Teresa Aguilar es el alma de lo que se conoce como el Encuentro Audiovisual de Jóvenes, quizá una de las secciones menos conocidas por el público pero que, sin embargo, forma parte de la esencia misma del festival Cinema Jove. De hecho, mucho antes de que existieran secciones dedicadas a la proyección de cortometrajes o largometrajes, Cinema Jove arrancó hace treinta y cuatro años así, como un encuentro de jóvenes estudiantes que se reunían para aprender y ejercer de forma práctica este oficio de cineastas. Hoy la sección está dividida en tres categorías, primaria, secundaria, y escuelas y universidades, y cada año reúne a cientos de estudiantes de toda España para compartir su trabajo y aprender de sus errores en unas interesantísimas sesiones de mentorización a cargo de reconocidos directores y pedagogos. Una experiencia única que, como dice Teresa en esta entrevista, no olvidarán. El Encuentro Audiovisual de Jóvenes arranca este miércoles, día 26/6, en el festival.
El Encuentro de Jóvenes está en el origen mismo de Cinema Jove. ¿Cómo te hace sentir que, 34 años después, aún sea parte esencial del festival?
A veces, cuando voy a las galas de inauguración y clausura, y veo cómo se presenta, me sigue sorprendiendo que, a día de hoy, el festival haya mantenido su nombre desde su comienzo y mantenga esta sección. Por otro lado, no me sorprende tanto que se mantenga porque ahora está de moda el hablar de jóvenes y el meter temas relacionados con el cine y con la escuela a edades tempranas. Está muy de moda y en los festivales mola tener una sección dedicada a niños. Pero me sigue llamando la atención que se mantenga el nombre y me parece muy bonito que forme parte de la esencia del festival, que se hable en esos términos de esa sección. Sí, me parece bonito que algo que surgió hace 34 años se siga manteniendo a día de hoy.
Uno de esos temas que están tan de actualidad estos días, es la necesidad de una educación en lo audiovisual. Igual que la literatura, los chicos en edades escolares deben aprender a mirar la imagen, algo esencial en el mundo contemporáneo. ¿Cuál es tu opinión con respecto a este tema?
Creo que es un tema que a la Academia del Cine le sigue pareciendo apasionante, pero me temo que no avanzamos en la medida en la que nos piden los jóvenes y nos pide el sistema que nos hemos montado, que exige que avancemos y tomemos decisiones. Una vez más, la tecnología y el tiempo no avanza a la misma velocidad a la que se toman decisiones. Con esto quiero decir que nos quedamos mucho en el debate sobre si debería ser trasversal a todas las asignaturas, si debería ser troncal o no, y de ahí no nos movemos. Nos quedamos en el “a favor” o “en contra” de la transversalidad o de esa troncalidad y esto es un poco como el futbol, Barça, Madrid, tú estás aquí y yo estoy allí, y aquí estamos. Yo creo que deberíamos superar esa fase. Oí hace poco una declaración al Secretario General de Educación que decía que es muy difícil incorporar al sistema educativo todas las asignaturas que fueran necesarias para crear ciudadanos, que es una utopía. Pero yo creo que estamos haciendo muy poco en avanzar para que los chavales salgan de las escuelas, de los institutos con un bagaje mucho mayor del que tienen porque sin duda el componente autodidacta sigue pesando sobre la formación reglada.
Así como en matemáticas acabamos el periodo estudiantil aprendiendo a sumar y multiplicar, ¿que dos o tres cosas esenciales deberían aprender los chicos sobre el audiovisual?
Qué pregunta más difícil. Yo creo que, cuando se habla del audiovisual, siempre nos quedamos en el tipo de plano y estas cosas, pero creo que deberíamos superar eso y hablarles a los jóvenes de análisis del discurso, algo que es totalmente adaptable y comprensible para ellos, el acercarles a la teoría del análisis del discurso que sería transversal a otros tipos de lenguaje, no sólo al lenguaje audiovisual. Me parece una oportunidad única para abrirles una ventana al mundo, a diferentes maneras de aplicar este lenguaje, que vean cine no sólo entendido a la manera occidental. Son cosas que se me ocurren. Serían esas dos: abrirles una ventana a otra manera de entender el mundo y explicar la vida, y teoría del discurso como tema transversal, más allá de estas cosas que son necesarias explicarles, cómo que es un plano medio o un plano general, algo que la gente joven ya tiene claro.
En las sesiones que haces con los chavales trabajáis como mejorar el guión, la realización, etc. ¿Qué feedback recibís de los chicos en ese aspecto? ¿Qué os cuentan ellos luego de esa crítica?
Creo que una de las cosas más bonitas que tiene el Encuentro y, a la vez, lo que lo hace ciertamente complejo a la hora de analizar o tomar decisiones en cuanto a la programación de estos tres días, es que hay un público muy heterogéneo. Hay gente de edades muy tempranas, de la categoría A, que son los más pequeños, gente de secundaria que es la categoría B, y gente de escuelas de cine, que son los adultos. Y es muy diferente cómo perciben ese análisis las tres categorías. Los estudiantes que se presentan de la categoría C, que es ya más amateur o que aspiran a serlo, yo creo que se lo toman muy en serio y con un punto de autocrítica muy elevado. Y en ese sentido sí que tenemos un feedback muy positivo aunque, como te digo, se lo toman demasiado en serio, porque al final no dejan de ser opiniones, por supuesto fundamentadas cómo son las de Gabi [Ochoa] y las de Emilio [Martí], pero que en cualquier caso son bajo su punto de vista y su mirada. A mí me llama la atención que otras categorías, las de la B y la A, que no debemos de olvidar que están realizadas bajo la supervisión y la iniciativa de sus profesores, que son los que vienen con ellos, siempre percibo como un examen a su trabajo, lo que no acaba de gustarme porque aquí se viene a compartir experiencias. A mí me gusta concebir el Encuentro como uno oportunidad para los chicos para acercarse a una gran pantalla y a un festival de cine, que no saben ni lo que es. Hay una gran discordancia entre cómo lo interpretan los estudiantes y los profesores.
Cuando los chicos presentan su trabajo, se crea un espacio de convivencia con sus profesores. ¿Qué produce esa relación profesor-alumnos?
Sí, siempre nos lo dicen. Además, en eso tenemos feedback todos los años. Por supuesto, el profesor escoge a los estudiantes que le acompañan invitados por el festival (al margen de que la mayoría de las veces se apunta más gente de la que ha trabajado en el corto). Muchos de los profesores aprovechan la ocasión para vivir con los estudiantes, no sólo el Encuentro Audiovisual de Jóvenes, sino otras secciones como cortometrajes, largometrajes, así como la vida del festival. Y siempre nos dicen que, para muchos, y más actualmente con el visionado a través de tabletas y de otros dispositivos digitales, es el primer acercamiento al cine no puramente comercial y de otro lenguaje audiovisual no tan mediático como el que estrena la cartelera. Y luego se genera algo muy bonito que es un diálogo entre profesor y estudiantes en torno al cine, que al final es a lo que hemos venido. Yo creo que pocos festivales consiguen esto. Es verdad que existe muchos festivales, muchas muestras de cine que son endogámicas en cuanto a que se proyectan las obras y se habla de lo que hemos hecho en clase. Creo que eso en el Encuentro lo consigues también, pero a la vez les abre una puerta a qué es esto de un festival de cine, que hay cortos, largos, que hay encuentro con directores y me parece que son tres días en los que se crea cierta magia con el cine.
¿En qué medida crees que la experiencia cambia la mirada de los chicos con respecto al cine?
Fíjate, yo creo que para muchos se pone sobre la mesa que estamos hablando de cine, que hay unos mentores que se dedican al ámbito cinematográfico. Y yo creo que para muchos estudiantes se produce un cambio en la mirada con respecto a la percepción de lo que han hecho. Es decir, que ellos han optado por el medio cinematográfico para contar una historia como podrían haber optado por otro tipo de lenguajes, pero muchos se pueden llegar a plantear que hay gente que se dedica a esto profesionalmente. Ostras, tengo delante a un chico que dice que es guionista y que se dedica a escribir guiones para una película, y yo no me había planteado esto. Nos encontramos mucha gente que dice que, entre las cosas que quiere hacer de mayor, quizás añadirá esto del cine. Esa nueva mirada sí se produce.
El encuentro lleva muchos años funcionando. ¿Has visto alguna evolución con respecto a los temas que les gusta tratar a los chicos en ese tiempo?
Pues fíjate, es algo que siempre se plantea. Yo hice mi tesis doctoral sobre el Encuentro y tuve que hacer una mirada hacia atrás sobre qué temas trataban durante estos 34 años, y tengo que decirte que no, que hay unos temas universales, como son el amor, la muerte, la adolescencia o el sentido de la vida. Estos temas que se daban, se dan, y probablemente se darán. Y luego otros temas que sí que van con las modas, con los acontecimientos que ocurren. Pienso que, cuando sucedieron los atentados de Atocha, los chavales querían hablar sobre esto en sus cortometrajes. O ahora con el tema de las reivindicaciones feministas, aparecen cortos de género o de maltrato a la mujer, que denuncian la situación. Me parece muy interesante utilizar el medio audiovisual para hablar de estas cosas, porque creo que son muy complejas, sobre todo en chavales tan jóvenes. Pero los temas son los mismos y eso te sorprende. Estamos en la edición 34, y probablemente en la 68 estarán hablando de lo mismo.
Hay una cosa que me ha llamado la atención y es que a veces te enfrentas con trabajos que son realmente elaborados y muy maduros, casi profesionales. ¿En qué medida te sorprende?
Pues muchas personas nos preguntan a la hora de hacer la selección, sobre todo la categoría C que es de la que me estás hablando, que las escuelas públicas miran de reojo los trabajos hechos en una escuela de cine privada. Pero la realidad es que te encuentras con cortos que no necesariamente están hechas con recursos técnicos, estoy pensando en el corto que el año pasado ganó el accésit. Una vez más es la mirada de la persona que está detrás de la cámara la que hace una historia que podría estar en sección oficial de muchos festivales. A mí me sigue sorprendiendo, me sigue pareciendo alucinante. Incluso algunos cortos de la categoría B. Creo que es importante ponernos las gafas de cada categoría a la hora de hacer la selección, pero con todas sus carencias técnicas, algunos plantean historias alucinantes. Supongo que cuando dejen de sorprenderme estas cosas dejaré de estar aquí (risas).
¿Se percibe desde la tarima del tutor, desde afuera, esas diferencias? Porque hablamos de arte. ¿Se ve al artista que hay entre la multitud?
Sí, yo creo que en las categorías A y B es más complicado detectarlo, pero en la categoría C yo pienso que sí. Incluso este año yo creo que los mentores supieron ver y detectar quiénes serán esas personitas que tenían cierto potencial a la hora de elegirlos para la residencia. Creo que se sabe. Estoy convencido de que sí.
El encuentro reúne a estudiantes de toda España. Supongo que eso sirve para hacer un compendio del país. ¿Qué temas interesan? ¿Hay diferencias entre ellos?
Pues hay ciertos temas… Por ejemplo, en primaria y secundaria a mí me llama la atención un tema como la despoblación de ciertas zonas. Es un tema que no sale mucho en televisión y que no estamos acostumbrados a ver desde un punto de vista artístico. Y ahí se ve que los chavales lo ven con una mirada de sufrimiento que a mí me llama muchísimo la atención. Pero no necesariamente tiene que haber muchas diferencias. Otra cuestión es el tema lingüístico, pero eso es algo que se respeta y ya está. Quizás estos temas serían los más significativos.
¿Cómo definirías esa convivencia del grupo entre chicos de distintas zonas?
Pues creo que nada puede ser más enriquecedor para ellos, sobre todo en el momento en el que sucede el Encuentro, que es cuando los chicos ya acaban del curso y, de repente, vienen aquí tres días a ver cine y a hablar de cine, y a hablar de la obra que han hecho durante el curso, y se encuentran que también hay otros centros que también lo hacen. Este año son 29 colegios y centros de un centenar. Yo quiero querer, y me consta que así, que son como tres días de oasis, de descubrimiento, además en una edad bonita en la que son tan esponjas y lo absorben todo. Yo creo que permanecen en su memoria. Es algo que queda ahí, y de eso se trata también, de que sigan en su memoria.
¿Qué es lo que más te sorprendido de dirigir esta sección?
Fíjate, una de las cosas con las que me quedaría fue cuando, hace dos años, Carlos [Madrid, director de Cinema Jove] incorporó el cine con música en directo. Yo aluciné en cierta manera, me parecía que había cierto riesgo en esta decisión para una sección del festival con un público tan heterogéneo, meter a gente tan pequeña de siete y diez años con gente de dieciocho a ver una película de Chaplin con música en directo. Carlos lo tenía claro, y yo pensé: veremos cómo funciona. A mí me pareció muy bonito ver como la sala estaba llena, había muchas risas de niños muy pequeños que estaban sentados en el suelo y, sinceramente, me parece una experiencia preciosa por muchos motivos, entre ellos porque para muchos de ellos era la primera vez que veían una peli muda y acompañada con música en directo. Y encima produjo el mismo efecto que en gente mayor, que tenemos una capacidad para verlo y vivir una experiencia así. Me parece un momento mágico.
Este año habéis puesto en marcha la residencia de estudiantes. ¿Como ha ido la experiencia?
Pues el feedback que tenemos es bueno. Es complicado para muchos de los estudiantes por la edad en la que se encuentran, que han acabado sus estudios y piensan qué hacer y demás. Pero de los cinco estudiantes de la residencia hay uno que ya ha presentado corto a sección oficial de este año. Es verdad que los primeros años son de prueba error, a ver cómo funciona, en qué medidas se pueden mejorar, de qué manera se puede ir perfilando esta residencia, pero por parte de los profesores, de Gabi, Emilio y de Begoña [Soler], como por parte de los cinco proyectos, de momento ya tenemos un resultado, que se materialice el corto que fue tutorizado. Este año repetiremos la experiencia.
¿Sabes de algún chico que haya decidido hacerse director después de pasar por el Encuentro?
En la historia de festival, sí. Tenemos una cantera. Yo creo que una de las penas es no contar con una base de datos que te permita hacer mayor seguimiento. Por ejemplo, Daniel de La Orden, su corto fue ganador de la categoría C, y luego Santiago Segura también vino. La pena es hacer ese seguimiento y, por otra parte, luego tengo la sensación de que algunos de ellos, como Santiago Segura, que volvió por aquí hace pocos años, tienen un punto endiosamiento y hablar con los chavales era como algo que formaba parte del pasado. Me da pena que esto se pueda entender una transición que se deja atrás. Sea uno director, guionista o lo que sea. Otro caso es el de Michel Gaztambide, que no pasó por el Encuentro, pero se enteró de que existía y su mayor ilusión era saber qué hacían aquí los chavales. Hay personas que son de una manera y otras que son diferentes, pero la pena es no poder hacer un seguimiento. Sí, que tuviéramos una base de datos con los estudiantes de ahora y que de dentro de 15 años alguien pudiera consultarlos estaría muy bien.