“El truco para contar una película de fantasía es asegurarse de que se sienta tan real que creas que la has soñado”

CHRISTOPHER NEWMAN

Cuando hablamos del productor Christopher Newman, hablamos de una de las personalidades de la industria audiovisual que está tras el éxito de títulos como Juego de Tronos, con la que ganó 4 premios Emmy, o El señor de los anillos: los anillos de poder, la adaptación del universo de Tolkien que Amazon presentó el año pasado, Hermanos de sangre, Bones o Roma. Pero el trabajo de Newman comienza en los años setenta con títulos como Star Wars y otras películas como Supermán (las primeras, con Christopher Reeve), Los amigos de Peter, Mucho ruido y pocas nueces, Lo que queda del día, Notting Hill, Love actually, Match Point o Mamma Mia. Newman pasaba por el festival LabdeSeries que se está celebrando esta semana en Valencia para dar una charla magistral con el público, hoy viernes 28 a las 18h. en La Filmoteca. Aprovechando su paso por nuestra ciudad, los medios chalábamos con él sobre su trabajo como productor y muchas otras cosas.

En general, creo que la mayoría del público no sabe qué es un productor de cine o televisión. Para empezar, ¿podrías describirnos cuál es el trabajo del productor?
El título de producción cubre una variedad de trabajos, y todos pueden ser diferentes según el proyecto. Un productor puede recaudar el dinero para un proyecto, puede comprar los derechos de un libro, etc. Pero, sobre todo, es la persona que lleva el proyecto de la palabra escrita a la pantalla. Yo digo que la mejor definición de un productor es alguien que lleva una idea, un libro, un guion, de la página a la pantalla. El director, por supuesto, es quien lo filma, pero el productor es quien empieza con la idea. Al menos, me gusta pensar que así son las cosas.

Eres el productor de Juego de tronos, pero también has trabajado con Woody Allen. ¿Cuál es la diferencia entre una gran producción como Juego de tronos y una pequeña película como el cine de Allen?
Bueno, en realidad es lo mismo porque hay una cámara, hay un actor y hay una historia entre los dos. Creo que parte del trabajo, después de haber hecho tantos proyectos, es ignorar el tamaño de algo porque, al final, todo se reduce a lo que pasa ante la lente y el micrófono y lo que sale en la pantalla. Todo lo demás es ruido. Así que el tamaño de algo no debe asustarte o distraerte de lo que es el trabajo. El trabajo es la historia. La ventaja que tengo de haber hecho tanto es que creo que puedo filtrar mejor el ruido del tamaño, precisamente porque tuve ese problema cuando era más joven. Ahora he aprendido a evitar eso. La ventaja de tener a alguien que tenga experiencia, es que esa experiencia ayudará a la película de maneras que son desconocidas cuando comienza esa empresa. Hay una cita de Aldous Huxley que dice: la experiencia no es lo que te sucede, es lo que haces con ello. Eso es importante.

Puesto que has venido a hablar de fantasía, y mirando tu currículo, ¿cuál es la diferencia entre una serie como Juego de Tronos y El cristal oscuro, en la que también trabajaste?
(risas)

Quiero decir, ¿cómo ha cambiado la fantasía, su lenguaje, en general desde entonces?
Bueno, es interesante comparar los dos porque ambas fueron bastante innovadoras, a su manera. El cristal oscuro era muy inusual. La historia es muy simple, es como muchas historias, es el bien contra el mal, lo importante es el viaje que emprendes. A veces pienso que la dificultad de hacer una película con títeres es que, si no tienes cuidado, te puedes quedar atrapado en cómo hacer algo y te olvidas de la importancia de la historia, porque pasas días y semanas averiguando cómo unos títeres, que no tienen músculos, pueden llevar algo de un sitio a otro. En El cristal oscuro no había efectos visuales como los que tenemos ahora. Así que no podía confiar en arreglar las cosas luego, en postproducción. Entonces, tener que hacer las cosas de verdad te hacía esforzarte más. En Juego de tronos, obviamente teníamos más dinero y más habilidades, pero el principio de contar la historia, sin depender del artificio, es lo mismo. En otras palabras, se trata de hacer una narración a la antigua y cómo lo hacemos sin arruinarnos. En El cristal oscuro era algo similar porque, en la misma idea de hacerla, ya estaba implícita la posibilidad de arruinarnos porque nadie lo había hecho antes. George R.R. Martin escribió historias que se basan en la realidad de una tierra en una época de civilización con la que todos podemos relacionarnos. No era un lugar en el que nunca habíamos estado, por lo que si eres un fan de Juego de Tronos puedes ir a los lugares donde la filmamos. No puedes hacer eso en El cristal oscuro. Así que creo que el truco para contar una película de fantasía es asegurarse de que se sienta tan real que creas que la has soñado. No está tan disociado de tu propia experiencia. Y eso, la experiencia, puede ser tu imaginación. Suena muy simplista, pero yo le he dicho a la gente que, si logras que una audiencia use su imaginación para completar la historia, para continuar con la historia, tendrás éxito porque no hay muchas personas que encuentren fallas en su propia imaginación. No vas a criticar tu propia imaginación. Cuando eres un niño y juegas a un juego, ese juego es el mejor juego que te puedas imaginar. No terminas el día y dices: “Ese no fue un juego muy bueno”. Porque estás dentro de tu imaginación.

¿Crees que el público es el mismo o ha cambiado desde aquellos días en los que hiciste El cristal oscuro?
Creo que el público genera expectativas de dos maneras. Cuando vas a cualquier cine o en la televisión, quieres escuchar una historia que te guste. Si ves a algo que se anuncia que tiene espectáculo, entonces la expectativa es quedar impresionado. Y el esfuerzo por impresionar a la gente significa que estás tratando de crear cosas que la gente nunca antes ha visto. Y eso puede hacer que termines con un resultado final que no es parte de la historia, porque todo lo que quieres hacer es impresionar a la gente. Había un director de cine mudo llamado Allan Dwan, que comparó ver una película con las pirámides de Egipto. Hay un número limitado de tomas que puedes hacer de las pirámides de Egipto antes de que se vuelvan aburridas. Las pirámides de Egipto son maravillosas, pero no demasiado. Así que el punto más interesante, en realidad, es la historia de un esclavo que trabaja en las pirámides. No es la pirámide, él es un espectáculo por sí mismo. Hay que tener cuidado. Pero todo esto es mi opinión. No sé la opinión de Louis B. Mayer.

Estaba pensando en ti y me he acordado de un libro de William Goldman, el guionista: Las aventuras de un guionista en Hollywood. En el libro comenta que hay un momento en el mundo del cine en el que los ejecutivos de las compañías empiezan a tener una influencia mayor en los proyectos que los equipos creativos. A veces parece que es muy difícil que un creativo vea su proyecto como lo ha concebido al final del proceso. ¿Cómo ve la industria en este momento? ¿Es lo mismo que dijo Goldman?
Bueno, la clave de esto es el hecho de que es un negocio. Tienes que ganar dinero. Puede que haya una diferencia entre el viejo Hollywood y ahora, pero, aun así, tenían que ganar dinero y siempre había un punto de vista de alguien que afectaría la historia. El escritor crea algo y luego se queja cuando alguien lo cambia. Y probablemente tengan razón, pero, debido a que es un negocio, si vas a entrar en ese negocio, tienes que aceptarlo. A menos que quieras pagar por ello, alguien más podrá tener una mirada sobre tu trabajo. Creo que el punto interesante es encontrar dónde se juntan las dos cosas, cuando el dinero que se desea gastar se corresponde con la calidad de la historia. Y eso es lo que todos tratamos de hacer ahora. El problema es la cantidad de cosas que están haciendo ahora en la televisión. Es como una fiebre del oro. Todo el mundo está buscando oro, pero algunas personas están ganando dinero vendiendo las palas. Los servicios de streaming están ganando dinero al poner productos y, para eso, solo necesitan una gran cantidad de productos. Creo que es como la noche sigue al día, inevitablemente el producto no siempre tendrá la misma calidad porque hay diferentes criterios, diferente tipo de película, diferente costo del actor. Hay muchas cosas que intervienen en la decisión, pero creo que en el viejo Hollywood se podría decir que también había una persona que tomaba una decisión, ya fuera Louis B. Mayer, Warner Brothers o Irving Thalberg, un clásico. Era un genio. O eso es lo que leemos. No lo sabemos. ¿Decidió él solo que esa era la película a hacer o tenía otra opinión? Hay muchas cosas que entran a la hora de tener una opinión sobre cualquier cosa. En mi caso, si obtengo un guion, tengo que estar entusiasmado. Si recibo un guion y no puedo dejar de pasar la página, entonces sé que es un buen guion. No tengo que ser un genio del cine para saber esto. Tuve la suerte de trabajar en La guerra de Charlie Wilson con Tom Hanks. Cuando me uní al proyecto, ya estaban filmando en Marruecos y leí el guion escrito por Aaron Sorkin. Lo leí en el avión y era pasar página por página, no podía dejarlo, era compulsivo. La historia era muy interesante. Aunque puede que sólo me interese a mí. Resumiendo, si tuviera que hacer una película, me gustaría trabajar en algo que quisiera hacer y en lo que espero llevar a más gente conmigo. Juego de tronos, lo hicieron así… A David Benioff y Dan B. Weiss [creadores de la serie], les encantaron los libros. Estaban convencidos de que podrían convertirlo en una serie de televisión atractiva. En ningún momento pensaron: “vamos a conquistar el mundo de la televisión”. Simplemente, estás haciendo el mejor trabajo que puedes hacer con la historia.

Con todo este crecimiento de las plataformas de streaming ofreciendo productos, ¿crees que ahora es más difícil tener un gran éxito?
Es un espacio que está lleno de gente. Así que debes tener confianza, o quizá seas el beneficiario del boca a boca en las redes sociales que haga que tu programa sea exitoso. Como está tan lleno, ¿cómo logras que la audiencia oiga hablar sobre ti? Con Juego de tronos había unos carteles enormes. Eso ahora no sucede tanto porque es muy difícil para los servicios de streamig saber dónde tienen que poner su esfuerzo a la hora de vender. ¿Dónde lo dejan para que esté en la estantería? En los viejos tiempos, ibas a un video club y elegías una película para ver. El truco consistía en que el cineasta colocara su cinta en el estante para cogerla. Si no estaba en el estante, nadie lo iba a coger. Es el mismo problema que existe para los streamers, y es que, cuando enciendes tu página de inicio, algo en lo que gastaste 200 millones, quieres que la gente lo mire. Y, con suerte, esa es la razón por la que la gente se suscribe. Pero hay demasiadas cosas por ahí. Tal vez Los anillos del poder haya ayudado a Amazon a obtener una base de suscriptores porque la gente tenía curiosidad. Pero es un arma de doble filo. ¿Cuánto cuesta una curiosidad? Así que debo vigilarlo. No es lo buena que es la historia, es que debo verla. Cuando hicimos Hermanos de sangre, HBO sabía que no iban a ganar dinero con eso como proyecto porque iba a pasar a la televisión. Pero ayuda a atraer la gente, quieren verlo, así que compran el servicio. Es un escaparate para el resto de sus cosas. Hermanos de sangre fue el primer proyecto en que decidieron que podían vender después la caja de DVD. Nadie estaba haciendo eso en el 2000. Nadie está haciendo cajas ahora, por supuesto. Ya no se compran DVD’s, pero la idea de una colección surgió de esa serie. Y fue solo porque fue una experiencia única. Solo hacerla fue una experiencia extraordinaria. Los personajes, la narración… No conozco a nadie que no lo haya visto y no sintiera que fue una gran serie. Así que es una forma prolija de decir que creo que es un escenario muy concurrido, pero siempre habrá algo que se convierta en un acontecimiento. Siempre aparecerá una historia que sea atractiva y logrará atrapar la imaginación. Aunque es difícil lidiar con eso porque, como digo, hay mucho.

Hablas de las redes sociales, ¿cómo afectan las redes sociales a un productor?
Bueno, no disfruto con nada de eso, así que no leo nada. Yo prefiero el punto de vista de Greta Garbo, que es “déjame en paz”. Por ejemplo, creo que hay más misterio en torno a los actores cuanto menos sabes. Yo no quiero saber qué hace Matt Damon en su día libre. No lo hago, porque no quiero pensar en Matt Damon como Matt Damon. Quiero pensar en él como Jason Bourne. Puede que esté solo en esto, pero creo que, cuanto menos sabes sobre un actor, más convincente es en sus interpretaciones. Creo que, si sabes cómo funciona todo, entonces estás menos interesado. En el mundo natural, puede que te interesen los pingüinos y cómo funciona su vida social. Es interesante, pero no vas a ir a verlos moverse, a menos que vayas a ver Happy Feet (risas). Es lo mismo que conocer la vida cotidiana de los actores, creo que deben ser misteriosos. Si eres alguien que es un producto de las redes sociales, ya sea en programas de juegos o programas de telerrealidad, entonces, por supuesto, es algo diferente porque estás alimentando al público con eso. Pero en el caso de los actores que se entregan por completo a su actuación, no quiero saber nada más. Leí biografías de actores como Spencer Tracy. Nada de lo que haya leído sobre Spencer Tracy como actor y estrella de Hollywood arruina su trabajo. Para mí, siempre será ese personaje. Si sabes demasiado sobre las personas, siempre estás pensando en su vida real cuando estás mirando la pantalla. La vida real nunca debe interponerse en el camino de la historia. Y las redes sociales a veces torpedean eso.

Volviendo a la fantasía. ¿Por qué crees que hay tanta gente que hoy le gusta la fantasía? ¿Es un escape de la realidad o todo lo contrario?
Sí, supongo que está en la naturaleza humana querer escapar de la realidad del momento. Cómo se escapa de esa realidad, es una cosa individual. A veces para mí se trata de encontrar una buena historia que ver, también reveo películas. No tiene por qué ser una fantasía de otro mundo o de otro tiempo. Cuando digo fantasía no solo se trata de personas que pueden levantar cosas, o saltar cosas y volar. Yo era un gran fanático de los cómics con los que crecí, pero era una época un poco más simple. Me encanta la película original de Superman porque evoca un tiempo y un lugar, y todos pasamos tiempo mirando hacia atrás. Cuanto mayor eres, más miras hacia atrás. Y eso me parece agradable. Encuentro que Lawrence de Arabia es una película de fantasía, pero la gente nunca la llamaría una película de fantasía. Es una historia sobre algo, y alguien ha contado esa historia real sobre una persona real y puedes experimentar eso de la misma manera que si estuvieras viendo volar a Christopher Reeve por primera vez. Es ese momento de emoción. Ver a Peter O’Toole caminar en el tren con el sol detrás de él… Es lo mismo que le dice Supermán a Lois Lane: “no te preocupes, te tengo” Y ella le dice, “si me tienes, ¿quién te tiene a ti?” Ese tipo de momentos traen alegría a mi cerebro. Es un estímulo visual y si puedo encontrar esos momentos y ser parte de esos momentos en cualquier película, eso es genial.

Has nombrado una de mis películas favoritas: Lawrence of Arabia. Para terminar y volviendo, como dices, al pasado, me gustaría hacerte la última pregunta. Es una curiosidad personal. Tú trabajaste en Orlando de Sally Potter. Creo que es una película maravillosa. ¿Cómo recuerdas esa experiencia?
Bueno, cuando yo me hice cargo de la película ya habían filmado una parte. El asistente de dirección tuvo que irse, así que me uní al equipo. Bueno, no puedo decirte dónde nos unimos en la narración, pero ya habían filmado la secuencia del hielo en Londres, que se hizo en San Petersburgo, cuando el Támesis se congela. No filmé nada de eso, pero hice muchas cosas en la casa, no mucho después de que Orlando se convirtiera en hombre y tuve la suerte de seguir. Fuimos a Uzbekistán para filmar en Khiva, que es una de esas ciudades de la Ruta de la Seda, es decir que estamos hablando de Marco Polo. Así que, sí, fue una experiencia increíble. Y luego hice otra película con Sally porque disfrutamos trabajar juntos. Pero Orlando fue para mí un punto culminante. Tuve mucha suerte de conseguir el trabajo. Cuando digo suerte, me refiero a que estaba en el lugar correcto en el momento correcto. Y fue un reto porque había muy poco dinero y tomó mucho tiempo hacerla. El peinado, el maquillaje, el vestuario era grande y eso llevaba mucho tiempo y luego, por supuesto, tienes menos horas para filmar. Pero disfruté mucho de la película. No es por nada, pero mi hijo se llama Orlando. No fue por la película, pero nos gustaba el nombre. Aunque me gusta la idea de que fuera por la película.

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