universal. Yo siento que la película no trata solo sobre Bangladés, es sobre todos nosotros. Rehana trata sobre la corrupción del sistema y esa idea de que queremos cambiarlo, pero no podemos hacerlo. El sistema está muy corrompido, por todas partes, alrededor del mundo. En diferentes aspectos, pero está muy corrompido.<
Como has sugerido, la lucha de Rehana no es solo contra el abuso sexual, es contra el orden o las estructuras que consienten que eso suceda. Me refiero sobre todo a esa multitud, a los alumnos que se oponen a tu personaje y que, en el fondo, solo están preocupados por sí mismos, por su propio interés. No hay solidaridad.
Creo que es un problema mundial. Pensamos solo en nosotros mismos y no nos damos cuenta de que esto no funciona. Yo creo que no somos personas dignas si no mostramos empatía y no nos esforzamos por entender a los demás, a la sociedad, a otras personas, otras culturas… Yo intento conocer la situación de otros países y siempre veo lo mismo: la gente está pendiente de sí misma, pero eso, al final, no aporta nada. Tenemos que preocuparnos por los demás, tenemos que desarrollar la habilidad de ver la vida de los demás, sus derechos, su libertad… Es lo que te decía, el sistema está muy corrompido. El sistema de la familia, político, incluso el religioso. Soy musulmana y en todas las religiones hay un agujero negro, un lado oscuro que nos fuerza a preguntamos por qué son así las cosas. El problema es que no solemos hablar de ello.
Iba a preguntarte precisamente por ese concepto de familia y de maternidad que lleva implícito este conflicto de tu protagonista. ¿Cómo valoras los conflictos relacionados con estas cuestiones en tu vida y en tu país?
Mira, en mi vida real yo también soy una mujer soltera y divorciada, y eso me ha hecho soportar algunas situaciones verdaderamente terribles. En nuestro país, una mujer vive casi en un infierno porque no tiene ningún derecho, incluso sobre su propio cuerpo, sus propios sueños o sobre su propia maternidad. Yo he disfrutado mucho mi maternidad porque yo he querido ser madre. Pero en mi país hay una gran presión para ser madre, para casarse, para ser una buena chica. Es una situación muy compleja. Ahora bien, si he disfrutado mi maternidad ha sido porque, antes de tener a mi hija, me encontré a mí misma. Como persona, yo puedo hacer más por mi hija cuanto más poderosa me sienta. Eso me ha dado mayor determinación.
Quería preguntarte por el final de la película. Al final, Rehana reacciona de una manera algo violenta contra su propia hija, cosa que me sorprendió.
Sí, fue una de las partes más conflictivas de mi relación entre mi director, el personaje de Rehana y yo. No estaba de acuerdo sobre esa escena con mi director porque, como le dije, yo nunca haría eso. Yo tengo una hija y nunca haría lo que se ve en la pantalla. Es muy doloroso. Cuando estaba preparando la escena, tuve algunos problemas porque no lo entendía. Cuando el personaje cierra la puerta sobre los dedos de la niña, le dije al director que no quería hacerlo. Pero mi director me dijo que debía hacerlo. Tuvimos muchos desacuerdos y discusiones sobre ello e, incluso, cuando la película estuvo montada, le pedí que retirara esa escena del montaje final. Pero él insistió en presentarlo así. Al final, me convencí. ¿Cómo? Mis padres me quisieron mucho, pero, de alguna manera, nosotros transmitimos nuestras cargas sobre la siguiente generación. Esto es lo que sucede en la realidad y yo, de alguna manera, lo estaba negando. Yo no haría eso como madre, pero también me di cuenta de que, sí, es lo que hacemos, incluso con aquellos a los que queremos. Así que, incluso siendo alguien que no haría eso con mi hija, finalmente comprendí que eso sucede con frecuencia.
Rehana fue la primera película de Bangladesh que participó en la Sección Oficial del Festival de cine de Cannes. ¿Qué crees que significó este hecho para la cinematografía de tu país?
Nuestro país es independiente desde hace solo cincuenta años y esta es la primera vez que una de nuestras películas fue seleccionada por el Festival de Cannes, lo que permitió su exposición en todo el mundo. Ha estado en Nueva York, Austin, India, Malasia… Ha sido una gran oportunidad para los cineastas de Bangladés, para poder soñar en grande, para decirnos que podemos hacerlo, que podemos hablar sobre nuestras raíces, contar nuestras historias.
A veces parece que hay una especie de muro entre occidente y Asia en lo que respecta al cine. ¿Cómo ves ese diálogo entre nuestras culturas?
Creo que está bien. Se están abriendo nuevas ventanas, nuevas oportunidades para nuestros países. Creo que a través de las historias podemos conocernos unos a otros mucho mejor. El cine nos puede ayudar, no solo en los aspectos que tienen que ver con la industria, sino en nuestro progreso en general. Somos un país en vías de desarrollo, tenemos muchos problemas, pero debemos hablar sobre ellos. Así que este tipo de reconocimientos nos dan el poder de hablar de nuestra propia realidad.